La marca británica ha cambiado de forma radical su modelo
intermedio, con rasgos del Evoque y contenidos propios del Range Rover. Con
potencias desde 258 hasta 510 caballos, las entregas comenzarán en septiembre.
Resulta de lo más efectivo por asfalto y en campo, no hay que ser un experto
para salir de situaciones muy complicadas.
Range Rover Sport: en el
punto medio,Motor- transporte-reseñas motor
Lanzado al mercado en 2006, el Range Rover Sport llega en
su nueva generación, mejor que nunca. Así lo dicen en la marca y, honestamente,
así nos parece tras dos días de duras pruebas por Gales, al oeste de
Inglaterra.
Para empezar, el coche presenta un dinamismo en carretera más
propio de un compacto GTI que de un todoterreno de dos toneladas de peso. Y,
además, en campo tiene más aptitudes que cualquiera de los potenciales rivales:
por ejemplo, puede vadear ríos de hasta 0’85 metros, bajar pendientes de hasta
45 grados de inclinación o sortear sin problemas terrenos muy embarrados. Par
lograrlo, los ingenieros crearon al mismo tiempo el Range Rover y el Range
Rover Sport, aunque en este segundo se han cambiado hasta el 75% de las piezas
respecto al primero. Uno de los aspectos cruciales ha sido el control del peso
y, en ese sentido, a base de aluminio se han logrado ahorrar 420 kilos, loq eu
supone un mejor comportamiento, un mayor ahorro de combustible y menores
emisiones de CO2. Estéticamente, el Range Rover Sport, que se parece bastante
al Evoque, tiene unas proporciones equilibradas lo que no es fácil cuando mide
4,85 metros de largo, 1,98 metros de ancho y 1,78 metros de alto. Para ello se
han reducido los voladizos, cambiado el ángulo del parabrisas y creado una
línea de techo más inclinada. Todo ello logra, además, que el coeficiente Cx
baje a 0,34. Tandem envidiable Tras sentarnos al volante y comprobar la enorme
calidad de todos los acabados del nuevo Range Rover Sport pulsamos el botón de
arranque. Es entonces cuando un enorme bufido nos da la bienvenida. Se trata
del V8 de gasolina con 5 litros de cilindrada y 510 caballos de potencia. Es
uno de los dos motores –junto con el V6 diésel de 292 CV- que Land Rover nos ha
permitido probar durante esta presentación. El tercero es otro diésel de 258
CV, también en bloque V6. En todos los casos, tanto el chasis como las
suspensiones forman un tándem envidiable. El vehículo apenas balancea en curva,
no se levanta ni se inclina a la hora de acelerar o frenar, es muy dinámico y
se mueve con una increíble soltura. Además en las curvas no se aprecia una
pérdida de adherencia a un ritmo rápido y la motricidad de las ruedas está muy
lograda. A todo ello hay que sumar una dirección muy directa y precisa, que en
todo momento transmite toda la información al conductor. Buena culpa de este
gran comportamiento en carretera la tiene el sistema Dynamic Response que, en
las versiones más potentes, ofrece el modo específico Dynamic. Este trabaja de
forma continua con el diferencial autoblocante trasero activo y con la
vectorización del par de frenado. Con el primero lo que consigue es que
continuamente esté bloqueando y desbloqueando el diferencial trasero en
diferentes porcentajes de bloqueo para que así las ruedas no pierdan motricidad
alguna. Con la vectorización del par de frenado Land Rover envía parte de la
fuerza del motor a las ruedas exteriores, lo que reduce el subviraje o
derrapaje del eje delantero. Además, para probar la estabilidad de este 4x4 los
responsables de Land Rover nos llevaron hasta el aeropuerto de Kemble y allí
cerraron una pista de aterrizaje para hacer pruebas de aceleración y de
velocidad máxima. También allí nos tocó hacer una frenada de emergencia a 160
km/h para detener el vehículo. Una maniobra que nos llamó la atención por la
gran estabilidad que demostró el vehículo en todo momento. Gran capacidad en
campo Y ya por último, para comprobar la enorme capacidad off-road de este
modelo pudimos realizar varios recorridos de 30 kilómetros en total de
conducción todoterreno. Para ello nos permitieron entrar en los circuitos
específicos de 4x4 que la marca tiene en Inglaterra para desarrollar los
modelos y para demostrar a los clientes la capacidad off-road de sus modelos a
través de los programas ‘Land Rover Experience’. Hablamos por ejemplo de
atravesar un río en el que la altura del agua llegaba hasta casi la mitad de
las puertas, de subir pendientes completamente embarradas, de realizar
descensos de 45 grados sin pisar pedal alguno
Tan sólo lo que teníamos que
hacer es pulsar al botón de reductora o marchas cortas y colocar la rueda de
selección en el modo de barro o en el de rocas. El resto de cosas, lo hacía
sólo el coche. Y con la virtud, además, de que no tienes que ser ningún experto
en todoterreno para solventar situaciones difíciles. Evidentemente, no podemos
hablar visto todo lo anterior, de un coche barato, ni accesible. Pero no
creemos que los precios sean desproporcionados. Arrancan en los 66.000 euros
del diésel 3.0 TDV6 de 258 caballos con acabado S y acaban en los 113.700 euros
del 5.0 V8 S/C (510 CV) Autobiography Dynamic.
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