Automobile Barcelona del 11 al 19 de mayo en el Recinto de Montjuïc
Coloristas, abstractos, realistas, desenfadados y siempre muy personales. Hablamos de los carteles que dan vida al Salón Internacional del Automóvil de Barcelona, verdadero arte que envuelve e ilustra a cada una de sus ediciones
Una imagen vale más que mil palabras. Desde su primera edición en 1919, el Salón de Fira de Barcelona no ha dejado de sorprender, de reinventarse, de ir de la mano de los cambios y las innovaciones que vive la sociedad en general y el sector del automóvil en particular. Y durante ya 100 años, cada una de sus ediciones ha nacido acompañada de lo que es ya un símbolo del Salón: el cartel que resume en arte –desde el modernismo al diseño más rabioso- lo que el certamen internacional de Barcelona quiere mostrar al mundo.
A lo largo de la historia del Salón de Barcelona sus carteles han desprendido originalidad, creatividad, otorgando a cada una de las ediciones su propia personalidad. Representan el ADN del certamen. Cada uno es diferente al resto, pero todos buscan un mismo y complejo objetivo: llamar la atención y transmitir al visitante la esencia de cada edición del Salón.
A través de los años se observa cómo el diseño de los carteles se va transformando. El que da vida al primer Salón fue quizás el más “social” de todos, ya que el foco de atención se centraba en personas disfrutando a bordo de un vehículo, quedando en este caso el coche en un segundo plano. Es a partir de la edición de 1933 cuando la figura humana desaparece completamente en el diseño de los carteles.
A partir de 1966 se produce un cambio significativo en el estilo de diseño de los carteles (recordemos que han pasado 30 años desde la celebración de la anterior edición tras las pausas de las guerras y postguerras) que se vuelven más “simples” en sus formas, pero cargados de contenido, sobre todo en los últimos años de la década de los 60. Destacamos el cartel que da vida a la edición de 1967: cuatro trazos que configuran todo el universo automovilístico: conductor y vehículo. En estas dos ediciones, sus respectivos carteles reflejaban que el Salón había perdido su sello “internacional” tras el duro paréntesis de las dos contiendas. Estábamos ante una Feria Oficial de Muestras del Sector del Automóvil. Todo cambia en 1968, cuando el Salón de Barcelona es reconocido por la OICA, como bien se expone en su cartel anunciador. La seriedad y el buen hacer de las dos ediciones anteriores habían dado sus frutos. De hecho, el dibujo de una llave anunciando la internacionalidad del evento automovilístico se convirtió en el protagonista del cartel del Salón de 1968.
Del colorista y desenfadado cartel que anunciaba al Salón de 1973, se dio paso a uno más austero que reflejaba la gran “Crisis del Petróleo” que marcaría toda una época. El Salón de 1974 ya se encontró de lleno en plena crisis petrolera.
1995 fue una edición especial. Desde 1977 el Salón del Automóvil de Barcelona se convocaba cada dos años, y en el 95 tocaba celebrar los 75 años de vida. No había que dejar escapar un momento tan especial. Los cuatro haces de luz de los faros del vehículo protagonista del cartel alumbraban el importante aniversario que vivió Barcelona.
Carteles en azul y verde
El año 1997 marca un antes y un después en la estética de los carteles. Un planeta lleno de nubes con silueta de coches que representan el importante cambio que comenzaba a dar la sociedad y la industria en cuanto a tecnología y ecología. Quizá el nacimiento ese año del primer coche híbrido producido en serie, el Toyota Prius, tuvo mucho que ver en la configuración del cartel. A partir de esta edición los colores azul y verde se hacen fuertes en los carteles de las diferentes ediciones, representando al medioambiente y a la movilidad (en este último apartado destaca especialmente el cartel que se enmarca en la edición de 2011), y que posteriormente se centrarían también en la conectividad. La ciudad conectada del cartel que dio vida al Salón de 2013 es toda una muestra.
Mención especial para los carteles de las ediciones de 2003 y 2005, casi idénticos en color y forma, totalmente atípico en la historia de los carteles del Salón del Automóvil que edición tras edición han cambiado de manera radical.
Hacia un futuro conectado
En la edición de 2015 se empezó a gestar el embrión que ha dado paso al Automobile Barcelona 2019. Su cartel fue totalmente explícito: movilidad urbana, coche conectado, nuevas tecnologías… “Conduce nuevas emociones” fue sin lugar a dudas el mejor de los eslóganes para reflejar el giro tan radical que daba la industria del automóvil. En 2017, el mensaje fue también muy claro “Tecnología y automoción se unen en el nuevo Salón del Automóvil”. La apuesta de la edición 2019, la más importante de la historia del Salón, muestra la evolución del automóvil y la evolución de su diseño: la parte trasera del vehículo representa el pasado, la imagen retro de nuestra historia; su parte delantera refleja el presente-futuro de la automoción. En definitiva, los cien años de un Salón que forma parte de nuestras vidas.
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