Tomarse un café antes de ponerse al volante mejora la
capacidad de reacción de los conductores y los mantiene más centrados en la
carretera. Es la principal conclusión de un estudio que analiza la relación
entre tráfico y café. Pero hay que tener cuidado con la dosis, porque otro
estudio advierte del peligro para la salud si bebemos más de cinco tazas al
día.
Tomar un café antes de ponerse al volante espabila los
sentidos y aumenta la capacidad de atención reduciendo el número de veces que
pisaríamos una línea en carretera, salvándonos incluso de una salida de vía.
Unos 20 minutos después de haber ingerido ese café, la cafeína empieza a hacer
efecto en el conductor.
Una de las conclusiones más llamativas, a la vez que
importantes, obtenidas de este ensayo, es que una taza de café rebaja el tiempo
de reacción de quien lleva el volante. Se ha demostrado también que el café
reduce la sensación de sueño durante un viaje, pero aquí no hay que llevarse a
errores. Después de dos horas y media conduciendo, la fatiga comienza a
aparecer y eso no hay café que lo remedie. Es, en ese momento cuando hay que
parar a descansar.
Demostradas las ventajas de la cafeína, no hay por eso
que abusar. Destacando incluso los beneficios para la salud, la ingesta de
cafeína ayudaría, por ejemplo, a prevenir la acumulación de grasa y evitar
también las obstrucción de las arterias del corazón.
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