LA CIUDAD SE DESPIERTA
Cuando la ciudad duerme en
verano todo parece transcurrir con normalidad. Los vehículos descansan junto a
las aceras pensando que en pocas horas tendrán que cumplir su función para lo
cual han sido preconcebidos.
Sin vehículos, una calle en
cualquier ciudad del mundo es una imagen del pasado. Parece como si el tiempo
se hubiera detenido. El único ruido en la madrugada es el silencio y el roce de
los árboles entre ellos movidos por el viento. Pero poco a poco, todo vuelve a
la normalidad: los coches se despiertan y se desperezan con el rugido del
motor, mientras salen de esas bocas grandes que se abren entre los edificios,
todos ellos arrancan junto a la acera para hacer suya un día más la calzada. Polución,
atascos, accidentes, un día más la ciudad se despierta.