sábado, 5 de noviembre de 2022

LA ROTONDA

 

NAVIDAD EN UCRANIA

 




Ucrania es un país grande de Europa del Este conocido por sus iglesias ortodoxas, la costa del mar Negro y sus montañas boscosas. En Kiev, la capital, destaca la catedral de Santa Sofía, con su cúpula dorada y sus frescos y mosaicos del siglo XI. Frente al río Dniéper se encuentra el complejo monástico de Kiev Pechersk Lavra, un lugar de peregrinaje cristiano donde se conservan reliquias de tumbas de origen escita y catacumbas con restos momificados de monjes ortodoxos.

 Con 44 millones de habitantes, Ucrania, y 47 millones España, si todo sigue igual hoy en día, las navidades de uno y otro país serán muy diferentes.


En una guerra donde la mayoría de los ciudadanos son ajenas a la activación de esta, la estrategia de Goliat hace que la población sea la destinataria de misiles, bombas y todos aquellos artefactos que puedan hacer mella en la ciudadanía. Se trata de aniquilar a la población civil, y mientras el mundo asiste, con sus pros y contras, como convidado de piedra a la ejecución de un país, sí, los ucranianos, deambulan por su país sin rumbo, sin comida, sin refugio, y las familias enteras se convierten en nómadas gracias al hipotálamo de un ruso, que no es capaz de sentarse y solucionar los problemas en una mesa. Él y su familia se sentarán alrededor de una mesa, al calor de una chimenea, y se abrirán a sus tradiciones ancestrales.

Yo no digo que Putin sea el único culpable. Creo que todos nosotros somos los culpables de esto que está ocurriendo.

He hablado de Ucrania, pero podía referirme a Siria, Sur Sudán, República Centroafricana, Nigeria, República Democrática del Congo, Afganistán, Pakistán, Irak, todos estos países y sus poblaciones están sufriendo en sus carnes los avatares de una guerra, falta de alimentos, sanidad, trabajo. ¿Se imaginan una Navidad en estas condiciones?



Cuando la mayoría de nuestra civilización apuesta por la paz, y tenemos cascos azules dependientes de Naciones Unidas, y no somos capaces de arbitrar una serie de normas para que el sometimiento de unos países a otros, sea parte de nuestra historia. El ir a la Luna o Marte, encontrar una vacuna contra una enfermedad, o ponernos a la cabeza de las nuevas tecnologías, no tiene sentido.

El sentido común, entre todos nosotros, es un valor en alza. Necesitamos gestores, gobernantes, que antepongan el respeto a las personas a las normas para que el ser humano pueda seguir evolucionando.

Es verdad que hay por ahí pululando una serie de teorías que hablan del límite de habitantes que puede soportar el eje de la tierra, los recursos máximos que podemos producir para un número determinado de habitantes, y mil y una hipótesis que parecen que manejan aquellos que controlan los hilos de los seres humanos en un momento determinado de nuestra historia.

Creo que, en nuestro país, a lo largo de nuestra historia, los españoles hemos tenido que sufrir más de una Navidad, sin comida, sin vivienda, sin trabajo y sin esperanza. Por eso, creemos que nadie debería vivir una fiestas tan familiares en estas circunstancias.

Apelo a nuestros dirigentes para que pongan los medios necesarios para acabar con el sufrimiento sin sentido de personas que cambian su vida, y la de su familia por la determinación de esos grandes hombres y mujeres que quieren dejar su huella, solo por ser unos hijos de p….

Repasen los libros de historia y seguro que se van a encontrar a más de uno. Seamos todos solidarios, y luchemos para que nadie en el mundo sufra en soledad una Navidad impuesta de cartilla de racionamiento,

 

Con afecto y respeto,

 

Pepe Bejarano

todomotornews@gmail.com 

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