Hace 85 años, en el mes de
octubre de 1934, Skoda utilizó por primera vez la denominación Superb. En aquel
momento no hacía referencia a un modelo concreto, sino que era una manera de
resaltar la calidad y el confort de las berlinas de lujo que salían de la planta
de Mladá Boleslav.
Tras un largo parón, la firma
checa recuperó en 2001 el nombre de Superb, esta vez sí, para darle nombre a un
modelo de su gama. Y no a uno cualquiera, sino al que iba a ser su buque
insignia, el coche que habría de servir como escaparte tecnológico de una marca
que, en ese momento, comenzaba a dar un salto cualitativo exponencial.
Pero volvamos a los orígenes.
Otoño de 1934: nace el Skoda 640, el primero en portar la insignia de Superb.
Para todos aquellos que tengan en mente algo así como un coche generalista de
preguerra, deben saber que aquel modelo era de lo más avanzado que había en la
época. Se trataba de una berlina de tamaño generoso (5,5 metros de longitud,
más que un Mercedes-Benz Clase S actual), asentada sobre un chasis tubular con
suspensión independiente. Estaba disponible con carrocería cerrada o
descapotable y bajo el capó escondía un motor de seis cilindros y 55 CV, que
era todo un adelanto para la época.
Los años fueron pasando y
aquella berlina se fue perfeccionando. Primero aumentaron las posibilidades de
su catálogo de opciones (los pasajeros de los asientos traseros podían
disfrutar de una moderna radio); después llegaron nuevos motores, entre los que
figuraban un seis cilindros de 80 CV y hasta un V8 que se fabricó en una
pequeña serie.
Tras sobrevivir a la II Guerra
Mundial, con una Skoda centrada en la fabricación de vehículos para uso
militar, en 1949 el Skoda 640 Superb cesaba su fabricación con un número
considerable de unidades vendidas desde el inicio de su comercialización. La
idea de aquella gran berlina permanecería en el letargo durante medio siglo, justo
a hasta la llegada del primer Superb moderno.
2001 fue el año del regreso. A
partir de aquí, la historia ya es bien conocida para nosotros. De la mano del
grupo Volkswagen, se lanzó al mercado un coche de dimensiones notables, con un
interior especialmente bien aprovechado y con una relación calidad/precio
imbatible. En aquellos años, para encontrar un vehículo con espacio tan
sobresaliente en las plazas traseras había que dirigir la mirada hacia las
grandes berlinas de las marcas premium. Así que se podía decir que no tenía
rival en el segmento generalista.
Y esto sigue siendo igual hoy,
si bien con la llegada de la segunda y tercera generaciones, el Skoda Superb ha
ido creciendo en sus aspiraciones con la llegada de la carrocería Combi, la
versión campera Scout o la variante híbrida enchufable que llegará al mercado
antes de que termine este mismo año. Felicidades, Superb, por esas 85 velas que
ahora toca soplar en esa merecida tarta de cumpleaños. El centenario está a
tiro de piedra.
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