Hay cuatro motores para elegir, todos de gasolina, con
306, 435, 537 y 630 CV. Corresponden a las versiones SL 350, 500 y 63 AMG y 65
AMG .De las versiones AMG hablamos en un artículo independiente. Las otras dos
las hemos conducido en situaciones distintas: en SL 500 en Alemania, durante la
presentación del modelo; el SL 350, en España, en una prueba normal de una
semana.
El Clase SL es un modelo satisfactorio como cupé por lo
bien que está aislado del exterior. Las ventanillas no tienen marco y, a
diferencia de lo que ocurre normalmente en coches con esa solución técnica, no
se oye ningún ruido producido por el paso de aire a través de un resquicio en
las juntas. Como descapotable, también lo es porque se va bien protegido de las
corrientes de aire y hay varios sistemas que actúan eficazmente para hacer más
agradable los viajes, como el sistema que expulsa aire caliente en la nuca
(llamado «Airscarf»), los asientos con calefacción y ventilación, y el cómodo
paravientos trasero eléctrico (el paravientos de accionamiento eléctrico, la
ventilación en los asientos y el «Airscarf» son opcionales). El principal
inconveniente es, para mí, que el techo no se puede accionar con el coche
circulando a más de unos 8 km/h, lo que condiciona su utilización.
Hay disponibles tres tipos de techo plegable: uno
metálico, otro con una pieza de cristal y un tercero —denominado «MAGIC SKY
CONTROL»— con el que es posible oscurecer a voluntad ese cristal pulsando un
botón, logrando disminuir la cantidad de luz y calor que entra en el habitáculo.
Es similar al que estrenó el SLK (vídeo). Son necesarios 20 segundos para
completar la operación de apertura o cierre del techo.
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