Volkswagen pagará 1.210 millones de
dólares (1.070 millones de euros) a un total de 652 concesionarios de la marca
en Estados Unidos como compensación por el dieselgate. Una cuantía que forma
parte de los 16.500 millones de dólares que el fabricante alemán ha acordado
abonar como compensación por el escándalo de los motores trucados. De esta
forma, cada uno de estos concesionarios recibirá en torno a 1.850 millones de
dólares (1.646 millones de euros) durante los próximos 18 meses.
Por otra parte, de acuerdo a una
información de Reuters, el Departamento de Justicia de Estados Unidos, la
Comisión Federal y los abogados de los 475.000 propietarios afectados
presentaron el pasado viernes una serie de documentos en los que se solicita a
la justicia que apruebe en la audiencia judicial que se celebrará el próximo 18
de octubre la recompra de dichos vehículos por parte de Volkswagen y mayores
esfuerzos para remediar el asunto de los motores diésel.
Asimismo, en el escrito presentado
por los abogados de los concesionarios se asegura que estos no venderán ningún
Volkswagen más que equipe un motor diésel durante los años 2016 y 2017. Un veto
que ya comenzó a finales de 2015, cuando saltó el escándalo, cuya prolongación
durante dos años más insta a pensar que los motores diésel de Volkswagen no
volverán nunca más al mercado de Estados Unidos.
Pero los frentes abiertos de la
firma no terminan ahí. Cabe recordar que el fabricante alemán aún debe
encontrar una solución para los motores diésel de tres litros, una tarea en la
que ya están trabajando a fin de llegar a un acuerdo satisfactorio con las
autoridades. El Departamento de Justicia, por su parte, ha asegurado que se
sigue buscando "una solución técnica que reduzca las emisiones de estos
vehículos".
Asimismo, Volkswagen aportará 2.000
millones de dólares a lo largo de diez años para promover la construcción de
infraestructuras para los vehículos eléctricos, desarrollar una flota de coches
compartidos cero emisiones y otros esfuerzos para impulsar la compra de
vehículos ecológicos. Otros 2.700 millones de dólares irán destinados al
Gobierno norteamericano para favorecer la sustitución de autobuses públicos por
otros más nuevos e infraestructuras que ayuden a reducir las emisiones diésel.
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