Cuando empezó la aventura del
automóvil, las particularidades de su funcionamiento con ruido y vibraciones entre
otros aspectos inherentes a su marcha, a lo que se añadían las vías de tránsito
que exigían la máxima atención, no era fácil que el conductor pudiese perder la
atención.
Con las siguientes evoluciones
técnicas se han ido reduciendo tanto estos detalles, que rodando en carretera
recta puede que el conductor perciba mínimamente las sensaciones de que está
circulando en un automóvil.
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