Ya hemos dejado atrás aquellas
humaredas que los diésel producían y aquellas toxicidades que detectábamos al
respirar cuando circulábamos detrás de un automóvil, camión o furgoneta diésel.
Un motor diésel de última generación poco o nada tiene que ver con el de un
vehículo de gasoil de antes del año 2000. Los sistemas actuales de inyección
trabajan a una muy alta presión y usan inyectores de alta tecnología. Las
normas europeas anticontaminación exigen que los gases de escape salgan mucho
más limpios que en décadas anteriores.
Se recurre a varios sistemas
para conseguir que un diésel sea lo más limpio posible:
Comenzamos por el filtro de
partículas, que va instalado en el escape. Filtra los gases de escape mediante
una serie de tamices metálicos muy finos, quemando las partículas en suspensión
de los gases de escape. Para ello, necesita de una temperatura muy alta para
funcionar correctamente, que sólo se alcanza tras varios minutos de
funcionamiento.
La EGR, la válvula de
recirculación de gases de escape, también reduce la emisión de partículas
contaminantes desde el motor.
Los diésel más modernos, y
fabricados a partir del año 2009, equipan sistemas anticontaminación
adicionales. El más conocido es el sistema de inyección de AdBlue sobre los
gases de escape. El AdBlue es un líquido sintético que se rocía sobre los gases
de escape, reduciendo las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), un compuesto
contaminante inherente a la quema del gasóleo. Algunos coches evitan usar el
AdBlue y recurren a una trampa de NOx, que viene a ser una versión avanzada de
un catalizador. Todos estos sistemas añaden complejidad a un diésel moderno.
Es importante que estos
sistemas no fallen de forma prematura ya que son muy complejos y es primordial
que hagamos un mantenimiento apropiado. “Desde AMDA aconsejamos mantener los
coches diésel pertenecientes a las últimas generaciones en concesionarios
oficiales, por contener una mayor complejidad y tecnología para las cuales
nuestro personal de mantenimiento recibe cursos y formación continua”, afirma
Moisés González, Presidente de la Asociación Madrileña de Distribuidores de
Automóviles.
Por ello, sería primordial que
en estos motores tan complejos y apretados se respetase de forma escrupulosa
los plazos de mantenimiento. El cambio de aceite del motor debe hacerse
puntualmente, y no se debe estirar la cita con el taller más allá de los plazos
recomendados por el fabricante. Igualmente, es necesario emplear aceite de
calidad Premium. Importante es vigilar el AdBlue porque se va consumiendo.
También es importante que se mire el buen estado de la EGR y el filtro de
partículas.
Los motores diésel siempre han
sido los mejores para recorrer largas distancias con un bajo consumo. Los
sistemas anticontaminación modernos necesitan de una temperatura alta y un
régimen constante para funcionar correctamente, por lo que es importante cuidar
el motor haciendo una conducción lo más respetuosa posible con el medio
ambiente y con el propio vehículo.
No obstante, el problema de
calidad del aire de las ciudades no es tanto el CO2 como otras partículas que
emiten los vehículos diésel. En este sentido, sería importante que hubiera desde el Gobierno un enfoque integral
para el sector de la distribución del automóvil que recoja una fiscalidad nueva
y más verde que fomente la renovación del parque; la unificación de estos temas
en todo el territorio español; así como el fomento del vehículo eléctrico y de
bajas emisiones.
La futura subida del impuesto
al diésel no debe justificarse por las emisiones contaminantes de éste. Los
vehículos nuevos diésel emiten hasta un 84% menos de emisiones contaminantes
NOx y un 90% menos de partículas que los vehículos de gasoil con más de 15
años. Una mayor innovación tecnológica ha ayudado progresivamente a disminuir
el NOx y las partículas que emiten los motores diésel, igualándolos así a los
de gasolina. Las nuevas tecnologías que mencionábamos antes están contribuyendo
a que se consigan mayores reducciones. Además, gracias a las mayores exigencias
introducidas por los nuevos reglamentos WLTP y RDE, las emisiones de los
vehículos cada vez van a ser más bajas.
“Todas estas noticias
alarmistas sobre el diésel –que se escuchan continuamente- están generando una
incertidumbre entre los consumidores, tanto entre los que acaban de adquirir un
vehículo diésel nuevo como entre los que piensan comprar uno, que no benefician
a nadie: Perjudican a los concesionarios, a los fabricantes, a los ciudadanos
que ya tienen un vehículo diésel, al mercado de segunda mano de vehículos
diésel y a todos aquellos que necesitan cambiar su vehículo, pero especialmente
al transportista profesional, tenga la categoría de vehículo que tenga”,
asegura Moisés González, Presidente de AMDA.
Lo razonable sería que se
pactaran unos plazos adecuados y unas políticas no agresivas para que hubiera
una transición no forzada hacia una movilidad eléctrica y de bajas emisiones.
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