LA LIEBRE Y LA TORTUGA
La
fábula es uno de los más antiguos géneros de la literatura universal. Se trata
de un relato breve protagonizado por animales que se comunican como si fuesen
personas —figura literaria llamada prosopopeya o personificación— y termina con
una lección o enseñanza que recibe el nombre de moraleja. Entre los más famosos
autores de este género está Esopo, escritor griego al que podríamos situar en
el siglo VI a. C., digo podríamos, porque, igual que ocurre con Homero, existen
serias dudas sobre si fue un personaje real. Pero no vamos a entrar en farragosos
detalles y nos vamos a centrar en las fábulas que se le atribuyen.
Concretamente, en este artículo, nos vamos a quedar con “La liebre y la
tortuga” que, aunque de sobra conocida por todos los lectores, no está de más
recordarla:
“Una
liebre vio cómo caminaba una tortuga y comenzó a burlarse de su lentitud y de
la longitud de sus patas. Sin embargo, la tortuga le aseguró que podía ganarle
una carrera. La liebre, considerando que era imposible perder el reto, aceptó.
Ambas pidieron a la zorra que señalara la meta y al cuervo que hiciera de juez
y los dos asumieron esa responsabilidad.