Como referencia, resalta
que, en el año 2001, esta diferencia era tan sólo del 7%.
Entre las marcas que mayores
diferencias registran entre sus homologaciones y las pruebas reales, sobresale
Mercedes-Benz. La explicación que da el estudio a este creciente desfase entre
lo teórico y lo práctico se debe a varios factores. En primer lugar, algunos
sistemas como el Start&Stop es mucho más eficaz durante los ciclos de
homologación en los que el vehículo permanece estático más tiempo que en
situaciones reales. En segundo lugar, durante estos ciclos, muchos elementos
consumidores de energía como los climatizadores, asientos calefactables o
multimedia están apagados. lo que no suele ocurrir cuando el vehículo es utilizado
a diario.
Los datos en los que se basa
el estudio son los suministrados por el ICCT (International Council on Clean
Transportation), un organismo independiente que ya ha puesto de relieve en
varias ocasiones la validez de los tests actuales de homologación. El
procedimiento NEDC aplicado actualmente para homologar los consumos de los
automóviles data de hace tres décadas y está pendiente de su sustitución por un
nuevo ciclo WLTP, más próximo a las condciones reales de utilización del
automóvil.
Ránking y subterfugios
legales
Desde que la normativa
europea comenzó a endurecerse sobre lo que respecta a emisiones de CO2 (que
deberán bajar hasta 95 g/km en 2021), los fabricantes han ido buscando
subterfugios para homologar valores de consumo y emisiones más bajos. Como
denuncia el estudio, neumáticos con presiones altas o de baja fricción,
lubricantes especiales, desconexión de órganos eléctricos como el alternador o
cajas de cambio más ligeras, han sido utilizadas legalmente en las pruebas de
homologación para evitar sanciones de Bruselas. A ello se sumaría, según
recalcan las conclusiones de T&E, que en los procedimientos oficiales, los
fabricantes pueden declarar un 4 % de consumo por debajo de los resultados.
El ránking de divergencia en
cuanto a consumos está encabezado como hemos dicho por Mercedes-Benz, cuyos
modelos consumen hasta un 38 % más que lo declarado, seguida por BMW y Ford,
que presentarían una gran divergencia entre sus datos de consumo declarados y
los reales. A continuación estarían situadas General Motors y el grupo
Volkswagen, con una divergencia media y, finalmente, Renault, Fiat, PSA y
Toyota por este orden dececiente. Este último grupo de fabricantes está más
especializado en vehículos pequeños, por lo que sus menores consumos impedirían
diferencias tan flagrantes como las que se dan en las marcas premium.
Las reacciones entre los
fabricantes a este estudio no se han hecho esperar y algunos achacan la
manipulación de los datos a un lobby medioambiental para aumentar la presión
sobre el uso generalizado del automóvil.
Sanción a Hyundai/Kia en
EEUU
Al otro lado del Atlántico,
en los Estados Unidos, el grupo Hyundai/Kia ha sido por su parte sancionado por
el mismo motivo. En concreto las autoridades han impuesto una multa de 100
millones de dólares por mentir sobre el consumo de sus modelos allí
comercializados. La mayor multa jamás impuesta por la administración
norteamericana referente a la protección de la contaminación atmosférica. Eric
Holder, ministro de Justicia, ha declarado que "es un claro mensaje de que
hacer trampas no es rentable".
La sanción se ha repartido
entre 56,8 millones de dólares para Hyundai y 43,2 millones para Kia. Sumadas a
las pérdidas de ambas marcas por la pérdida de bonificaciones por bajas
emisiones y la devolución del precio de los vehículos a los clientes que lo han
devuelto, las pérdidas del fabricante superan los 300 millones de dólares. No
es sólo el grupo coreano el único investigado por la administración. BMW,
Mercedes y Ford también están en el punto de mira del departamento de
medioambiente.
Fuente: Juan Luis Soto/Ecocomotor.es
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