El desplome del petróleo todavía no se
ha reflejado en las gasolineras. El petróleo, lastrado por el exceso de oferta
y una demanda global todavía titubeante, ha retrocedido con fuerza en los meses
de verano. Entre junio y agosto, el barril de Brent, medido en euros,
retrocedió un 24,1%. En ese mismo período, el precio del litro de gasolina y de
gasóleo tan solo cayó un 3% y un 6,1%. Los cálculos hechos por este periódico,
que tienen en cuenta el peso de los impuestos en los carburantes y cómo ha
evolucionado la relación del euro y el dólar en esas fechas, revelan que el
precio de ambos carburantes debe retroceder todavía un 10% y un 7%, adicional
en las próximas semanas para recoger en su totalidad la caída del precio del
petróleo.
El último precio disponible,
correspondiente a la primera semana de agosto, revela que el litro de gasolina
de 95 octanos se vendía a un precio medio de 1,284 euros por litro y el de
gasóleo habitual a 1,19 euros por litro. En el caso de la gasolina, ese precio
representa un ajuste del 3% con respecto al precio marcado en la primera semana
de junio (1,318 euros), mientras que en el del gasolina supone una caída del
6,1% respecto al coste del inicio del verano (1,200 euros).
¿Cómo es posible que haya caído tan poco
el precio de venta de los carburantes pese al fuerte descenso del petróleo? Una
primera explicación reside en el peso creciente de los impuestos dentro del
precio de los carburantes. Los últimos datos de la Comisión Europea apuntan que
el 52% del precio de la gasolina en España son impuestos, porcentaje que baja
mínimamente hasta el 48% en el caso del gasóleo. De esta manera, el cálculo
para saber cuánto debe bajar aún más el precio de venta al público de la
gasolina y del gasóleo debe hacerse sobre la parte que no es impuestos.
Así, la rebaja del 24,1% que ha
experimentado el barril de Brent medido en euros debe hacerse sobre 0,63 euros
para la gasolina y 0,61 en el gasóleo. Esta operación arroja que el precio de
los carburantes tendría que haber bajado 0,153 euros y 0,148 euros desde
primeros de junio. Siguiendo con este ejemplo, el precio medio de la gasolina
de 95 octanos debería estar en 1,157 euros por litro y el del gasóleo debería
bajar a 1,052 euros. Dicho de otra manera que el litro de gasolina debería
descender un 9,7% adicional y el del gasóleo otro 7%.
La Comisión Europea actualiza hoy los
datos del boletín petrolero y hará públicos los datos correspondientes a la
segunda semana de agosto, que ya podrían recoger ese ajuste. De hecho, la
gasolina acumula tres semanas consecutivas con descensos y el gasóleo otras
cuatro semanas.
Guerra por la competencia de precios
Si finalmente se confirma la bajada de
los precios, esta podría servir para enfriar la tensión existente entre el
ministro de Industria, José Manuel Soria, y las petroleras. El primero las ha
acusado de limitar la competencia en el mercado, de no transmitir las bajadas
al surtidor con la misma rapidez con las que aplican las subidas y de tener un
margen abusivo. Y ha puesto en marcha una ley de hidrocarburos que, entre otras
medidas, limita la cuota de mercado de las tres grandes compañías (Repsol,
Cepsa y BP) para facilitar la entrada de otros operadores en el mercado.
Las compañías productoras, por su parte,
se han defendido negando todas las acusaciones y acusando directamente al
Ejecutivo de ser el responsable de la fuerte subida de precio que ha registrado
el carburante en los seis años de crisis por su incremento de impuestos. La
Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) revela que
entre marzo de 2008 y de 2015 el precio medio de la gasolina subió 13 céntimos
y que de ellos 12 son imputables al progresivo incremento de impuestos que
gravan los hidrocarburos. En ese período, los gobiernos de José Luis Rodríguez
Zapatero y Mariano Rajoy subieron el Impuesto Especial de Hidrocarburos, el IVA
y se creó el céntimo sanitario.
Fuente: Cincodías.es
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