viernes, 30 de agosto de 2013

PEUGEOT ONYX: EFICIENCIA Y AUDACIA EN LOS MATERIALES

Quasar, Proxima, Oxia, 907… los supercars de Peugeot han generado siempre un brillo intenso en la mirada de los niños y de los no tan niños. En 2012, la Marca volvió a crear un sueño con el supercar del Siglo XXI: el Onyx
Esculpido en la materia, Onyx es obra de apasionados que han buscado su inspiración en el mundo de la competición. Su motor V8 en posición central trasera ha rugido ya sobre el asfalto de diferentes circuitos europeos y exhibe las marcas de las altas prestaciones obtenidas, especialmente en el carbono de la zona del escape
Más allá de su espectacular estética, explora con nuevos materiales, en bruto y sin protección para llegar también muy lejos en términos de eficiencia. Las planchas de cobre se han recubierto en el último año de una pátina que demuestra que este concept-car empieza a acumular rodaje. Y esto no termina aquí: el Onyx volverá muy pronto al asfalto de los circuitos.



“El Onyx tiene la fuerza de los supercars, con unas líneas extremadamente aerodinámicas. Es único por su esculpido diseño cincelado y por los materiales y la estructura innovadores. Como todos los concept-cars de la Marca, el Onyx no es sólo una obra; es, ante todo, un coche que ha marcado con su huella todos los circuitos en los que ha rodado”


Gilles Vidal, Director de Diseño de Peugeot



Una carrocería a medida

Una silueta radical que genera un sentimiento intenso al primer golpe de vista. La carrocería sorprende por el llamativo contraste de materiales y colores. Formadas a mano por un maestro artesano, las alas y las puertas están trabajadas en una plancha de cobre puro.

Pulido a espejo, este material no recurre a ningún artificio para protegerse. Por lo tanto, con el tiempo se ha revestido de una pátina, evolucionando en su aspecto original. El Onyx está vivo. Los elementos de cobre contrastan con un color de carrocería casi mineral, un negro grafito como el ónix. Este color recubre el resto de paneles, hechos de carbono.

Atravesando el aire con una finura absoluta, la parte delantera combina una parrilla vertical y unos estilizados faros full LED cuya superficie se ha limitado a la estrictamente necesaria. Al entrar en contacto con el coche, los flujos de aire se separan. Una parte penetra en el interior del coche, deslizándose hacia el interior de la estructura para alimentar de aire el motor. La otra parte se propaga a ras de los flancos y el techo con abombamiento doble.

Cerrando el Onyx de la forma más bella posible, los pilotos traseros adoptan una firma lumínica con las tres garras características de Peugeot. Los pilotos disponen de unas pequeñas aletas que orientan los flujos superiores y laterales. Estos confluyen lo más lejos posible de la carrocería para disminuir las turbulencias. Con un Cx de 0,30, la huella aerodinámica del Onyx es inversamente proporcional a su impacto visual.

Enlace entre experiencia y futuro, el Onyx integra el presente homenajeando al RCZ con su techo de doble abombamiento y sus arcos de aluminio. Transparentes y poniendo de relieve la estructura de carbono del habitáculo, la superficie acristalada y el techo están realizados en PMMA, polimetacrilato de metilo. Culminando el habitáculo, garantizan a los ocupantes una protección óptima gracias a su nano-estructura ultra-resistente.



“La carrocería del Onyx está esculpida con detallismo pero es, al mismo tiempo, viva y tecnológica. Desde los primeros bocetos, quise crear una vitrina de la excelencia tecnológica y del artesanado mezclando elementos que señalaran las elevadas prestaciones aerodinámicas del coche, unos faros Black Diamond y unos paneles de cobre hechos a mano”

Sandeep Bhambra, diseñador exterior del Onyx



Un supercar de altas prestaciones

El monocasco del coche es una pieza innovadora desarrollada gracias al saber hacer de Peugeot Sport y de la Dirección de investigación y desarrollo del Grupo. Construida en bloques de carbono, esta célula central está formada por sólo doce piezas e integra los sub-chasis delantero y trasero lo que permite eliminar los soportes añadidos. De este modo se optimizan la rigidez torsional y el peso de la estructura que pesa apenas cien kg.

Atornillados al chasis de carbono, el motor V8 híbrido HDi FAP de 3,7 l y los ejes rodantes son fruto de la experiencia de Peugeot Sport, adquirida y validada en los circuitos de todo el mundo.

Refrigerado por conductos que nacen en las tomas NACA del techo, el V8 transmite sus 600 CV a las ruedas traseras a través de una caja secuencial de seis marchas. Esta potencia aprovecha perfectamente la compacidad del coche: 4,65 m de largo, 2,20 m de ancho, 1,13 m de alto, 1.100 kg etc.

Calzadas con neumáticos especialmente desarrollados por Michelin, en medidas 275/30 delante y 345/30 detrás, las llantas de 20’’ tienen su cubo de rueda anclado a la estructura mediante una doble triangulación y una suspensión in-board en ambos ejes.

Inteligente, la tecnología HYbrid4 recupera la energía cinética normalmente perdida durante las fases de frenada. Almacenada en las baterías de iones de litio, esta energía se restituye durante las aceleraciones aumentando la potencia en 80 CV suplementarios. La gestión de esta función se realiza sin intervención del conductor al igual que la del motor, que ha supuesto un verdadero desafío. Los motoristas, en efecto, han debido convertir en utilizable en carretera un motor que, en competición, funciona a regímenes extremos.

