EL 15 DE
AGOSTO
El caluroso transcurrir del
mes de agosto se aproxima a su ecuador. Cuando el sol se oculta tras las
blancas casas, el suave viento del oeste invita a los lugareños a transitar por
las calles, a sentarse en los bancos de hierro fundido ubicados junto a las
farolas en la Plaza de la Cruz, a refrescarse con las doradas cervezas en el
mostrador de la taberna, a dirigirse a la iglesia para participar en la
piadosa novena que presagia la llegada
de las fiestas patronales…
La vida cotidiana cobra más
vigor con las “reñidas” competiciones
que se celebran en los prolegómenos del 15 de agosto: los animados
partidos de fútbol 7 en las remozadas instalaciones del Polideportivo, el inconfundible sonido de las fichas de
dominó en la Plaza de Andalucía, el blanco y negro de las dieciséis piezas
móviles sobre los tableros de ajedrez en el Edificio Polivalente, las
artísticas fotografías en la sala de
exposiciones del Ayuntamiento, el brío de los corredores por la calles
angostas…
En la tarde del día 14, la
fiesta se traslada al Prado… Los
diestros jinetes, jaleando a sus veloces caballos, dirigen la pica de madera a
la anilla que cuelga bajo el carrete en el que se enrolla la seda… Es el trajín
de las carreras de cintas, inspiradas en los torneos y justas de la época medieval.
Al anochecer, se suceden los actos en el improvisado escenario instalado en el
centro del pueblo: Saluda del Sr.
alcalde, pregón de las fiestas estivales, entrega de premios a los ganadores de
las actividades programadas y canciones
de un grupo músico-vocal que convierten el ágora en una verbena… Cuando el
relente de la madrugada salpica los alborozados rostros con menudas gotas de
rocío, un armazón metálico con sus elementos pirotécnicos —surtidores con
chorros de chispas, cohetes carretilla o
buscapiés, rueda de fuego fijo—, transportado por un atrevido fortachón,
provoca divertidas carreras y chamusca algunas camisas… El toro de fuego cierra
la velada del día de víspera.
Los instrumentos de viento, de
cuerda y de percusión alegran las calles festivas… Los uniformes blancos y las
gorras de plato de la agrupación musical se dirigen a la puerta del templo para
acompañar a la Virgen en su religiosa procesión. Los habitantes censados, los
que han vuelto por unos días al lugar de sus orígenes, los amigos de otras
localidades… viven con entusiasmo la celebración del 15 de agosto.
De pronto, cuando la campana
del reloj da las diez de la noche y el día de la Asunción está en su máximo
esplendor, el lugar se estremece y habla:
—Al parecer han fallecido los
cuatro.
—¿Pero de qué habláis?
—El hijo del frutero, que era
el conductor, su novia, su cuñada y un amigo de la familia, que llegó hace
algunos días a pasar las fiestas, han tenido un accidente en la carretera que
nos une con el pueblo vecino.
—Sí. Dicen que el coche se ha
estrellado contra un árbol. Ya sabéis, el consumo de alcohol y el exceso de
velocidad son malos compañeros de viaje, y aseguran que, en este caso, se
unieron las dos cosas.
—¿Pero a qué iban allí?
—¿Y nadie intentó impedirlo?
—Cuando las cuatro víctimas
salieron del bar, sus amigos no podían sospechar que iban en dirección al
automóvil que estaba aparcado a más de 50 metros. Sorprendidos y preocupados,
los impotentes espectadores contemplaron como los insensatos se perdían a toda
pastilla buscando la carretera.
—¿Y cómo os habéis enterado
del siniestro?
—A los pocos minutos de la
partida, el repartidor del gas, que se acercaba con su mercancía, presenció el
choque. Llamó a la Guardia Civil de Tráfico y a la Policía Local. No intervino
porque vio los cuerpos atrapados en un amasijo de chatarra.
—Cállate, hombre, que me estoy
mareando.
—Mal día para viajar. Algunas
personas que se ven obligadas a hacerlo por razones de trabajo —reparto,
asistencia sanitaria, seguridad…— o por las tradicionales visitas familiares,
toman las máximas precauciones; pero los que realizan salidas improvisadas,
bajo los efectos del alcohol, cometen una grave imprudencia… Una grave
imprudencia que, esta noche, ha cubierto con un manto de tristeza el natural
regocijo del 15 de agosto.
Familia de TODOMOTOR, que sean
felices el 15 de agosto, los días previos y los posteriores. Si lo desean, nos
reencontramos en septiembre.
Fernando Monge
22/julio/2018
Sus comentarios, opiniones o
vídeos serán muy bien acogidos en mi dirección de correo:
fmongef@gmail.com
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