PALABRAS INNECESARIAS
El sencillo salón de actos está preparado para la conferencia-coloquio
sobre el coche eléctrico, con las medidas sanitarias requeridas por la
situación. Se abren las puertas y los asistentes provistos de mascarillas,
después del control de la temperatura y la desinfección de las manos con el
gel, van ocupando ordenadamente las butacas asignadas… Una localidad vacía
entre cada dos personas. Son asientos plegables de color azul oscuro. Las luces
de bajo consumo proporcionan un ambiente confortable. En el estrado un hombre
de unos cuarenta años, con traje gris marengo y una corbata roja, repasa un
catálogo portando unas gafas correctoras de su evidente presbicia. Junto a él,
una mujer de la misma edad, con un traje rojo y una larga melena de color
castaño, coloca panfletos en una pequeña mesa. Cuando el público está ubicado,
los dos conferenciantes toman asiento en sendas sillas… Se oye la voz cavernosa
del hombre de sienes nevadas y rostro orondo:
―Señoras y señores, muy buenas tardes.
Les agradecemos su asistencia y sin más dilación, mi socia, les va a hablar del
coche eléctrico… Posteriormente se procederá al coloquio.
―Doy la bienvenida a todas las
personas asistentes ―dice la mujer con voz serena y una
correcta prosodia.―
Como todos sabemos, el mundo de la
automoción está evolucionando a pasos agigantados y es probable que estemos
viviendo un momento crucial, como en su momento fue la implantación del motor
diésel… El cambio climático, la contaminación o la sobreexplotación de los
recursos naturales han sido el detonante que ha precipitado la llegada del
coche eléctrico… Son coches que, como su nombre indica, están impulsados por
energía eléctrica, posteriormente transformada en energía cinética…
Aprovechando esta disertación sobre el coche eléctrico, que
viene como de molde a la línea informativa de esta revista, les voy a hablar en
este escrito del uso de palabras o expresiones innecesarias que, desde mi punto
de vista, privan de fluidez al lenguaje. Por ejemplo, el presentador comienza
diciendo: “Señoras y señores”, que en este caso está muy bien, y así se ha
dicho siempre en cualquier presentación, ya sea el coche eléctrico, una obra de
teatro o un espectáculo musical. “¿Entonces dónde está el fallo?” Yo pienso que
el fallo se produce cuando caemos en la reiteración, y en un comentario que
dura un minuto podemos escuchar: “Las vecinas y los vecinos de este
distrito vamos a iniciar una protesta porque no tenemos espacios verdes para
que las niñas y los niños puedan jugar en compañía de sus amigas y amigos,
para mayor tranquilidad de las madres y de los padres…”
¿Les parece un poco exagerado?, creo que me he quedado corto.
¿Consideran muy machista mi apreciación? Puedo asegurarles que esa no es mi
intención. Y para que vean que mi preocupación es otra que ejercer de machista
que, dicho sea de paso, no lo soy, les voy a hablar del punto de inflexión.
En primer lugar, vamos a aclarar qué significa esa expresión: Son esos momentos
de nuestra existencia en los que cambiamos el rumbo y la vida da un giro con el que algo
cambia para mejor. “¿Y a qué viene esto?” Pues verán, que esas palabras pueden
resultar muy adecuadas y les pueden dar una forma estética al lenguaje escrito
y una atractiva sonoridad al lenguaje oral. Entonces, “¿cuál es el problema?”
Pues el problema es la repetición. Yo oigo y leo en los medios de comunicación
y escucho en el habla cotidiana esa expresión no sé cuántas veces cada día: “El
gol que marcó el jugador con el número 8 propició el punto de
inflexión para la victoria de su equipo”. “La actuación en la Bienal de
Flamenco supuso el punto de inflexión en su trayectoria profesional”. “Conocer
a mi pareja se convirtió en el punto de inflexión de mi vida
sentimental”. “El discurso pronunciado por el líder político fue el punto
de inflexión que determinó el resultado de las elecciones…” ¿No hay otras
palabras? Ayer presencié un debate, y cuando oí el punto de inflexión 5
veces, dejé de contar.
“Es que algunas expresiones hay que utilizarlas sí o sí”. Ahí
quería yo llegar. ¿Es necesaria esta expresión? Si yo pienso ir mañana a hacer
deporte, ¿tengo que decir: mañana iré a hacer deporte sí o sí?, ¿o
bastaría con: “mañana iré a hacer deporte? “Tenemos que hablar sí o sí”.
“Es necesaria la victoria sí o sí”. Pues bien, esas tres palabras llegan
a mis oídos, o a mi vista, con bastante menos frecuencia que la expresión
anterior, pero más veces de las que serían necesarias.
Cuidado, no estoy diciendo que esas formas de expresarse sean
incorrectas, lo único que ocurre es que me parece que emplean palabras
innecesarias y reiteran expresiones que no vienen al caso, de tal forma que,
como hemos dicho anteriormente, menoscaban la fluidez y la estética del
lenguaje, con el consiguiente cansancio de los oyentes o lectores.
Por ejemplo: “Las vecinas y los vecinos del distrito
nos manifestaremos para conseguir zonas verdes sí o sí, y esto será el
punto de inflexión para el esparcimiento de las niñas y de los niños”.
Podríamos cambiarlo por: “Las personas del distrito nos manifestaremos para
conseguir zonas verdes que mejoren la expansión infantil…” Es una sugerencia.
Con mis mejores deseos, saludos cordiales.
Fernando Monge
fmongef@gmail.com
14/febrero/2019
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