Coincidiendo con el Día de Europa, que se celebra el 9 de
mayo, se publican dos trabajos de investigadores de las Universidades de
Sevilla, Barcelona y Castilla-La-Mancha, uno de ellos financiado por la DGT, en
los que indaga sobre si la pertenencia de un país a la Unión Europea (UE) puede
salvar las vidas a sus ciudadanos. La
conclusión es que los países que se incorporan a la UE reducen el nivel
de siniestralidad en sus carreteras.
Estos trabajos, que publican las revistas de referencia
internacional Journal of European Public Policy
y Transport Policy, llegan a la conclusión de que las instituciones europeas han jugado un
papel determinante en la reducción de la mortalidad en las carreteras.
Mediante la utilización de modelos econométricos, entre
otros, los autores concluyen que dichos efectos positivos se producen tras la
incorporación de los países en la Unión Europea y que, además, a diferencia de
lo que ocurre con determinadas variables
económicas, en este caso sí existe una convergencia efectiva de los diferentes
países hacia las menores tasas de mortalidad de los socios del norte de Europa.
Los dos estudios del grupo de investigación Applied
Economics & Management, con sede en la Universidad de Sevilla, evalúan el
papel de la Unión Europea en la lucha contra la siniestralidad en las
carreteras. Estos trabajos han sido
desarrollados por los profesores José Ignacio Castillo y Mercedes Castro de la
Universidad de Sevilla, Fageda Sanjuán de la Universidad de Barcelona y
Pedregal Tercero de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Según los resultados empíricos del primer trabajo Could
being in the European Union save lives?, publicado en el Journal of European
Public Policy, los países europeos, incluido España, tras ingresar en la Unión
Europea experimentan una significativa reducción de la siniestralidad. En
parte, explica el profesor José Ignacio Castillo, “como consecuencia de poder
beneficiarse del impulso recibido por las instituciones europeas y de una
transnacionalización o efecto imitación de políticas y buenas prácticas de los
países con menores tasas de siniestralidad a aquellos con menos experiencia en
la lucha contra esta lacra”.
En resumen, y según el profesor Castillo, “la UE pone a
disposición de los países un amplio elenco de medios, programas, legislación,
recomendaciones, recursos económicos destinados a investigación y mejoras de
infraestructuras viarias, redes establecidas con organizaciones especializadas,
recopilación y diseminación de buenas prácticas, entre otros muchos elementos”.
Todo ello sin olvidar, añade la profesora Mercedes Castro, “acciones concretas
como fue el compromiso de reducir la siniestralidad europea a la mitad para el
año 2010, fijado en 2001 en el Libro Blanco de Política de Transporte”.
Según los resultados de su segundo trabajo, The trend
towards convergence in road accident fatality rates publicado en Transport
Policy y financiado por la Dirección General de Tráfico, este proceso de
europeización va más allá de reducir la siniestralidad en los países que se
incorporan a la Unión Europea puesto que se puede hablar de verdadera
convergencia en las tasas de siniestralidad entre los países miembros. Este
resultado es especialmente relevante si se tiene en cuenta que la literatura
científica previa no ha conseguido evidenciar una verdadera convergencia entre
los Estados europeos en las variables macroeconómicas.
En este caso, la investigadora Mercedes Castro señala que
“la Unión Europea ha acercado países con altas tasas de siniestralidad en la
carretera, antes de entrar a la misma, a países como Holanda, Reino Unido o
Suecia que son líderes mundiales en este campo”. A pesar de que, como constatan
los investigadores, los primeros, muchas veces, estaban lejos de los segundos
no sólo geográficamente, sino también política, económica o culturalmente.
Concluye el profesor José Ignacio Castillo, “… la Unión
Europea es algo más que una unión económica y monetaria, y sus beneficios
reales y potenciales deben ir mucho más allá de la economía. En diferentes
cuestiones sociales, como la prevención de la siniestralidad en la carretera,
actúa como un centro de alto rendimiento deportivo, que permite que atletas
jóvenes, con potencial pero con no demasiada experiencia, mejoren su progresión
al trabajar con los mejores atletas internacionales de su disciplina”.
Para llevar a cabo estas investigaciones, los autores han
trabajado tanto con modelos de datos de panel, como con los clásicos modelos de
convergencia. También se ha incluido un amplio conjunto de variables
explicativas para obtener el efecto neto de proceso de europeización.
Concretamente se han recogido variables de control relacionadas con la
actividad económica, población vulnerable, tasas de motorización, exposición al
riesgo, densidad de autovías-autopista y otras relacionadas con el tipo de
medidas de seguridad vial implementadas en el país (carnet de conducir por
puntos, tasas de alcohol o límites de velocidad máximos permitidos).
ESPAÑA EN EL CONTEXTO EUROPEO
En 2014, España ha reducido sus cifras de fallecidos en
accidente de tráfico, por décimo primer año consecutivo, en contraposición con
países como Francia o Reino Unido, que en el mismo ejercicio han sufrido un
aumento del 5 y 6% respectivamente.
Además, el descenso continuado de fallecidos en España
que se viene registrando desde 2001 ha sido destacado en el último informe del
European Transport Safety Council 8th PIN Report, de junio de 2014, en el que
España junto con Eslovaquia, Letonia y Lituania son los cuatro únicos países
europeos con reducciones de siniestralidad superiores al 63%.
España se sitúa en el quinto lugar del mundo de países
con mejor seguridad vial, con 36 fallecidos por millón de habitantes tan solo
por detrás de Suecia (28), Reino Unido (29), Dinamarca (32) y Países Bajos (34) frente a los 52 de media
de la Unión Europea.
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