Más de cincuenta ingenieros y
siete meses fueron necesarios para diseñar y llevar a cabo el proyecto del Mini
John Cooper Works Buggy que hoy sirve de montura a Carlos Sainz y su copiloto,
Lucas Cruz, en el Dakar 2019. Un amplio equipo humano y poco más de medio año
necesitó este coche de carreras para pasar de ser un simple dibujo sobre el
papel a convertirse en una realidad tangible capaz de saltar por las dunas y
pistas más complicadas de Latinoamérica.
Tras el Dakar 2018, que el
equipo tomó como banco de pruebas para este Mini de dos ruedas motrices, en
2019 compite una versión tocada por la varita mágica de Carlos Sainz, quien ha
aportado toda su experiencia para lograr una puesta a punto más certera y
adecuada a sus propias exigencias. Tal y como asegura Sven Quandt, director del
equipo X-Raid, "el apoyo durante el desarrollo del Mini John Cooper Works
Buggy nos ha llevado adelante en cuanto a los reglajes".