El interior de un vehículo se compone de más de 1.350 cables que funcionan como el sistema nervioso y circulatorio del cuerpo humano
Cables de entre un milímetro y más de un centímetro de grosor están detrás de la iluminación, el sistema de sonido o los asistentes del coche como el detector de ángulos muertos
Hasta 100 sensores y centralitas interactúan entre sí cuando se activa alguna función del vehículo