El escándalo del 'dieselgate' ha
marcado un nuevo punto de inflexión en la industria del automóvil que va más
allá de la gravedad del propio fraude, el adiós al downsizing para dar la
bienvenida a motores más grandes.
Esta tendencia sustentada en la
reducción de la cilindrada de los automóviles nació hace hace ya una década con
el objetivo de lograr las mismas o mejores prestaciones en un motor gasolina
-principalmente- más pequeño, pero reduciendo el consumo mediante el uso de
turbocompresores.
Sin embargo, de acuerdo a un
estudio publicado por Reuters, estos están muy cerca de ver su final puesto que
esos beneficios se obtienen a cambio de una mayor contaminación, algo que
Europa va a dejar de contemplar con la introducción de nuevas normas de
emisiones más restrictivas y la actualización del obsoleto ciclo NEDC -lleva en
vigor desde 1970 y su última modificación data de 1997-. El 'dieselgate', sin
duda, ha jugado un papel fundamental a la hora de instar a las instituciones a
modificar las normativas.
Pruebas reales
Para comenzar, desde el año que
viene los nuevos modelos que lleguen al mercado deberán pasar las pruebas de
homologación de Óxido de Nitrogeno (NOx) en carretera y en condiciones reales
de circulación a fin de lograr resultados que se acerquen más a la realidad de
lo que lo hacen en la actualidad. Y desde 2019, todos los coches estarán
obligados a cumplir con esos estándares. A esta práctica se le sumarán las
pruebas de emisiones de CO2 y de combustible en 2021. Una medida que acabaría
con la pasividad de las autoridades a la hora de indagar en las cifras reales
que proporcionan los fabricantes, quienes se aprovechan de la realización de
las pruebas de forma oculta en los laboratorios.
Y es que actualmente existe un
abismo entre los guarismos que publican las marcas y las emisiones y consumos
reales. Los datos recabados por la asociación independiente International
Council on Clean Transportation en un informe de 2014 mostraban que la
diferencia real era del 38%, mientras que en 2001 era solo del 8%.
Por ello y con el objetivo de
adecuarse a las normas, gigantes de la industria como Renault, General Motors y
Volkswagen ya planean sustituir sus motores más pequeños por otros más grandes.
En el caso de la marca francesa, ya se baraja aumentar el moto diésel 1.6 hasta
en un 10% su tamaño, mientras que General Motors podría llegar a incrementar en
torno al 25-30% su motor más pequeño. Volkswagen, por su parte, sustituirá el
de modelos como el Polo, tricilíndrico 1.4 por otro de cuatro cilindros 1.6
litros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Solo comentarios relacionados con la información de la página.