sábado, 21 de junio de 2025

LUGARES POR DESCUBIR EN JAPÓN

Monte Zao y su "Monstruos de nieve" (Yamagata/Miyagi)




  • En invierno, las condiciones crean figuras fantasmales de nieve llamadas juhyo.

  • También es famoso por sus aguas termales sulfurosas de color turquesa.


Isla de Teshima y Naoshima (Prefectura de Kagawa)


  • Islas del mar interior de Seto, conocidas por su arte contemporáneo.

  • Museos de arte en medio de paisajes costeros, ideales para los amantes del arte y la arquitectura.

Hida-Furukawa (cerca de Takayama, Gifu)


  • Un pueblo encantador con canales llenos de carpas koi, arquitectura tradicional y un ambiente tranquilo.

  • Más auténtico y menos turístico que Takayama.

LA ROTONDA

 


Cada vez son más las ciudades que instalan cámaras para controlar el tránsito. Las llaman “caza multas” porque parecen estar ahí, precisamente, para eso: atrapar infractores al vuelo y emitir sanciones automáticas. La intención oficial es mejorar la seguridad vial. Pero yo me pregunto: ¿no deberíamos también preguntarnos cómo estamos corrigiendo a quienes se equivocan? ¿Estamos educando o simplemente castigando?

No discuto que haya infracciones graves que deben sancionarse con firmeza. Pasarse un semáforo en rojo, por ejemplo, pone en riesgo vidas. Pero, ¿qué pasa con el conductor que comete un error aislado, sin dolo ni intención de hacer daño? ¿Tiene sentido que reciba el mismo castigo que quien reincide y desafía la ley una y otra vez?

La automatización no distingue entre una distracción puntual y una conducta reiterada. Las cámaras no tienen criterio ni contexto. Solo detectan y sancionan. Y eso, en lugar de generar conciencia, puede provocar rechazo, desconfianza y la sensación de que el sistema está más interesado en recaudar que en proteger.

Educar debería ser el primer paso. Si alguien comete su primera infracción menor, ¿por qué no enviar una advertencia? ¿Por qué no ofrecer información sobre por qué esa conducta es de riego? Incorporar herramientas pedagógicas, especialmente con quienes no tienen antecedentes, puede generar un cambio mucho más duradero que una multa fría que llega por correo.

No se trata de eliminar las sanciones. Se trata de aplicarlas con sentido común. Un sistema que combine la tecnología con el análisis del historial del conductor, y que reserve las sanciones más duras para quienes realmente persisten en su conducta peligrosa, sería más justo y eficaz.

En definitiva, no podemos construir una cultura vial solo con miedo a la multa. La seguridad en las calles requiere responsabilidad, sí, pero también comprensión, formación y una buena dosis de humanidad.

PpBejarno

todomornews@gmail.com