sábado, 4 de abril de 2020

LA ROTONDA


¿Y DESPUÉS, QUÉ?



La expansión del coronavirus ha limitado la producción de muchas empresas, ha afectado a los mercados. Al sector del automóvil era lo que le hacía falta. Los números no eran muy alentadores al finalizar 2019 para las empresas del motor, ahora ha llegado el COVID 19 y remata la faena.

Estábamos en plena reconversión con los coches eléctricos, y esta situación de mercado estaba dejando tambaleándose al sector. Las marcas hace muchos años venían haciendo una inversión importante para presentar sus vehículos eléctricos, y las campañas en todo el mundo eran muy agresivas para mentalizar al futuro comprador que el vehículo eléctrico no era cosa del futuro, sino que era ya hora de cambiar nuestros coches por la amplia oferta que presentaban en sus mundiales escaparates del automóvil.


El termómetro subió estrepitosamente con la suspensión del Salón de Ginebra, donde las marcas pensaban dar el empujoncito con sus nuevos diseños eléctricos. Esto no ocurrió, y el fielato de stop en las compras dijeron hasta aquí hemos llegado.

El ser humano tiene la mala costumbre de comer antes de comprarse un coche. Pero si además, empiezan a moverse los cimientos del sustento laboral, y si los gobiernos proponen por decreto que no podemos salir de casa y que solo se pueden abrir los establecimientos de primera necesidad, ¡apaga y vámonos! Comprarse un vehículo no está dentro de las primeras necesidades de los usuarios por muy sostenibles que sean, cómodos y seguros.

¿Y después, qué?
Creo que lo primero que se está haciendo es lo más razonable, afrontar acabar con la pandemia en la sociedad no sin grandes esfuerzos por parte de la población.

ERTES, cierre de empresas, trabajos desde casa, poca o nada producción para tanto gasto personal y económico.

Elucubrar es algo que todos hacemos en algún momento del confinamiento del día, ¿qué va a pasar después, cuando controlemos el virus? y, sobre todo, ¿cuánto va a durar todo esto?
Es evidente que cada persona hará su propio balance, unos el más importante el de la salud, entre las personas que han fallecido y el dolor con que tantas y tantas familias se han quedado. Pero, punto y aparte.

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Los que tengamos la suerte de seguir adelante, de ganarle la batalla al COVID 19, ¿cómo vamos a arrancar? Una máquina como la economía de un país que pondrá todo de su parte para que los daños no quiebren a una sociedad, rota y devastada. Unos fondos de reserva que se han puesto al servicio del Estado para tapar todas las necesidades que se han tenido que cubrir. Una Europa que se crea para solidaridad de los países miembros y que, a las primeras de cambio, se pone las manos atrás y se pone a silbar como si no fuera con ella.

Después habrá que volver nuevamente a poner todos de nuestra parte, y entre todos levantar una sociedad que quedará maltrecha, malherida y que habrá que resucitar.

La solidaridad de las grandes empresas, los beneficios pretéritos de los que le han sacado rédito a sus negocios, deberán servir para apoyar a una sociedad donde pequeños y medianos empresarios se han quedado tiritando, sin poder levantar la cabeza maltrecha, incluso muchos teniendo que cerrar sus establecimientos.

Habrá que empezar de cero y, entre todos, tendremos que poner nuestro grano de arena. Después empezará nuestro sacrificio económico, el de todos, el de los que más tienen que tendrán que ayudar a los que más necesitan.

Los cimientos de una sociedad económica tal como la conocemos actualmente puede que pase a mejor vida, y pasarán meses, incluso algunos años hasta que lleguemos a poder respirar de nuevo.

Las nuevas tecnologías seguirán avanzando pero, para ponerse a la altura, la sociedad tendrá que recuperarse, el desempleo tendrá que bajar paulatinamente, las empresas tendrán que recuperase, la caja de las pensiones tendrá que redimirse con los nuevos empleos, y las puertas de la educación, ¡tan necesaria!, volverán a abrirse para que sociedades como la nuestra vuelvan a levantarse cuando desesperadamente vuelvan a caerse.

Será hora de hacer balance, los vehículos se pondrán en marcha y volverán a ocupar la calzada, la movilidad volverá a ser un problema para los ayuntamientos, y el reloj de nuestra vida volverá a ponerse en hora.

Como siempre, los gastos nunca deberán superar a los ingresos para no endeudarnos, ni económicamente, ni éticamente, ni socialmente,
Con afecto y respeto,

Pepe Bejarano
todomotorsevilla@gmail.com

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