DE LA PESETA AL EURO
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Nos
situamos en la década de los 60, cuando la llegada de la televisión, fenómeno de comunicación audiovisual, dio un
giro a nuestras vidas. Como los precios de los televisores no estaban al
alcance de las familias, los primeros aparatos se instalaron en los bares, que
destinaban un recinto, más o menos amplio, al uso y disfrute de las personas de
cualquier edad o sexo. El acceso a ese recinto nos obligaba consumir alguna
bebida —vaso de refresco, copa de vino o café—, que suponía el desembolso de 1
céntimo… En 1965, el salario mínimo interprofesional (SMI) —que comenzó su
andadura en 1963— no llegaba a los 11 euros mensuales.
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Teniendo
en cuenta que la situación económica y social de esas décadas mostraba una apreciable
diferencia coyuntural con la que teníamos cuando llegó el euro, convengamos que
los párrafos anteriores son únicamente nostálgicos recuerdos que no reflejan
con rigor los efectos dolosos que para la economía familiar supuso la llegada
del euro...
Desde
1999, el euro es la moneda oficial de las instituciones de la Unión Europea.
España acuñó monedas, fechadas en 1999, 2000 y 2001, que no se pusieron en
circulación hasta el año 2002. Mientras tanto, estuvieron depositadas en la
Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. La Nochevieja de 2001, TVE nos brindó un spot de bienvenida a la nueva
moneda que iba a entrar en vigor al día siguiente… Así que el 1 de enero de
2002, día festivo, se introdujeron los billetes y monedas de euro en nuestro
país… Abrieron los bancos, hubo colas en los cajeros… Comenzó la muerte de la
peseta, la entrañable “rubia” que dejó detrás 133 años de historia. Después de
dos meses de confusa convivencia, el día 1 de marzo de 2002, el euro se
convirtió en la única moneda válida, y la peseta se fue retirando
silenciosamente, hasta morir arrollada por la engreída moneda europea… Muchos
lloramos esa marcha, no por motivos sentimentales, sino económicos.
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En
definitiva, la llegada de la nueva moneda propició una importante subida de los
precios y, además, nos vimos inmersos en una gran confusión de cálculos
monetarios… Como botón de muestra, les voy a contar una anécdota que ocurrió en
un establecimiento de copas y máquinas recreativas, cuando ya había
transcurrido casi un año de compras y ventas con la moneda europea. Entre el
olor a tabaco y los pitidos de los juegos, un hombre, que agitaba su copa de
vino, sentenció en voz alta para dar mayor credibilidad a sus palabras:
—Andáis
equivocados cuando afirmáis que el euro ha encarecido el mercado… Un cliente
mío se compró un Seat León el año pasado y pagó casi 2 millones de pesetas.
Pues bien, otro cliente se compró un modelo exactamente igual hace un mes, y le
costó solamente 15.000 euros… ¿Qué os parece? —preguntó a la concurrencia,
mientras acercaba satisfecho el líquido dorado a la comisura de sus labios.
Con
mis mejores deseos, saludos cordiales.
Fernando
Monge
5/mayo/2019
Sus
comentarios, opiniones o vídeos serán muy bien acogidos en mi dirección de
correo:
fmongef@gmail.com
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