Con menos de dos kg por caballo, el Onyx alcanza altísimas prestaciones sin alterar la pureza y la elegancia de su diseño. Para ello está equipado con un fondo plano de carbono que crea un potente efecto suelo. Así, los elementos aerodinámicos han podido limitarse a un mínimo estricto con extensiones de la estructura en carbono y el alerón trasero móvil que carga el eje posterior en las fases de frenada. Ésta queda asegurada por cuatro discos de carbono de 380 mm delante y 355 mm detrás.

Un puesto de conducción innovador para una experiencia inédita

Interfaz entre la carrocería y el habitáculo, las puertas ofrecen un acceso fácil gracias a su cinemática en dos movimientos. Al abrirse, la piel exterior de cobre se separa de la contrapuerta y se desplaza lateralmente algunos centímetros antes de pivotar sobre su eje de rotación. El habitáculo queda bañado por una atmósfera clara, natural, del piso al techo. Por su concepción, pone de manifiesto una reflexión sobre la ergonomía intuitiva y los materiales.

Como la carrocería, ahorra en materiales utilizando sólo los necesarios para la realización de las piezas y su montaje. El resultado es un habitáculo evidente, lo más cerca posible de sus ocupantes. Sobre los materiales ¿cuáles utilizar? Y, ¿cómo utilizarlos? Onyx explora el ciclo de vida de los mismos y demuestra que es posible conciliar las exigencias de prestaciones elevadas de la clientela con la preservación de los recursos naturales.



"Para este supercar hemos buscado materiales nuevos que respondieran a nuestra visión del lujo en el futuro. El carbono se impuso por sus elevadas prestaciones. El cobre, el cristal, el fieltro y el papel –más naturales- expresan nuestra búsqueda de materiales que viven y se embellecencon el tiempo”

Sophie Gazeau, diseñadora de Colores y Materiales de Peugeot


Hecho de fieltro, comprimido y estirado, el habitáculo se ha modelado en una única pieza, sin costuras ni juntas con lo que crea un auténtica burbuja alrededor de los ocupantes encajada en la estructura de carbono, visible en algunos lugares y que asume las funciones que, en otros vehículos, aseguran diferentes piezas: insonorización, piso, consola elevada, techo, asientos baquet.

Los ocupantes se integran en una pieza homogénea que permite además reducir el peso. Su confort deportivo se ha conseguido mediante la inserción de espuma bajo el fieltro a nivel de las zonas de contacto con el cuerpo.

Cálido y suave, el fieltro es fruto de una tradición ancestral. Obtenido a partir de lana hervida y con fibras entrecruzadas, este material es totalmente reciclable y resulta un excelente aislante térmico. Además, mejora la insonorización acústica y la calidad del aire ambiental al deshumidificarlo.



Para el habitáculo me inspire en un objeto tan cotidiano como un envase de huevos. Con una economía de material notable, protege cuerpos muy frágiles. He adaptado el concepto en un espacio intuitivo con un mínimo de piezas añadidas para sentirse integrado en el coche”

Julien Cueff, diseñador de interiores del Onyx



A bordo, el conductor encuentra cada mando sin necesidad de apartar la vista de la carretera para buscarlo. El pequeño volante forrado en fieltro cae naturalmente entre las manos y procura una inmediata sensación de agilidad. En su centro de carbono, los mandos en aluminio gestionan las diferentes funciones del Onyx, mientras que las paletas tras el volante gestionan el cambio de marchas.

El salpicadero está construido en una “madera” de nuevo tipo: el Newspaper Wood. Está fabricado a partir de periódicos usados, juntados y comprimidos para crear grandes ladrillos en los que se esculpen las piezas. La ilusión óptica es perfecta con venas que recorren la superficie. Pero una lectura más atenta revela el secreto de este material cuando aparecen las letras de imprenta en su superficie.

El salpicadero acoge una instrumentación en posición elevada en la que el régimen del motor y la velocidad se muestran mediante piezas metálicas que aparecen y desaparecen como si se tratara de las teclas de un piano. El funcionamiento del motor híbrido, por su parte, está indicado por pantallas digitales.

En el techo se ha instalado un grupo de Toggle Switchesde aluminio, entre ellos el botón de puesta en marcha. Detrás del mismo, una lámina presenta las imágenes de las cámaras de marcha atrás; dos de ellas situadas en los retrovisores exteriores y la tercera en la parte trasera.

También en fieltro, la consola exhibe el saber hacer artesanal con una obra maestra: una pieza de cristal realizada por un maestro soplador. Se trata del indicador del depósito cuyo nivel se lee en la parte superior mediante delicadas tallas en el cristal. Además contiene, en un recipiente interno, la esencia de este supercar, su espíritu. Difundido en el habitáculo a través de los aireadores, un perfume restituye la ósmosis de los materiales utilizados. Finalmente, la consola recibe los mandos del climatizador bi-zona, realizados en una barra de aluminio simplemente torneado, fresado y posteriormente montado.


La belleza de este interior y de las carreteras recorridas queda registrado por una cámara instalada entre los reposacabezas. La grabación puede verse posteriormente en una tableta táctil insertada en el salpicadero, delante del pasajero y que sirve además de interfaz para el sistema de información del coche.

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