La Comisión Europea ha presentado este miércoles una
propuesta para reformar el sistema de homologación de vehículos que prevé
multas de hasta 30.000 euros por vehículo trucado, así como la posibilidad de
suspender y retirar el permiso a los servicios técnicos que los avalen.
Además, el Ejecutivo comunitario propone un sistema de
vigilancia controlar la adecuación a las normas comunitarias de vehículos que
ya se encuentran en circulación. Mientras que el marco actual recoge
principalmente controles previos, Bruselas pretende que en el futuro los
Estados miembros y la propia Comisión Europea puedan llevar a cabo chequeos
aleatorios de vehículos en el mercado.
Por otro lado, Bruselas quiere reforzar la
independencia y la calidad de los test mediante una modificación del sistema de
autorización de servicios técnicos, que serán auditados regularmente para
mantener su denominación. El objetivo es evitar los conflictos de interés entre
los fabricantes de vehículos y las inspecciones técnicas.
No obstante, esta reforma debe recibir el visto bueno
por parte del Parlamento Europeo y por los Estados miembro.
El vicepresidente de la Comisión Europea para el
Empleo, el Crecimiento, la Inversión y la Competitividad, Jyrki Katainen, ha
destacado que el escándalo de manipulación de emisiones de la firma alemana
Volkswagen "demostró que el sistema que permite a los coches su
circulación necesita ser mejorado".
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