PUNTO FINAL
La enorme campana del reloj, ubicada
en la majestuosa torre del Ayuntamiento, suena con estruendo, dando las doce
campanadas. Al mismo tiempo, el tabernero va recogiendo las sillas plegables de
madera para apilarlas dentro del establecimiento. La clientela comienza a salir,
conversando y dando a sus movimientos una ceremoniosa actitud. Algunos engullen
el último trago y otros, saborean el dorado líquido de la tierra que, en su
momento, fue llevado de la viña al lagar para ser triturado y pasar el mosto a
los bocoyes —barriles de gran
tamaño, generalmente con madera de roble y reforzados por unas tiras de metal
que los rodean a modo de cinturón—. en los que fermentará poco tiempo después y se
convertirá en vino… Producto elaborado artesanalmente como ocurre en casi todos
los pueblos de la comarca del Condado de Huelva.