NAVIDAD EN UCRANIA
Ucrania es un país grande de
Europa del Este conocido por sus iglesias ortodoxas, la costa del mar Negro y
sus montañas boscosas. En Kiev, la capital, destaca la catedral de Santa Sofía,
con su cúpula dorada y sus frescos y mosaicos del siglo XI. Frente al río
Dniéper se encuentra el complejo monástico de Kiev Pechersk Lavra, un lugar de
peregrinaje cristiano donde se conservan reliquias de tumbas de origen escita y
catacumbas con restos momificados de monjes ortodoxos.
En una guerra donde la mayoría
de los ciudadanos son ajenas a la activación de esta, la estrategia de Goliat
hace que la población sea la destinataria de
misiles, bombas y todos aquellos artefactos que puedan hacer mella en la
ciudadanía. Se trata de aniquilar a la población civil, y mientras el mundo
asiste, con sus pros y contras, como convidado de piedra a la ejecución de un
país, sí, los ucranianos, deambulan por su país sin rumbo, sin comida, sin
refugio, y las familias enteras se convierten en nómadas gracias al hipotálamo
de un ruso, que no es capaz de sentarse y solucionar los problemas en una mesa.
Él y su familia se sentarán alrededor de una mesa, al calor de una chimenea, y
se abrirán a sus tradiciones ancestrales.
Yo no digo que Putin sea el
único culpable. Creo que todos nosotros somos los culpables de esto que está
ocurriendo.
He hablado de Ucrania, pero
podía referirme a Siria, Sur Sudán, República Centroafricana, Nigeria,
República Democrática del Congo, Afganistán, Pakistán, Irak, todos estos países
y sus poblaciones están sufriendo en sus carnes los avatares de una guerra, falta
de alimentos, sanidad, trabajo. ¿Se imaginan una Navidad en estas condiciones?
Cuando la mayoría de nuestra
civilización apuesta por la paz, y tenemos cascos azules dependientes de
Naciones Unidas, y no somos capaces de arbitrar una serie de normas para que el
sometimiento de unos países a otros, sea parte de nuestra historia. El ir a la Luna o Marte, encontrar
una vacuna contra una enfermedad, o ponernos a la cabeza de las nuevas
tecnologías, no tiene sentido.
El sentido común, entre todos
nosotros, es un valor en alza. Necesitamos gestores, gobernantes, que
antepongan el respeto a las personas a las normas para que el ser humano pueda
seguir evolucionando.
Es verdad que hay por ahí
pululando una serie de teorías que hablan del límite de habitantes que puede
soportar el eje de la tierra, los recursos máximos que podemos producir para un
número determinado de habitantes, y mil y una hipótesis que parecen que manejan
aquellos que controlan los hilos de los seres humanos en un momento determinado
de nuestra historia.
Creo que, en nuestro país, a
lo largo de nuestra historia, los españoles hemos tenido que sufrir más de una Navidad, sin comida, sin vivienda, sin trabajo y sin
esperanza. Por eso, creemos que nadie debería vivir una fiestas tan familiares en estas circunstancias.
Apelo a nuestros dirigentes
para que pongan los medios necesarios para acabar con el sufrimiento sin
sentido de personas que cambian su vida, y la de su familia por la
determinación de esos grandes hombres y mujeres que quieren dejar su huella,
solo por ser unos hijos de p….
Repasen los libros de historia
y seguro que se van a encontrar a más de uno. Seamos todos solidarios, y
luchemos para que nadie en el mundo sufra en soledad una Navidad impuesta de cartilla de racionamiento,
Con afecto y respeto,
Pepe Bejarano
todomotornews@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Solo comentarios relacionados con la información de la página.