Al subir al coche, la posición
de conducción tiene una importancia muy alta tanto para garantizar el correcto
manejo del volante, pedales y resto de controles como para minimizar los daños
en caso de accidente.
Para empezar, la altura del
asiento, que hay que regular de manera que los ojos queden por la mitad del
parabrisas. Después la distancia a los pedales. Hay que pisar a fondo, y que la
rodilla quede ligeramente flexionada, porque si se lleva estirada, en caso de
colisión, se producirían daños serios en la cadera.
Lo siguiente es el respaldo,
que idealmente ha de ir entre 90 y 110 grados, con el volante a una altura que
no impida la visión y con las manos en la posición de las dos menos diez o las
tres menos cuarto. Una vez más, los brazos ligeramente flexionados para evitar
daños mayores en los hombros en caso de frenada.