El parque de automóviles en
España sigue envejeciendo y eso preocupa en AMDA, la Asociación Madrileña de
Distribuidores de Automóviles. “Para los turismos, la edad media alcanza los 12
años, y esta se mayor en los vehículos comerciales ligeros hasta los 12,5 años
y en los industriales es de que 14 años. Esta elevada edad media se traduce en
que hay más de 7 millones de vehículos de más de 10 años circulando por
nuestras carreteras y calles. Todos ellos en gran desventaja con los actuales
en temas de seguridad activa y pasiva”, dice Moisés González, Presidente de
AMDA.
Los modernos sistemas de
asistencia a la conducción se basan en la utilización de sensores de
proximidad, radares de media y larga distancia, cámaras de vídeo y procesadores
para tratar toda esa información recibida.
Asistente de ángulo muerto:
Este sistema emite un aviso visual en una esquina del retrovisor exterior
izquierdo o derecho cuando se aproxima un coche por detrás hasta una distancia
de 100 metros. Si además hemos activado el intermitente, el coche entiende que
vamos a cambiar de carril y suma un aviso acústico para evitar una posible
situación de peligro o colisión. Este sistema funciona gracias a dos radares
situados en las esquinas posteriores del vehículo.
Control de crucero adaptativo:
Gracias a los modernos radares de media y larga distancia combinados con otros
sistemas del vehículo como el control de crucero y el Start/Stop, el control de
velocidad adaptativo es capaz de detectar la presencia de un vehículo situado
por delante del nuestro y adaptar su velocidad a éste. Cuando volvemos a tener
vía libre recupera la velocidad programada. Hay dos tipos, uno que funciona de
30 a 200 km/h y uno de baja velocidad, pensado para los atascos, que es capaz
de detener el coche por completo y reanudar la marcha.
Detector de fatiga: Sólo con
los sensores del control de estabilidad (ESP) este asistente es capaz de
localizar periodos de inactividad en la dirección seguidos de un movimiento
brusco. Esto se une a la velocidad, la hora y el tiempo de conducción para
calcular si es necesario avisar al conductor de su exceso de fatiga y
recomendarle un descanso. Es el asistente más económico y uno de los más
eficaces.
Asistente de mantenimiento de
carril: Necesita una cámara para leer las líneas de la carretera y avisa al
conductor con vibraciones en el volante, en el asiento o de forma acústica. La
alerta se activa cuando las ruedas pisan las líneas que delimitan el carril si
no se ha conectado el intermitente correspondiente porque entiende que se trata
de un cambio de carril involuntario. Dependiendo del modelo también puede
actuar sobre la dirección y mantener el vehículo en el centro del carril
durante unos segundos. Después se desconecta emitiendo un sonido porque no se
trata de un sistema de conducción autónoma, sólo actúa en situaciones de
posible peligro y es el conductor el que debe guiar el coche en todo momento.
Asistente anticolisión: Evita
las colisiones por alcance por debajo de 30 km/h, las más comunes en
circulación ciudadana y atascos. El asistente detecta el vehículo que nos
precede, calcula su velocidad y la nuestra, en caso de que nos acerquemos
demasiado deprisa, aproxima las pastillas de freno a los discos para reducir el
tiempo de reacción en unas milésimas de segundo muy valiosas. Además emite
diferentes avisos al conductor dependiendo del modelo (acústicos, visuales o en
forma de tirones del cinturón de seguridad). Si finalmente el conductor no
reacciona, el vehículo tensa los cinturones de seguridad y frena él solo para
evitar el alcance.
Frenada de emergencia: En caso
de realizar una frenada de emergencia, los vehículos equipados con sistema de
frenada electrónica son capaces de multiplicar la presión del pedal de freno
para evitar la inminente colisión. Además suelen mantener esa presión unos
segundos para evitar el rebote si somos alcanzados por detrás y conecta las
luces de emergencia para avisar del peligro.
Visión nocturna: Este sistema
mejora la profundidad de campo en conducción nocturna y, según modelos, es
capaz de detectar obstáculos y diferenciar entre ellos (peatones o ciclistas).
Además de una cámara especial necesita una pantalla para mostrar al conductor
las imágenes. La situación ideal para esta pantalla es en el cuadro de
instrumentos así apenas hay que desviar la mirada de la carretera. Si este
asistente es capaz de discriminar entre los diferentes obstáculos, los marca
con un icono para avisar al conductor de su presencia.
Detección de peatones y
ciclistas: El funcionamiento es parecido al de los sistemas de visión nocturna
con reconocimiento de diferentes tipos de obstáculos, pero funciona también de
día. Discrimina los peatones y ciclistas entre el resto de obstáculos, los
marca en la pantalla avisando de su presencia y es capaz de frenar si existe
riesgo de atropello.
Asistente al aparcamiento:
Quizá sea el más conocido, gracias a sensores de ultrasonidos es capaz de
detectar un espacio para aparcar el coche en línea y/o en batería, dependiendo
del modelo, y girar el volante para hacer la maniobra. El conductor debe
manejar el cambio, los pedales y vigilar el entorno para evitar posibles
atropellos. Hay modelos que garantizan un correcto aparcamiento en línea en un
hueco sólo 20 centímetros mayor que el vehículo. Cada vez es más común que
también realicen la maniobra para reincorporarse a la circulación, indiquen la
aproximación de vehículos si salimos de un estacionamiento en batería marcha
atrás y que la información enviada al conductor se complemente con cámaras de
vídeo traseras, delanteras e incluso laterales. Además ya hay versiones con sensores
laterales para evitar colisiones con columnas o bolardos
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