La NIPACE, segunda ganadora de
la XVI Edición de las 24 Horas Ford, con un premio de 20.000 €.
Ese dinero se destinará a la
adquisición de un robot que ayudará a caminar a niños con parálisis cerebral.
Ramón Rebollo (Presidente de
NIPACE): "Ford puede estar más que orgulloso, porque lo que hemos vivido
hoy solo se vive aquí".
Segundo año en el que NIPACE participa en las 24 horas Ford, y segundo año en
el que se sube al pódium de los ganadores. En 2017 ganaron la carrera y se
llevaron a casa 30.000 euros. Este año han sido 20.000 y es que ningún dinero
es suficiente cuando se trata de ayudar al máximo número de niños enfermos y
sus familias.
Esa suma supone el último
empujón para adquirir un robot con el que ayudar a los niños con parálisis
cerebral. Se trata del LOKOMAT V6, "enfocado para el entrenamiento de la
marcha de niños con parálisis cerebral. A través de una marcha robotizada y de
repeticiones con el niño, conseguimos que esa postura y formas de caminar
correctas se graben en él y quiera repetir esos movimientos bien hechos al
quitarle el robot. Lo que conseguimos, en muchos casos, es que el niño pueda
caminar por sí solo", comenta entusiasmado Ramón Rebollo, director de
NIPACE. Gracias a empresas como Ford, niños con parálisis cerebral podrán
caminar. Y es que el LOKOMAT V6 cuesta 451.000 euros...
NIPACE nació hace 20 años,
cuando Ramón y su mujer tuvieron una hija con parálisis cerebral. Investigando,
se encontraron con un "centro en Polonia donde hacían tratamiento
intensivo y ponían a los niños un traje con unas gomas elásticas que simulaban
a los músculos y ponían el cuerpo en una posición correcta. Haciendo ejercicios
con el traje de forma intensiva durante el mes los niños mejoraban
muchísimo", recuerda Ramón Rebollo, presidente de NIPACE. Cuando la pareja
volvió a nuestro país decidió crear NIPACE para que "otras familias se
pudieran beneficiar de lo que vimos".
Pero quién les iba a decir que
en 2018 fuesen a atender a 220 niños de toda España y so que
"desgraciadamente, aún tenemos a 38 familias en lista de espera para que
puedan recibir el tratamiento", comenta Ramón. También comparte que se ha
creado una enorme familia entorno a la parálisis cerebral y los profesionales
que trabajan con ellos, que "independientemente de la tecnología, tienen
unas manos maravillosas para tratar a nuestros niños".
Dos ejemplos de superación y
motivación
En NIPACE hay tantas historias
de niños que no dejan de luchar por seguir adelante.... Como Asier, que gracias
a la ayuda de NIPACE, ha visto cómo su vida ha mejorado en muchos sentidos. A
las pocas semanas de nacer le tuvieron que ingresar por una polipnea -un
aumento de la frecuencia y profundidad respiratorias- y al mes entró en parada
en los mismos brazos de su padre; y, posteriormente, en coma durante dos
semanas.
Pero Asier comenzó su lucha y
se aferró a la vida. Fue a los tres años cuando llegó andando a las puertas de
NIPACE, de la mano de su madre: cuando le se soltaba no daba muchos pasos antes
de caerse. Gracias a los tratamientos empezó a andar solo y "desde ese
momento, NIPACE ha sido de las cosas mejores que han pasado por mi vida.
Seguiremos yendo mientras podamos, porque ellos tienen mucha culpa de que su
neuro diga que Asier es un milagrito y un ejemplo", cuenta llena de
esperanza su madre.
Alba tiene parálisis cerebral
desde que nació. Durante sus primeros quince minutos de vida sufrió una parada
respiratoria. Quince interminables minutos en los que luchó por recibir el
oxígeno necesario para seguir adelante. La parte del cerebro encargada de todo
lo motor quedó dañada y ella se quedó atrapada en su cuerpo: deseaba moverse y
explorar todo lo que le rodeaba, pero no podía. "También se muere de ganas
por bailar y correr... pero su cerebro se lo impide, ¡su mirada está llena de
ganas de explorar, de descubrir y, sobre todo, de hacer!", comparte la
madre de Alba. Ha ha sido una suerte encontrar una fundación donde les
entienden y se desviven por hacer que Alba mejore día a día. "¡Ay NIPACE!
¡Es un ángel caído del cielo para hacer milagros en la tierra... Cada
profesional de ese lugar es como si tuviera el poder mágico de arrancar
sonrisas, y llenar de posibilidades a cada niño que entra allí!", concluye
ilusionada.
"Ford puede estar más que
orgulloso porque lo que hemos vivido hoy solo se vive aquí", concluye
Ramón Rebollo al recibir el premio de 20.000 €. Un premio que cambiará muchas
vidas.
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