sábado, 20 de junio de 2020

FORD PROTEGE EL INTERIOR DE TU COCHE CONTRA LOS EFECTOS DE GELES DESINFECTANTES

Los desinfectantes de manos a base de etanol son una herramienta importante en la batalla para mantener a raya la COVID-19, pero pueden envejecer el interior de tu coche prematuramente

El uso de desinfectante para manos durante la pandemia de COVID-19 ha disparado sus cifras de venta: en España, solo durante el mes de febrero, el consumo aumentó un 700 por ciento

Ford ayuda a asegurar que los vehículos de sus usuarios se vean bien por más tiempo asegurando que los interiores puedan soportar estos y otros nuevos desafíos probando los materiales en condiciones extremas

COLONIA, 17 de junio, 2020 – Debido a las normativas consecuencia de la COVID-19, mucha gente se lava las manos con desinfectante cuando vuelve a su coche después de un trayecto. Esto es bueno para la salud del dueño, pero podría ser malo para el interior del vehículo. Los productos químicos como el etanol, que suele encontrarse en los desinfectantes de manos, pueden reaccionar con las superficies del coche, haciendo que se desgasten prematuramente si no están protegidos por acabados especiales. 

Los ingenieros de Ford realizan pruebas con nuevos productos en los materiales usados en los vehículos de la compañía. Basándose en los resultados de las pruebas, la constitución química de los revestimientos protectores puede ser reformulada para asegurar que los interiores de los vehículos se mantengan en buen estado. Las pruebas también se aplican a los accesorios de almacenaje, vendidos a través de la División de Servicio al Cliente de Ford, como revestimientos del maletero o cubiertas plásticas interiores. 

"El desinfectante de manos es un producto que hemos visto usar cada vez más desde hace algunos años, así lleva siendo parte de nuestras pruebas desde hace mucho tiempo", cuenta Mark Montgomery, ingeniero superior de Materiales del Centro de Tecnología de Materiales para Ford Europa en el Centro Técnico de Dunton (Reino Unido). "Incluso el producto de apariencia más inofensiva puede resultar problemático al entrar en contacto con las superficies del vehículo, pero los desinfectantes de manos, la crema solar o el repelente de insectos pueden ser particularmente dañinos". 

El uso de desinfectantes de manos ha aumentado considerablemente desde el brote de la COVID-19. En España, solo durante el mes de febrero, las ventas de desinfectantes de manos se dispararon un 700 por cien. En Italia, las ventas de desinfectantes de manos se multiplicaron por 18 al comparar los datos semanales interanuales. Algunas previsiones recientes sugieren que el mercado mundial de desinfectantes para manos se multiplicará casi dos veces y media en 2020 con respecto a 2019

Aunque el desinfectante de manos ayuda a matar los gérmenes en las manos del usuario, y el interior de los vehículos Ford puede soportar sus potenciales efectos dañinos, no significa que el resto del vehículo esté libre de gérmenes, especialmente si se comparte con otras personas. Cuando limpies, evita utilizar productos que contengan lejía o peróxido de hidrógeno, así como productos a base de amoníaco, ya que pueden dañar los recubrimientos antidestellos y antihuellas. El desinfectante doméstico puede ser un método efectivo. 

"Se debe prestar especial atención a las áreas que se tocan con frecuencia, como el volante, los tiradores, la palanca de cambios, cualquier botón o pantalla táctil, los limpiaparabrisas y los intermitentes, los reposabrazos y los ajustes de los asientos", recuerda Jenny Dodman, oficial médico jefe de Ford Reino Unido. "Los cinturones de seguridad también ser prioridad en la lista de limpieza de cada conductor. El cinturón de seguridad se coloca sobre ti y es probable que sea ‘víctima’ de cualquier tos o estornudo". 

Los equipos de Ford en Dunton (Reino Unido), y Colonia (Alemania), prueban las muestras de material a temperaturas que en algunos casos pueden llegar a los 74°C, la temperatura que puede alcanzar el interior de un coche aparcado en la playa en un día caluroso. En otras pruebas simulan una exposición prolongada al sol, con muestras bombardeadas con luz ultravioleta hasta 1.152 horas (48 días). 

También prueban la resistencia de los plásticos a temperaturas bajas de hasta -30°C cuando se vuelven más frágiles, haciendo rebotar repetidamente una pesada bola de goma sobre ellos para asegurarse de que el plástico no se agriete.

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