Con la llegada de las nuevas
tecnologías en materia de conducción autónoma, sistemas de visión y
reconocimiento láser para los coches, proyección y capacidad de procesamiento
de datos, nos encontramos con que estamos llegando a un punto en el que el
conductor será capaz de tener realidad aumentada en el parabrisas de su coche,
algo denominado como HUD (Head-Up Display).
Los dispositivos de realidad
aumentada no se limitan solo a móviles, sino que existen gafas como las
Microsoft Hololens o las Epson Moverio, que proyectan información justo en
nuestra línea de visión. Por ejemplo, seguro que muchos de los que ven
películas de ciencia ficción habrán visto como, en las naves espaciales, desde
el puente de mando proyectan información sobre las ventanas, normalmente
resaltando la nave enemiga y mostrando información sobre ella. Eso es realidad
aumentada, y a lo que algún día llegaremos.
Para poder generar algo útil
para el usuario, los dispositivos necesitan recoger información de sensores,
cámaras, Internet, etc. Por suerte, en la actualidad los coches son ordenadores
con ruedas, algo muy útil, y muchos cuentan con conexión a Internet -aunque
también tenemos conexión a Internet a través del móvil-, con lo que también
podemos recoger datos externos. En la actualidad, los sensores no se limitan a
saber cosas del propio coche, sino que tienen radares, cámaras para el día y
para la noche, etc, que pueden crear un mapa del entorno que rodea al coche.
Ahora, imaginemos que el
parabrisas es una gran pantalla transparente, donde se pueden mostrar imágenes
según lo que queramos. Estamos usando el navegador para ir a un lugar donde
nunca hemos ido, y el mapa del navegador ayuda, pero con la realidad aumentada
podemos proyectar una línea en el parabrisas, y esa línea se adapta
perfectamente a la carretera real. Nos indicará el carril por el que tenemos
que circular, la calle donde hay que hacer el giro, la distancia restante, o
incluso, poder cambiar de color si cree que vamos muy rápido y es una curva
complicada. Al final del trayecto nos puede resaltar la tienda a la que vamos,
o el edificio entero, por ejemplo.
Pero no solo nos limitamos a
la ciudad y a aplicaciones como el navegador. También podrá reconocer pasos de
cebra y realzar los colores o crear una barrera virtual para que lo veamos
mejor -de día o de noche-, y lo mismo con carriles bici, o con peatones,
bicicletas, patinetes eléctricos, etc. Esta funcionalidad nos hará conductores
más seguros, ya que podremos ver potenciales peligros en el parabrisas, aunque
no seamos capaces de verlo directamente.
Más de quince años
evolucionando
En la actualidad ya existen
sistemas que hacen parte de este trabajo, y que se empezaron a implementar en
modelos de alta gama allá por el año 2003. Algunas marcas proyectan sobre el
parabrisas en una pequeña parte enfrente del conductor, donde nos muestran la
velocidad actual, el límite de velocidad de la vía, indicaciones del navegador
-metros hasta tener que realizar una acción, por ejemplo-, y otras marcas optan
por proyectar sobre una pantalla polarizada, también enfrente de la visión del
conductor, sobre el salpicadero.
El problema de las primeras es
que las imágenes no llegan a ser tan brillantes como nos gustaría en un día de
mucho sol. El problema de las segundas es que algunas, al usar material
polarizado, pueden no ser visibles si usamos también gafas de sol polarizadas.
Las imágenes se proyectan a través de lo que se llama colimador, que es capaz
de modificar el paralelismo de los rayos de luz, dando la sensación de que lo
proyectado no está sobre el parabrisas, sino flotando en el aire a unos metros
de distancia. Esto ayuda a reducir la fatiga visual, ya que no hay que cambiar
el enfoque visual para verlo correctamente.
Como punto intermedio de lo
que vendrá y de lo que ya ofrecen las marcas existen compañías privadas que
venden dispositivos de realidad aumentada para el coche. Funcionan conectando
una parte al coche -para recoger datos- y otra a una conexión a Internet.
Tienen una o dos cámaras para calcular distancias a objetos y son capaces de
más o menos ajustar los gráficos generados a la forma real sobre la que quieren
proyectar.
Por supuesto, todo tiene su
lado negativo. En este caso se trata de una distracción adicional para el
conductor, que tiene que mirar a más sitios y procesar más información. Ese es
otro de los retos de quienes diseñen estos sistemas, hacerlos accesibles y
fáciles de entender para el usuario. ¿Afectará a la siniestralidad un aparato
que, en gran parte está diseñado para ayudar a reducirla? A corto plazo no
sabemos, pero un buen indicador será saber en qué dirección se moverán los
seguros de automóvil, y si penalizan o favorecen el uso de estos sistemas.
Por otra parte, cuando lleguen
los coches autónomos, el tener información disponible en el parabrisas, en vez
de una pantalla, ayudará a mucha gente a reducir mareos mientras acceden a información,
compartir contenido con el resto de los viajeros, y en general, hacer más ameno
el viaje
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