lunes, 12 de septiembre de 2016

RENAULT SE PLANTEA DEJAR DE USAR LOS MOTORES DIÉSEL

Puede que veamos el final de los motores diésel en los vehículos ligeros antes de lo pensado. En declaraciones a la agencia Reuters, Thierry Bolloré, director delegado de competitividad de Renault, ha declarado que el grupo se plantea el uso de este tipo de motores a largo plazo.



El progresivo endurecimiento de las normas de emisiones y los cambios en la evaluación de las homologaciones van a encarecer de tal modo los costes de desarrollo de los motores diésel que los van a descartar del mercado de automóviles, según el directivo de la marca francesa.

A lo anterior se suma un progresivo retroceso en la demanda de este tipo de vehículos en Europa que, sin embargo, sigue suponiendo un alto porcentaje de las ventas en las marcas generalistas. Por ejemplo, de un 61% en el caso de la propia Renault. No obstante, en algunos de los modelos más populares en Europa, la caída de ventas anuales de las versiones diésel roza ya el 50%.

Los modelos más pequeños, con gasolina

El fenómeno ha empezado a afectar sobre todo a los modelos más pequeños y ciudadanos. Anticipándose a esta circunstancia, Renault ha renunciado a equipar con motorización diésel a su nuevo Twingo. Pero no es la única. El poderoso grupo PSA también es consciente del problema del gasóleo a medio plazo y ha renunciado asimismo a ofrecer motores de gasóleo en sus Peugeot 108 o Citroën C1. La tendencia hace prever a los analistas del sector que, en 2030, la presencia de vehículos particulares diésel en el mercado europeo sea inferior al 10%, en beneficio de los modelos eléctricos que, en ese horizonte, rebasarán el 20% de las matriculaciones.

La intención de "bajarse del carro" diésel ya es generalizada entre los mayores fabricantes. Matthias Müller, presidente ejecutivo de Volkswagen, ya expresó recientemente el sentimiento compartido con los responsables de otras marcas en el sentido de que la disminución de emisiones de gases nocivos de los motores convencionales se va a hacer cada vez más cara y compleja, mientras que la electrificación de los automóviles irá abaratándose paulatinamente. En ese contexto, el poderoso grupo alemán llegará a un punto en el que se tendrá que plantear si seguir invirtiendo tanto dinero en el desarrollo de motores diésel.

El dilema es el cuándo sucederá esta inflexión en la que los fabricantes abandonarán definitivamente los motores de ciclo diésel. Por ahora, siguen suponiendo el grueso de las ventas en el viejo continente y, paradójicamente, son indispensables para cumplir con las normativas actuales de emisiones.


Thomas Koch, director del Instituto Tecnológico de Karlsruhe en Alemania, declaraba a la prensa hace unos días que los motores diésel suponen un aporte despreciable en cuanto a la emisión de partículas nocivas a la atmósfera. En concreto, emiten muy poco CO2, por debajo de los motores de gasolina e incluso menos que el producido en el proceso de generación de electricidad para el suministro de las baterías de los vehículos de "cero emisiones". Los recientes estudios en Alemania confirman que la contribución de los motores de explosión en general a la polución global de estas grandes urbes es de tan solo un 7%, y achacable en su mayor parte a los vehículos obsoletos que siguen circulando.

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