El piloto
de Audi, ganador de las 24 Horas de Le Mans, se sorprende con el funcionamiento
del sistema de gestión predictiva de energía.
La
información sobre el funcionamiento del sistema híbrido se muestra en la
pantalla central y ayuda a conducir de forma eficiente.
Realizando
la conducción adecuada, el Audi Q7 e-tron quattro puede alcanzar una autonomía
de más de 1.300 kilómetros.
Marcel Fässler no es un conductor cualquiera. Además de
sus tres victorias con Audi en la carrera de resistencia más famosa del mundo,
las 24 Horas de Le Mans, también es un experto a la hora de pilotar vehículos
híbridos; sin ir más lejos, el prototipo Audi R18 con el que participa en el
Campeonato del Mundo de Resistencia. Por eso su opinión al analizar el
asistente predictivo de eficiencia tiene especial relevancia.
Acompañado
por Philipp Seyberth, ingeniero especializado en gestión de la propulsión
híbrida, el piloto oficial de Audi, Marcel Fässler, realiza un recorrido de
casi 100 kilómetros por los alrededores de Madrid para comprobar las bondades
del nuevo Audi Q7 e-tron quattro y de su asistente predictivo de eficiencia.
Fässler tiene grandes conocimientos de cómo funcionan los sistemas de
propulsión híbridos y como sacarles el mayor rendimiento pero, aún así, se le
pide que obedezca las recomendaciones que le indique el asistente sobre el
estilo de conducción concreto que debe realizar en cada momento. Su sorpresa
con algunas de esas indicaciones es manifiesta; sin embargo, sigue las
instrucciones al pie de la letra y poco a poco va comprendiendo el por qué de
unas instrucciones que al principio le parecían equivocadas.
Al poco
de comenzar la prueba, el asistente predictivo de eficiencia envía una ligera
señal al pedal del acelerador “invitando” a levantar el pie del pedal del gas.
Fässler siente ese suave impulso y actúa en consecuencia, aunque pone cara de
extrañeza: “¡No entiendo que me sugiera dejar de acelerar cuando estamos justo
subiendo una pendiente!”. Segundos más tarde alcanzan la cresta de dicha colina
y empieza una pequeña bajada que, unos 200 metros más adelante, acaba en una
rotonda ya dentro de los límites de velocidad de una población. El ingeniero
Seyberth sonríe y, mirando al piloto, le dice: “Aquí tienes el motivo”.
Esa es
precisamente la clave del sistema predictivo de eficiencia. Marcel sólo ve que
por delante una subida, lo que instintivamente le haría seguir dando gas para
llegar bien a la cima, pero el Audi Q7 e-tron quattro dispone de mucha más
información. Por un lado, sabe que el tramo en cuesta que hay por delante lo
supera sin problemas con la energía eléctrica que queda acumulada en el sistema;
por otro, ya conoce que lo que viene después es una bajada corta y que, en poco
tiempo, habrá que frenar para no sobrepasar la velocidad marcada por la señal
que aparecerá, además de para afrontar la rotonda que Fässler tardará unos
segundos más en ver. La inteligencia artificial del coche calcula por
anticipado la cantidad de energía necesaria para recorrer los tramos que vienen
a continuación y optimiza su uso, cuando el conductor todavía no tiene ni la
más remota idea de lo que se va a encontrar.
Este
asistente predictivo de eficiencia, que además de en el Audi Q7 está disponible
en otros modelos Audi, como el A4 o el renovado A3, y que poco a poco se irá
extendiendo a otros vehículos de la gama, puede llegar a conseguir un ahorro de
combustible del 10%. Utiliza los datos de la ruta previamente marcada en el
sistema de navegación, para adaptar la velocidad a las distintas situaciones de
conducción, reconociendo la topografía del recorrido, los límites de velocidad
y el tráfico.
Pero,
¿qué ocurre si no introducimos nuestro destino en el navegador? En este caso,
el sistema se basa en los tres o cuatro kilómetros que vienen a continuación y
el software realiza sus predicciones según el radio de las próximas curvas, de
las pendientes o de las dificultades que detecte.
El Audi
Q7 e-tron quattro que ha probado Marcel Fässler dispone de un motor 3.0 TDI de
258 CV (190 kW), más otro eléctrico que eleva la potencia total a 373 CV (275
kW), con un impresionante par máximo de 700 Nm. La batería de iones de litio
necesita sólo 2 horas y media para cargarse por completo a través de una toma
de 380 voltios. La autonomía teórica en modo eléctrico es de 50 km, aunque si
aprovechamos bien la energía con este asistente predictivo de eficiencia
podemos conseguir incluso más.
La prueba
llevada a cabo por el triple vencedor de las 24 Horas de Le Mans en los
alrededores de la capital de España se componía de un total de 95,9 kilómetros,
que junto a Philipp Seyberth ha completado en hora y media, y en los que
únicamente ha gastado 3,9 litros de combustible, realizando el 68,6% del
recorrido sin la intervención de la mecánica diésel y, por tanto, sin emitir
ningún tipo de gas contaminante.
Después
de programar el recorrido en el navegador, la primera parte de la ruta se ha realizado
prácticamente con el motor de combustión, pero aprovechando siempre que se
podía las zonas de recuperación de energía eléctrica y funcionando “a vela”
para ahorrar combustible. El sistema ha decidido que lo mejor sería guardar
dicha energía eléctrica para más adelante, cuando los tramos de carretera
fueran más favorables a esa estrategia. Eso no quita para que, en un par de
ocasiones, Fässler haya ignorado las recomendaciones del asistente predictivo
de eficiencia y pisara a fondo el pedal del acelerador en el momento de
adelantar a otros vehículos. En esos instantes, el motor térmico y el eléctrico
trabajan conjuntamente y proporcionan una sorprendente respuesta que hace la
maniobra rápida y segura.
El piloto
de Audi, acostumbrado a un sistema similar en su prototipo de competición,
queda maravillado por cómo funciona en el Q7 e-tron. “Hay que estar muy atento
para darse cuenta cuándo funciona el propulsor TDI y cuándo está desconectado.
Es tan suave y silenciosa la interacción del sistema que apenas percibes los
cambios”, comenta Fässler.
En el
final de la prueba, con el tráfico típico en torno a Madrid, el coche se mueve
sólo con el motor eléctrico, gracias a que la batería ha guardado la cantidad
necesaria para estas condiciones de circulación. “Uno va más atento con este
vehículo que con uno convencional”, comenta el especialista en Le Mans. En
efecto, el conductor está pendiente de la gran cantidad de información que se
le suministra a través del cuadro de instrumentos digital Audi virtual cockpit,
de la gran pantalla central del sistema de información y entretenimiento MMI y
del pedal de acelerador activo. Conseguir la conducción más eficiente requiere
estar concentrado para seguir los datos de las pantallas y las señales sobre el
pie derecho. Es una forma agradable de mantener los cinco sentidos en la
carretera.
El
asistente predictivo de eficiencia es un ejemplo más de cómo Audi aprovecha
toda su experiencia en las competiciones del máximo nivel (en este caso, en el
Campeonato del Mundo de Resistencia, donde hay un complejo reglamento que
obliga a gestionar la energía de la forma más conveniente), para trasvasar la
tecnología más vanguardista e innovadora a sus vehículos de producción en
serie.
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