sábado, 28 de enero de 2017

LA ROTONDA

LA CIUDAD SE DESPIERTA






La capa de niebla caía sobre la ciudad, mientras el día se iba despertando del letargo de la noche. Los sueños todavía se iban desperezando en los rostros de los viandantes y los vehículos estacionado mostraban el helado rocío sobre sus fríos chasis.

Los motores afónicos protestaban roncos en su primera y temprana puesta en marcha. El ciclo de un nuevo día comenzaba.
Frío habitáculo, cristales empañados, mientras en la radio del coche, se iban sucediendo como cada mañana las no muy buenas noticias con que el programa de nuestra confianza iba salpicándonos, mientras la bufanda, los guantes y el abrigo, inmovilizaba nuestros torpes movimientos en el interior del vehículo.

Fuera los viandantes, transitaban de un lugar a otro, cruzaban la carretera, inundaban las aceras en busca cada uno de su propósito, un buen desayuno, acudir a su puesto de trabajo o sencillamente estirar las piernas y poner su cuerpo al ralentí, después del brusco despertar de una mañana helada.
Desde la atalaya de mi ventana, cada día pasaban por delante de mí, mil y una situaciones dignas de ser contadas, y hoy creo que es el día propicio.

Si la imaginación se congela con el frío de las ideas, un escritor que se precio olvida la ficción, ese día y pone en marcha la realidad de los acontecimientos, que a veces superar a la propia ficción.
Mientras descongestiono mi biorritmo después de un sueño reparador, me asomo al vaivén cotidiano y respiro sensaciones que me hacen poner los pies en el suelo y vuelvo a   sentirme persona. Eso sí, antes del café.

No sé si es mi estado natural o sencillamente, todo lo que tiene que ver con el tráfico me cabrea solemnemente, ya sea como conductor o simplemente como observador de los acontecimientos.
Veo, desde mi Rotonda, como, nadie respeta a nadie, nadie respeta a nada, y esto es cada día. Prueben a despertarse temprano un día laborable, abríguense y observen…

Son pocos los que respetan los semáforos en rojos, sobre todos aquellos que van en motocicleta y bicis, les da igual que aquellos que van por dentro de la rotonda tengan prioridad, ellos van y adelante…se adentran sin tener en cuenta que la prioridad, la lleva quien va por dentro de la misma, he llegado a observar como un vehículo, alertaba con el claxon a un peatón que iba cruzando por el paso de peatones con prioridad, “de locos”. Y la bronca del señor que estaba mal aparcado en doble fila, se dispone a salir, y en ese momento, pasa un peatón, y le recrimina indicándole de malos modos “que cruce por el paso de peatones”. O ¿estamos todos locos? O sufrimos cada mañana una especie de metamorfosis, que hasta que no nos vamos despertando poco a poco no volvemos a ser personas. Aunque es verdad que algunos, no se despiertan en todo el día.

CONCLUSIONES:

Es verdad si quieres ver como es el mundo en realidad, párate y observa. En cada uno de nosotros hay algo que cada mañana nos convierte en Jekyll y Hyde, pasamos de 0 a 100 en un abrir y cerrar de ojos.

¿Será que el coche, la moto, o las prisas no hacen peores personas? ¿Cómo se puede recriminar a alguien que está cometiendo una infracción si nosotros estamos haciendo lo mismo? No lo entiendo.
Es como si las autoridades, nos indican que no robemos, mientras ellos se están poniendo las botas. ¿Para quién dictan las leyes, las normas, etc.? Creo que para que todos las cumplamos. Estemos más o menos dormidos, no es en absoluto ningún atenuante el que no nos hayamos despertado todavía, mientras conducimos, o simplemente paseamos por una vía. Es su caso es una falta de responsabilidad.

Hay muchas maneras de corrupción, y el ser humano está abierto a todas ellas. La diferencia está en el respecto a las normas, es el mejor homenaje que le podemos hacer a nuestros semejantes.

La capa de niebla se va despejando de la ciudad, mientras los cristales de mi ventana se van cubriendo de vaho por mi respiración agitada, los acontecimientos, un día más me superan y yo no puedo hacer nada. Solo observar un día más como la ciudad se despierta.

Familia, el finde, es para disfrutar. Saludos.


Pepe Bejarano

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