Si en Madrid un abono mensual
zona A cuesta 54,6 euros, este título costaría 1,8 euros; es decir, el coste
diario del abono
La Asociación de Transportes
Públicos Urbanos y Metropolitanos (ATUC Movilidad Sostenible) propone un
“billete gris” ante las restricciones al tráfico privado para combatir los
episodios de alta contaminación. Máxime en días como hoy, en los que en Madrid
los vehículos sin etiqueta ambiental no podrán circular hasta las 22 horas por
la M-30 ni por su interior como consecuencia de la activación, por primera vez,
del escenario 2 del nuevo protocolo anticontaminación.
Este “billete gris” se
convertiría en un título específico que permitiría a los usuarios afectados por
esas restricciones y obligados a usar el transporte público pagar un importe
proporcionalmente directo al que abonan los viajeros habituales. Así, si en
Madrid un abono mensual zona A cuesta 54,6 euros, ese billete diario costaría
1,8 euros; es decir, el coste diario del abono.
La propuesta de Atuc pretende
ofrecer alternativas de desplazamiento durante los días en los que se active el
protocolo anticontaminación. Asimismo, contribuiría a lograr un cambio modal
por el que cada vez más gente se decidiría a aparcar sus vehículos y a subirse
al transporte público, lo que a su vez reduciría drásticamente los niveles de
contaminación. Y es que si el tráfico causa la mitad de las emisiones
registradas en los centros urbanos, más del 90% corresponden al tránsito de
coches y motos.
Y ello resulta especialmente
preocupante en España, dado que se trata de uno de los nueve países europeos
instalados en el incumplimiento sistemático de la normativa contra la
contaminación del aire, que cada año provoca más de 38.000 muertes en nuestro
país, según el último estudio de la Agencia Europea de Medio Ambiente.
Nunca gratuito
Atuc sugiere equiparar el
coste de los títulos para usuarios habituales y excepcionales durante los
episodios de alta contaminación, pero puntualiza que el transporte público
nunca debería ser gratuito, por mucho que en ocasiones surjan propuestas
arbitrarias desde el ámbito político o de la opinión pública que desvirtúan la
esencia del sistema.
La asociación arguye que el
precio no es un factor decisivo para aquellos que optan por ir en coche, máxime
teniendo en cuenta que los costes de desplazarse en vehículo privado pueden
llegar a cuadruplicar a los del desplazamiento en transporte público. Asimismo,
argumenta que la gratuidad transmite la idea de que se regala el transporte al
que causa el problema, y que no se puede premiar a quienes al día siguiente a
una jornada de restricciones al tráfico volverán a coger sus coches.
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