El Gobierno japonés ha decidido clarificar su apuesta
respecto a las energías alternativas. Después de haber jugado un papel
principal a favor de la tecnología del coche 100% eléctrico, ahora da un golpe
de timón en favor de la pila de hidrógeno hasta el punto de estar negociando
con algunos fabricantes el que exista un parque mínimo de vehículos propulsados
por esta tecnología cuando en 2020 se inauguren los Juegos Olímpicos de Tokio.
El cambio de opinión es consecuencia del maremoto que
asoló una parte de la costa japonesa y particularmente la zona en la que se
encuentra la central nuclear de Fukushima, actualmente en proceso de
desmantelación.
La primera reacción fue la de reducir la dependencia de
la energía nuclear y cerrar las centrales más viejas, pero las necesidades del
país hicieron imposible el proyecto. La única medida que se tomó para paliar su
aportación fue la de incrementar las importaciones de gas natural.
Lo que, en cualquier caso, quedó claro es que una
movilidad basada en el coche eléctrico, que podía encajar bastante bien en un
país basado geográficamente en islas, no casaba bien con el nuevo planteamiento
energético. Pero ahora, con un primer modelo de pila de hidrógeno ya en el
mercado y un segundo en la rampa de lanzamiento, la opción de la pila de
hidrógeno parece evidente.
El Gobierno japonés ha puesto en marcha un plan para la
reconversión al hidrógeno del transporte, pero también de la energía en las
casas. Han anunciado subvenciones a la compra que multiplican por casi 3,5 las
que se daban para el coche eléctrico, que ya eran generosas.
Pero además, el ayuntamiento de Tokio va a conceder
ayudas de hasta el 80% de la inversión a los grandes operadores de carburante
derivados del petróleo que construyan postes de repostaje de hidrógeno, y la
totalidad de la misma a los pequeños.
En Japón llevan ya más de una década trabajando en la
infraestructura del hidrógeno, habiendo llegado a la conclusión de que, al
menos en los primeros momentos, se puede abastecer de hidrógeno por medio de
pequeñas centrales de producción y compresión del mismo construidas en las
actuales estaciones de servicio, utilizando energía solar. El sistema se ha
trasladado a Europa a través de Alemania.
El Gobierno ha pedido ya unidades a Toyota -cuyo modelo
Mirai ya tiene 1.500 pedidos en firme- y a Honda de sus coches con esta
tecnología hasta totalizar 6.000 vehículos. Y espera que después de 2020 haya
un parque de 100.000 turismos y 100 autobuses.
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