Al gran Battista Farina, apodado Pinin Farina, céle diseñador italiano, se le preguntó, a mediados de la década de 1970, cómo debería Citroën proyectar un nuevo DS para la siguiente década. Su respuesta fue: “deben dejarlo tal cual”.
Flaminio Bertoni, el genial diseñador italiano, autor de las líneas del Citroën Traction Avant y que había dulcificado las del TPV, transformándolo en el simpático 2CV que generó unanimidad en su diseño, comenzó a trabajar en las formas del DS en 1938, ya que un rediseño del Traction Avant. Con el transcurso de los meses, el proyecto tomó una nueva dirección y antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, la dirección de Citroën comunicó a Bertoni que el objetivo ya no era la mejora del Traction, sino el lanzamiento de un nuevo “Coche de Gran Difusión ”: con nombre de código VGD, es decir, el futuro DS.
Bertoni, liberado de los vínculos técnicos con el Traction del primer encargo y de acuerdo con el coordinador general del proyecto, el ingeniero André Lefebvre, empezó a esculpir (Bertoni era más un escultor que un diseñador) la imagen del nuevo coche sobre la base de la forma de la gota de agua que -Lefebvre no dejaba de repetirlo- era la forma que el líquido adopta para atravesar el aire y, por lo tanto, la más aerodinámica.
Sucesivamente, entre 1953 y 1954, Bertoni se inspiró en la forma de los peces y un domingo por la mañana creó la escultura casi definitiva del futuro DS19.
El coche resultó era, no obstante, demasiado largo: casi seis metros, excesivo para los aparcamientos estándar franceses de la época y ello obligó al centro de diseño a revisar el diseño constructivo a pocos meses de la presentación. Con la rapidez que lo caracterizaba, Flaminio Bertoni acortó el “VGD” en casi un metro, reduciendo el voladizo trasero (acercándose así a la idea de Lefebvre de situar las ruedas lo más cerca posible de los cuatro ángulos de la carrocería) y enmascarando el corte con los famosos conos de plástico (o de acero inoxidable) que en la berlina DS alojaban los intermitentes traseros.
Bertoni, siempre insatisfecho con sus propias creaciones (llegó a acusar en broma al resto de diseñadores de haber “arruinado” el DS poniéndole ruedas…), siguió trabajando en las líneas del DS para actualizar el coche. Un sábado por la mañana, en diciembre de 1963, se cuenta que hizo que le trajeran un morro completo de un DS a su laboratorio y con martillo, plastilina y plexiglass, en pocas horas destruyó y reconstruyó el capó, los guardabarros y los parachoques creando el célebre morro de tiburón que distinguiría a los DS fabricados a partir de septiembre de 1967.
La parte trasera, en cambio, se mantuvo prácticamente idéntica a la de 1955 con apenas pequeñas diferencias en la parte final de las aletas. Bertoni siempre consideró esta zona del DS como la menos satisfactoria.
En febrero de 1964, en el transcurso de una reunión de amigos, Bertoni se encontró indispuesto y una ambulancia (un DS, obviamente) lo llevó al hospital donde murió al cabo de muy poco tiempo. Un ictus acabó con la carrera y con la vida de uno de los más geniales diseñadores de coches de su época y encontrar un sucesor para su puesto no resultado una tarea sencilla.
Bertoni tenía dos asistentes: Henri Dargent y Robert Opron, llegados hacía poco tiempo del centro de diseño de Simca, y de los dos, el segundo fue el elegido para continuar con el trabajo de Flaminio y hacerse cargo del departamento de diseño de la marca del Chevron doble. Autor, entre otros, del AMI8 (rediseño del AMI6 proyectado por Bertoni en el que fue su último trabajo), del GS, del SM y del CX, Opron intentó completar el trabajo de Bertoni y modernizar el DS dotándolo de un nuevo morro y de una nueva trasera.
Los trabajos se realizaron internamente en el Centro de Diseño, sin paralizar el resto de los proyectos, pero con una prioridad elevada: la dirección temía que los años empezaran a pesar para la Diosa del Automóvil y querían dar al DS un nuevo aspecto que garantizara la continuidad de su producción.
Opron, Gromik, Franchiset, el propio Dargent y todos los artistas de diseño de la marca, esculpieron (imitando al maestro) y construyeron una forma a escala 1: 1 de sus trabajos, solo para determinar que todo lo que había hecho Bertoni ya era lo bastante bueno. Finalmente, de los cientos de maquetas, diseños a lápiz y modelos de dimensiones reales no quedaron más que algunas fotos (y algunas maquetas): no se cambió nada en la línea del DS, excepto el frontal diseñado (o, mejor dicho, esculpido) por Flaminio Bertoni en 1963.
Como dijo Pininfarina, no se puede mejorar aquello que ya es perfecto.
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