domingo, 31 de octubre de 2021

TODOMOR VIAJES


PROCIDA, Italia


Se trata de la más pequeña de las tres islas que emergen en la bahía de Nápoles y llegar a ella supone un trayecto de apenas una hora en barco. Aunque resulte curioso, este pequeño edén mediterráneo es destino elegido por muchos alemanes, franceses y, sobre todo, italianos, para escapar de la monotonía y disfrutar de días de sol en la época estival. Sin embargo, para los españoles, Procida aún sigue siendo todo un misterio.



 


Y esto sucede probablemente porque la isla cuenta con duras competidoras y, mientras nuestras miradas se posan sobre las curvas de la romántica Costa Amalfitana o sobre la todopoderosa Capri y su jet set, Procida permanece ahí, humilde y serena, sabiéndose mucho más especial que todas ellas.

Sin dudarlo un segundo ponemos rumbo directo a nuestro alojamiento. ¿El lugar elegido? La Marina Corricella, por supuesto. La estampa que mejor representa a Procida es este pequeño barrio de pescadores formado por casitas de colores que se desparraman colina abajo hasta encontrarse con las olas. ¿Un Cinque Terre en medio del mar? Podría ser una buena manera de definirlo. Además, se trata del barrio más antiguo –del siglo XVI- de la isla.





Con poco más de 4 kilómetros cuadrados, la pequeña isla italiana esconde muchos, muchísimos atractivos.



Pero empezamos por lo más cercano. Volvemos a subir y a escudriñar cada centímetro de La Corricella en busca de esa cúpula amarilla que corona la postal del barrio. Se trata de la Iglesia de Santa María de la Gracia. Dentro, una pareja de jóvenes ensaya en el órgano y pone la mejor banda sonora a nuestra visita.



Procida el paraso italiano que estabas buscando

Estos dos cañones tienen la clave: aquí están las mejores vistas de toda Procida Getty Images

Decidimos subir más. Queremos alcanzar el lugar más alto de la isla. En Terra Murata, un par de cañones de 1799 nos esperan para indicarnos que, precisamente en ese punto, se encuentran las mejores vistas de toda Procida.



De la mano de una de las guías oficiales de la isla hacemos una visita privada al antiguo Palacio de Avalos, hoy en ruinas. Nos cita en la puerta, y es ella la que saca de su bolsillo la llave de la inmensa verja principal que abre el candado. Tras pasar, vuelve a cerrarlo.



Esta inmensa construcción fue levantada en 1563 y en 1736 pasó a ser Palacio Real en manos de los Borbones. La zona, tras ser fortificada, pasó a llamarse Terra Murata, y en 1700 se transformó en zona militar.

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