La
Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE) ha lanzado una guía de primeros
auxilios en carretera para saber actuar ante accidentes, que subraya la
importancia de seguir el orden de actuación PAS (proteger, alertar, socorrer)
que establece que el auxiliador debe ponerse el chaleco reflectante, proteger
la seguridad del lugar, llamar al 112 y estar junto a las víctimas del
accidente, taparlas para mantener el calor corporal y no moverlas "bajo
ningún concepto".
Así, la guía
señala como "fundamental" que el auxiliador no se exponga a ningún
peligro a la hora de actuar. Para ello, debe detenerse en cuanto sea posible,
inmovilizar el vehículo de forma adecuada, ponerse el chaleco reflectante antes
de bajar del vehículo y no invadir la calzada.
A
continuación, indica que es prioritario restablecer o mantener la seguridad de
la circulación, mediante la inmovilización del vehículo accidentado fuera de la
calzada y de la parte transitable del arcén siempre que sea posible. También
estima conveniente parar el motor y cortar el encendido, y colocar los
triángulos de preseñalización de peligro a 50 metros como mínimo, visibles
desde 100 metros como mínimo, uno por delante y otro por detrás del obstáculo.
No obstante,
advierte de que hay que evitar modificar el estado de las cosas y las pruebas
que puedan ser útiles para determinar la responsabilidad del accidente,
"salvo que el no hacerlo perjudique la seguridad de los heridos o de la
circulación". Además, añade que, si hay alguna persona muerta o herida
grave no se debe modificar nada.
QUÉ
INFORMACIÓN DAR AL 112.
La guía
indica que, inmediatamente después de haber establecido la seguridad del lugar
del accidente, hay que avisar a los servicios de emergencia a través del 112
para recabar cuanto antes auxilio sanitario especializado y alerta de que la
supervivencia del herido depende de la rapidez con la que se realice la llamada
y de la información que se facilite a través de ella.
En dicha
información debe constar, según explica, el teléfono de contacto, la
localización del lugar del accidente, el número de heridos y la gravedad de los
mismos, las características y número de vehículos implicados así como
circunstancias especiales pudieran ser relevantes.
Finalmente,
para socorrer a las víctimas, la guía recomienda intentar acceder hasta la
proximidad de las víctimas para valorar el estado de consciencia del
accidentado, su respiración y si tiene circulación sanguínea, y permanecer
junto a ellas en todo momento explicándoles que la ayuda sanitaria ya está en
camino.
Además,
remarca que "bajo ningún concepto" se debe sacar a los heridos del
vehículo ni moverlos, salvo que sea totalmente necesario --como en el caso de
riesgo de incendio--. En este caso, precisa que se les debería mover entre
varios auxiliadores como si se tratara de un bloque rígido, manteniendo aliado
siempre el eje cabeza-cuello-tronco del herido.
Asimismo,
señala que el transporte de heridos a un hospital debe hacerse en vehículos
especialmente destinados para tal fin y por personal profesional y que sólo en
casos excepcionales se deberá trasladar al herido en vehículo particular, en
cuyo caso debe hacerse a velocidad moderada y respetando todas las normas de
circulación.
LO QUE NO SE
DEBE HACER.
Concretamente,
apunta que lo que no se debe de hacer a la hora de socorrer a un herido es:
Darle de beber, ni siquiera agua; retirar el casco a un motorista, a no ser que
se conozcan las técnicas de extracción y sea necesario; o darle medicamentos,
aplicar pomadas, cremas u otros productos en heridas o quemaduras.
Por el
contrario, subraya que lo que es imprescindible es: Hacer una valoración rápida
de la situación de los heridos; actuar con rapidez pero con serenidad; prestar
auxilio a los heridos según las circunstancias y gravedad de los mismos y no en
función del que más ayuda reclame o más grite; y dirigir la atención y ayuda,
en primer lugar, hacia las víctimas inconscientes o con dificultades
respiratorias graves o con hemorragias masivas.
Igualmente,
recomienda proteger el cuello de los heridos en todo momento de movimientos
bruscos; aflojar las prendas y ropas que puedan oprimir el cuello y las vías
respiratorias; tapar a los heridos incluso en verano, para que no pierdan calor
corporal; y evitar que los heridos anden.