sábado, 23 de junio de 2018

CEDA EL PASO


                                 LOS ANUNCIOS DE LA TELE


El “Bar Nuevo” está repleto. Nadie se quiere perder el acontecimiento. En lo alto de la repisa, resalta el televisor que dejó a mediodía un radiotécnico recién incorporado a la experiencia audiovisual. Encima del mostrador, juguetea una amalgama de colores: el rojo oscuro del vermut, el dorado del vino joven, el blanco de los platitos ovalados, el verde de las pequeñas aceitunas, el pardo de los chocos fritos, el rosado del salchichón… Piscolabis que deleitan a los parroquianos y alivian la espera. Detrás de la barra, en forma de ángulo recto, dos jóvenes de trato amable se mueven sin cesar en su afán de complacer a la tumultuosa clientela… Algunos niños esperan el momento con ilusionada impaciencia.

Subido en una silla de madera, el técnico comienza a manipular los mandos del voluminoso receptor. La pantalla se llena de inquietos puntitos y emite un desagradable ruido… Pasan unos interminables minutos, va desapareciendo el ruido, van apareciendo unas líneas onduladas y, por fin, podemos ver las nítidas imágenes de nuestros primeros anuncios de la tele en blanco y negro, que generan una explosión de entusiasmo…



Esta escena pudo suceder en cualquier pueblo o ciudad de España a comienzos de los años 60. A continuación, los televisores pasaron a un recinto de uso exclusivo al que se accedía pagando una pequeña cantidad o haciendo alguna consumición. Las economías familiares no se podían permitir, aún, la compra de un receptor. Así que en estos centros de ocio, disfrutamos con  las primeras emisiones: las series —“Bonanza” o “El Fugitivo”—, los programas de variedades —“Gran Parada” o “Salto a la fama”—, las representaciones teatrales de “Estudio 1”, los concursos, la información de los Telediarios, el cine en “Sesión de Noche”, el deporte, los anuncios…

Poco a poco,los aparatos de televisión van llegando a los hogares españoles. En 1965, la UHF o Segunda Cadena comienza sus emisiones, con menos cobertura, pero con más programas culturales. En 1973, se compaginan las difusiones en color y en blanco y negro. Antena 3 y Tele 5 irrumpen en diciembre de 1989; es el comienzo de la televisión privada. Al mismo tiempo, las calles se van poblando de vehículos y nos vamos acostumbrando a los atascos, a las dificultades para encontrar aparcamientos, a los accidentes de tráfico…

“Estudios Moro”, factoría creadora de la “Familia Telerín” —Vamos a la cama…— y de la calabaza “Ruperta”, filma el primer anuncio de la Jefatura Central de Tráfico que, para generar conciencia, inicia sus campañas en cine y televisión. Usen casco o Enséñele a andar son avisos sugerentes de la década de los 60 para que la población se vaya familiarizando con las nuevas costumbres del tráfico rodado.

El aumento de vehículos y el creciente tirón de la televisión se convierten en un acicate para que los responsables de Seguridad Vial continúen con su empresa de concienciación encaminada al uso de buenas prácticas en la vía pública. ¡Dele tiempo!, entrañable mensaje de los años 70, invita a los conductores a respetar al peatón en semáforos o pasos de cebra. Si duda, no adelante, primera campaña protagonizada por una mujer,  supone un signo evidente de evolución social.

Cuando llegan los 80, con un coche en cada casa, la DGT utiliza a los niños en sus consejos para llegar a la fibra sensible de los conductores… Las vacaciones son para vivir es un explícito anuncio de esta década. El cantante y compositor Stevie Wonder, uno de los rostros populares incorporados a las campañas de concienciación, nos alerta de los peligros de conducir bajo los efectos del alcohol, una de las causas principales de los accidentes en la carretera. Con sus gafas oscuras y con su peculiar acento nos hace una invitación a la sensatez: Si bebes, no conduzcas.

Más tarde, ya en el siglo XXI, la DGT incrementa la crudeza de su publicidad. Muestra la sangre en sus vídeos que incluyen escenas reales, advierte de las severas secuelas de los accidentes —fracturas, amputaciones, lesiones
cerebrales…— y nos hace esta recomendación: Abróchate el cinturón, abróchate la vida.

En fin, es cierto que la televisión es un medio de comunicación controvertido, en el que podemos encontrarnos lo mejor y lo peor de nuestra sociedad, pero es incuestionable su contribución positiva a las campañas de Educación Vial. Eso sí, todos sabemos que el éxito o el fracaso de esas campañas está en nuestras manos, pues como dice el sugestivo mensaje de la DGT: No podemos conducir por ti.



Familia de TODOMOTOR, feliz recorrido por el recién estrenado verano.

Fernando Monge
23/junio/2018
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