El proyecto es el resultado de la colaboración entre
Dentsu, el Centro de Investigación de
Ciencia y Tecnología Avanzadas de la
Universidad de Tokio (RCAST), Robo Garage, Toyota Motor Corporation (TMC) y la
Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA).
Tras permanecer nada menos que 18 meses en la Estación
Espacial Internacional (EEI), el robot humanoide de comunicación Kirobo ha
vuelto a la Tierra a bordo de la nave de suministro de material CRS-5 Dragon de
SpaceX, que amerizó con éxito en el océano Pacífico el pasado 12 de febrero.
Con solo 34 centímetros de altura y alrededor de un kilo
de peso, Kirobo no se antoja como el mejor candidato para un vuelo espacial
maratoniano. Sin embargo, para los socios fundadores del proyecto Kibo Robot,
tener la audacia de enviar un androide astronauta de poco más de un palmo al
espacio es un importante primer paso de cara a entender cómo humanos y robots
pueden interactuar en el espacio en el futuro.
El proyecto es el resultado de la colaboración entre la
compañía de comunicaciones Dentsu Inc.,
con sede en Tokio, el Centro de Investigación de Ciencia y Tecnología
Avanzadas de la Universidad de Tokio
(RCAST), Robo Garage Co., Ltd., de Tokio, Toyota Motor Corporation (TMC) y la
Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA).
El RCAST y Robo Garage trabajaron en los materiales y el
movimiento del cuerpo, mientras que Toyota proporcionó la tecnología de
reconocimiento de voz y Dentsu se hizo cargo del contenido de las
conversaciones, así como de la gestión general del proyecto.
El proyecto Kibo Robot se anunció en noviembre de 2012, y
Kirobo se presentó junto al robot de comunicaciones y miembro del equipo de
tierra Mirata, en una conferencia de prensa en Tokio en junio de 2013. Mientras
tanto, los socios del proyecto realizaron una exhaustiva serie de pruebas para
demostrar que un robot tenía lo que hacía falta para el trabajo.
La naturaleza inorgánica de Kirobo requirió un total de
14 pruebas específicas de la misión, incluidos una serie de análisis térmicos,
acústicos y electromagnéticos, así como simulaciones en gravedad cero.
A primera hora de la mañana del 4 de agosto de 2013,
frente a un público entusiasmado, la nave de transporte de material Kounotori
4, con Kirobo a bordo, despegó del Centro Espacial de Tanegashima, en el sur de
Japón.
Apenas dos semanas después, Kirobo se convirtió en el
primer robot en hablar en el espacio exterior, con estas palabras: “el 21 de
agosto de 2013, un robot dio un pequeño paso hacia un futuro mejor para todos.”
En diciembre, Kirobo y el astronauta Koichi Wakata, primer comandante japonés
de la EEI, entablaron la primera conversación de la historia entre un robot y
un humano en el espacio exterior.
La expedición del comandante Wakata a bordo de la EEI
llegó a su fin en mayo de 2014 y, tras una emocionante despedida, el astronauta
y Kirobo se emplazaron a volverse a reunir en la Tierra para compartir recuerdos.
En agosto de ese mismo año, Kirobo envió su último mensaje desde el espacio,
dando las gracias a la gente de la Tierra por cuidar de él. Tras ese mensaje,
Kirobo se desactivó y se preparó para su regreso a la Tierra; después de todo,
se está muy solo en el espacio.
¿Qué les espera ahora a Kirobo y sus amigos? Para
empezar, a finales de marzo se celebrará un sesión informativa en Japón. Y,
naturalmente, Kirobo y Mirata tendrán mucho de que hablar para ponerse al día
tras 19 meses separados. Después de eso, el proyecto Kibo Robot tiene un gran
futuro por delante: mientras examinan los resultados de los experimentos de
conversación realizados a bordo de la EEI, los socios del proyecto seguirán
explorando las posibilidades de la colaboración entre humanos entre robots.
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