FUENTE DE INSPIRACIÓN
Todo lo que está mal se puede
cambiar con el tiempo y con EDUCACIÓN, nunca con represiones. Por lo menos, eso
debería de planificarse a largo plazo, para poder enderezar el camino mal
andado.
Los pupitres envejecidos eran
un todo en esa clase donde más de cincuenta alumnos respirábamos ese olor
especial a madera vieja, tiza rota y goma de borrar.
Frente a nosotros una pizarra
gigante, que acogía todas las explicaciones gráficas que don Rafael nos iba
inculcando cada día, de diez a una y media, y de tres a cinco.
Recuerdo que el sitio era el
mismo, pero con el paso de los años, solo iban cambiando los maestros o
maestras. Los pupitres seguían en su lugar, la pizarra estaba incrustada en la
pared, y los olores de siempre ya los traíamos de casa. El olor al colegio
donde, aunque viva cien vidas, siempre lo llevaré en ese rincón de mi cerebro
donde se guardan los buenos y los malos recuerdos.
Un silbato o unas palmadas, no
recuerdo bien, nos advertían que teníamos que colocarnos en fila por clases y
cursos. Eso sí, antes de entrar, todos alineados cantábamos el himno de España
o Marcha Real del escritor gaditano José María Pemán. ¡Qué activistas han sido
siempre los gaditanos! Revolucionarios de salada claridad impregnados por la
caleta, con reminiscencias de la primera Constitución española “La Pepa”, hasta
nuestros días, donde mires, allí hay un gaditano,
para reivindicar algo. Y es que Cádiz, tacita de plata, es un territorio tan
pequeño que los gaditanos y gaditanas se salen del mapa. El caso es que, cada
mañana, allí estaba yo entonando el himno de España, entonces con letra, antes
de enfilarme hacía la clase, donde esperábamos a los maestros de pie, en
nuestros pupitres, y hasta que el ínclito no llegaba a su mesa, y nos lo
indicaba, no nos sentábamos.
Eso del chismorreo en clase,
nada de nada. A la primera de cambio, te
ponían de pie mirando a la pizarra durante un buen rato, o quiero recordar,
incluso de rodillas. El don o doña del maestro era obligatorio, el respeto a
nuestros compañeros era otra de las materias no reservadas, y además si te
pasabas, tenías premios. Recuerdo a un maestro
que le gustaba sacar la violencia a pasear, tironcito de las patillas que hacía
que te pusieras de puntilla en el sitio, con dolor, mucho dolor. Otros, en
cursos más superiores, incluso sacaban la regla a pasear, una regla que era de
madera y de dimensiones considerables que te dejaban el recadito en las palmas
de las manos. Afortunadamente eran otros tiempos. No me quiero imaginar la
educación que esos maestros, que actuaban de esa manera, tuvieron que recibir
para poner en práctica esos métodos de enseñanza, que hoy por hoy ya son
historia.
Eso sí, recuerdo en 7º y 8º,
otra generación de profesores, más humanos, educados, preparados, vocacionales
que nos hicieron olvidar todos aquellos represivos métodos de enseñanza que no
enseñaban nada, solo odio y poco de aquello por lo que íbamos a las escuelas,
para aprender y entender todas aquellas asignaturas que en un futuro no muy
lejano nos hicieran hombres y mujeres preparados para afrontar nuestro futuro.
Sí, recuerdo aquellos
profesores que hacían de sus clases amenas e instructivas un sitio al que uno
sabía que no podía faltar, sobre todo, porque le parecía interesante. Esas
puestas en común, esos temas de actualidad, cómo entre todos vivíamos las
asignaturas, sobre todo aquellas que se nos atragantaban un poco más.
He querido hacer este
preámbulo, porque no puedo creer que, todavía en pleno siglo XXI, algunos no
hayamos aprendido nada.
Más de 470 conductores son
detectados cada día al volante habiendo consumido alcohol o drogas.
Respecto a las pruebas de detección
del alcohol, durante los siete días se han realizado 196.480 pruebas y 1.939
conductores dieron positivo. De ellos, 1.696 fueron detectados en controles
preventivos, 128 tras haber cometido una infracción, otros 99 por estar
implicados en un accidente y 16 más por presentar síntomas evidentes de ingesta
de esta sustancia.
De los 1.696 conductores que
dieron positivo, a 248 se les han instruido diligencias para su posterior
traslado a la autoridad judicial por superar la tasa de 0,60 mg/l en aire espirado.
Además, contra otros 10 conductores, se han abierto diligencias y han sido
puestos a disposición judicial por negarse a realizar las pruebas de
alcoholemia.
En lo referente a las drogas,
de las 3.826 pruebas de detección de drogas que se realizaron a conductores,
1.360 resultaron positivas en los test indiciarios, de ellos, 1.166 detectados
en controles preventivos, 139 tras haber cometido una infracción y 55 por estar
implicados en un accidente.
De los 1.360 conductores que
dieron positivo a drogas, a 14 de ellos se les instruyó diligencias para su
posterior traslado a la autoridad judicial, a 10 por conducir bajo las
influencias de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas y a
los 4 restantes por negar a someterse a dichas pruebas.
Como viene siendo habitual,
entre las drogas más consumidas están el cannabis (959 casos), la cocaína (524
casos) y las anfetaminas (197casos).
Estos datos me hacen
reflexionar cada día, ¿Qué habría que hacer para que esta pandemia que son los
accidentes de tráficos en el mundo se reduzca de una vez por todas?
Si todo el mundo no puede
conducir un vehículo ¿Por qué se les provee de un permiso para conducir
vehículos? Es evidente que demuestran que son aptos para conducirlos porque
aprueban una serie de requisitos técnicos y teóricos, que así lo demuestran.
¿Pero no habría que ir un poco más allá? Si algunas personalidades desobedecen
una serie de normas impuestas para la seguridad de todos. ¿No habría que
detectar entre los opositores a esas personalidades y que pudieran pasar un
examen psicológico que lo facultara apto para poder manejar un vehículo?
Es muy fácil, cuando un señor
o una señora realiza una oposición donde se requiera un arma de fuego, estos
tienen que pasar unas pruebas psicológicas que les permitan poder autorizarlos
a llevarla.
¡Ya! Posiblemente, la mayoría
de los que hoy conducimos no seríamos aptos para llevar un vehículo, y, por
ende, compraríamos menos vehículos, y se resentiría el mercado, más de lo que
ya está. La vida o la muerte se reducen, como muchas cosas, a un simple
razonamiento de mercado.
Por eso, pienso que ÉL y ELLA,
nuestros profesores, los comprometidos, aquellos a los que les gusta enseñar,
estarían encantado desde pequeñitos de formarnos en otra materia, donde se dan
la mano, solidaridad, tolerancia y responsabilidad, les estoy hablando de
SEGURIDAD VIAL.
Hacen falta formadores, antes
de que sigan subiendo las cifras de muertos en las carreteras, las cifras de
conductores que conducen cuando han bebido alcohol o han consumido drogas.
Ahora es el momento, ahora
cuando le decimos hola al verano, cuando nuestros pueblos y ciudades se visten
de Fiestas y Ferias, ahora es el momento de ser responsables, y ahora es el
momento de recordar con respeto y cariño a aquellos que fueron mis profesores,
mis maestros y que, sobre todo, me enseñaron a respetar a los demás, para poder
respetarme a mí mismo.
Gracias a todos y a todas, soy
la semilla y el fruto de una sociedad,
A todos los maestros, con afecto y respeto,
Pepe Bejarano
todomotorsevilla@gmail.com
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