Los coches pasan por múltiples
pruebas antes de llegar al mercado a fin de corroborar la calidad de sus
materiales y la consecuente seguridad de los automovilistas en sus desplazamientos. Entre los diversos test
realizados en los laboratorios de las marcas, una de las asignaturas es 'jugar'
con temperaturas dispares para garantizar que un coche pueda circular por
lugares con condiciones climáticas muy diversas.
Para ello, tal y como relatan
desde Seat, además de las exigentes pruebas en condiciones reales se hace uso
de unas cámaras climáticas que permiten pasar del frío ártico a los 45 grados
del desierto. Pero ¿qué temperaturas se llegan a alcanzar durante el proceso de
preparación de un coche?
1) Motores al rojo vivo a 910
grados. Esta es la temperatura que alcanzan los motores durante los ensayos, de
12 horas, previos a su fabricación. Se revolucionan hasta las 6.500 rpm para
simular su vida útil en todo tipo de circunstancias. El objetivo es certificar
la máxima potencia controlando el consumo y las emisiones.
2) Del frío ártico a los 45
grados del desierto.
Salpicaderos, asientos y
volantes, entre otras partes del coche, se ponen a prueba en una cámara
climática del Centro Técnico de SEAT. En su interior, las temperaturas oscilan
entre los 40 grados bajo cero y los 110 grados positivos.
Los prototipos también se
testan en condiciones reales de frío y calor. En un punto cercano al Círculo
Polar Ártico, se someten a más de 60 análisis, 30.000 kilómetros a 35 grados
negativos y un lago helado como pista de circulación. En el otro extremo del
planeta, en una zona desértica, a 45 grados centígrados, se realizan pruebas de
tracción, de aspiración de polvo y de circulación por gravilla. Con estos
ensayos se quiere asegurar la resistencia y funcionalidad de todas las piezas.
3) Un asiento que alcanza los
40 grados.
Los asientos calefactables
llegan a esta temperatura en 15 minutos. Para comprobar que la temperatura se
distribuye de manera uniforme, se coloca el vehículo en una cámara a -20 grados
centígrados y se analiza a través de una cámara termográfica. El objetivo,
garantizar el confort del futuro conductor.
4) ¿A qué huele un volante a
60 grados?
El calor ayuda a diferenciar
más fácilmente los olores. Por eso un equipo de especialistas del departamento
de Calidad de SEAT, calienta el coche por encima de 60 grados para, luego,
entrar dentro de él y comprobar cómo huelen los distintos materiales. El
objetivo es detectar posibles olores que puedan llegar a resultar
desagradables.
5) A 900 grados para
garantizar la durabilidad.
Temperaturas altas para testar
el vehículo, pero también para producir algunas de las piezas. Para la
fabricación de los cambios de marchas, por ejemplo, es necesario fundir 15.000
toneladas de aluminio a 700 grados.
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