Después de regresar del East African Safari Classic Rally, Porsche Newsroom visita "Tuthill Porsche", donde se encuentran las joyas Porsche de rallye con refrigeración por aire.
En una fría mañana de invierno, la soñolienta aldea de Wardington en Oxfordshire se despierta con el estruendo de un enorme camión de contenedores pasando entre altos setos. Desde la estrecha calle principal, el camión gira cuidadosamente hacia un empinado camino de acceso. Unos minutos más tarde llega otro. Luego otro y otro. El penúltimo camión en hacer este difícil giro a la izquierda lleva un maltrecho contenedor plateado con el inconfundible contorno de un 911 pintado en el lateral, bajo el cual se leen las palabras "Tuthill Porsche".
El nombre Tuthill es bien conocido por los amantes de las competiciones de clásicos con Porsche, especialmente por los aficionados a los rallyes. A finales de los 70, Tuthill trabajó como equipo privado con el 356 y el 911, antes de que Prodrive contratara a este pequeño pero muy experto grupo de profesionales para preparar las carrocerías de los 911 SC RS de Porsche. Con el tiempo la compañía creció y, hoy, en Tuthill hay especialistas en los 911 refrigerados por aire a los que les gusta abrir caminos.
Y por eso estamos hoy aquí. En estos seis contenedores, que se están descargando gradualmente en el suelo todavía helado, se encuentran las secuelas del último East African Safari Classic Rally, un evento incomparable en el deporte del motor moderno, y que Tuthill Porsche acaba de ganar por cuarta vez.
Estos contenedores de 12 metros han estado en tránsito desde antes de Navidad, y a medida que las puertas se abren, comienza a quedar claro el alcance de esta hazaña. Están apilados los repuestos, llantas y neumáticos, que se mezclan con la suciedad acumulada tras nueve días de rallye a través de los implacables caminos africanos. Y aparte están los coches, cubiertos de polvo rojo keniano, barro, moscas y cinta adhesiva.
El Safari formó parte del Campeonato del Mundo de Rallyes durante 30 años. Hoy en día, es un evento independiente con miles de kilómetros de zonas silvestres por Kenia y Tanzania, al que acuden solo equipos privados con automóviles fabricados antes de 1986. Las grandes distancias recorridas, en condiciones extremas de calor y humedad, junto con la enorme lejanía, lo convierten en un desafío único tanto para los pilotos como para los equipos. Una pesadilla física y logística, de la que Richard Tuthill, sin embargo, no puede ni quiere alejarse.
Nos encontramos con Richard junto al primer contenedor, inspeccionando un precioso cargamento que no ha visto la luz del día en casi dos meses. En el Classic de 2019, Tuthill tuvo una increíble participación con diez coches, ocho de los cuales están aquí hoy.
Los coches que Tuthill lleva a Kenia son los 911 de la serie G, así que tienen medio siglo de antigüedad. Equipan la caja de cambios tipo 915 y un bóxer atmosférico de seis cilindros y 3.0 litros. Son auténticos clásicos, coches que al resto nos encantaría tener para salidas de fin de semana. Además, 10 coches implican 30 técnicos, tres por coche, junto con un personal de apoyo de gestión, médicos, ingenieros y fisios. Entre 40 y 50 personas en total, todos en ruta durante 10 días seguidos, incluyendo un solo día de descanso en la mitad. La organización de esta cantidad de personas es impresionante, pero la logística de 10 coches clásicos de competición en un rallye off-road en otro continente es realmente asombrosa.
“Tenemos un contenedor por coche que lleva todo a excepción de llantas y neumáticos: desde gatos hidráulicos a bidones, pasando por cajas de cambios. En definitiva, unos 100.000 euros por coche”
Richard Tuthill
"Yo lo veo como 10 equipos individuales, coordinados y administrados centralmente", dice Richard. "Tenemos un contenedor por coche con todo: gatos, borriquetas, bidones, cajas de cambio; lo que sea excepto llantas y neumáticos. Probablemente, unos 100.000 euros de repuestos por coche." Y después está la llamada nave nodriza, el contenedor con el logo de la marca que vimos antes. "Cada tarde va allí gente del equipo para coger repuestos, como tres juegos de pastillas de freno y un amortiguador delantero derecho. El amortiguador dañado lo repara un mecánico por la noche, como otras piezas, por si acaso hiciera falta”.
Sin embargo, a veces ni siquiera este sistema puede mantener el ritmo de lo que se necesita. "Este año hemos tenido mucha demanda de brazos de suspensión. El cuarto día, habíamos usado el 60% de nuestra provisión de bieletas del lado delantero derecho porque todos se golpeaban con lo mismo. Así que llamas a casa y preparas a la gente para volar con las piezas que sean. Un año nos quedamos sin cajas de cambio y el día de descanso tuvimos que reconstruir las que habíamos desechado. Tienes que estar pendiente".
Esta calma es característica de Richard quien, como director de Tuthill Porsche, infunde una energía tranquila que resulta inapreciable sobre el terreno en el Classic. ¿Suficiente para reconstruir cajas de cambio 915 en medio de una zona silvestre?
“Es nuestro trabajo”, contesta sencillamente Richard Tuthill. "En 2017, Stig Blomqvist tuvo un problema de motor. Ese año, cambiamos el motor y la caja de cambios en 13 minutos". Pero hizo falta que Richard Tuthill condujera de noche durante seis horas para recoger el motor de recambio. Richard Tuthill llegó a las tres o cuatro de la mañana, cuando el motor y caja de cambios estaban en el suelo. "Stig empujó el coche fuera del parque cerrado, a un campo, y 15 o 20 de nosotros nos pusimos a trabajar sobre él. El coche que iba en segundo lugar salió del parque cerrado mientras Stig, que lideraba el rallye, todavía estaba en ese campo sin motor y sin caja de cambios. Y el tramo de enlace hasta la primera especial era de unos 12 km. Así que los coches dos, tres y cuatro pasaron por delante pensando "esto se ha acabado para él". Pero, mientras se alineaban para el comienzo del tramo cronometrado, Stig pasó por delante de ellos para ocupar su lugar en la primera posición de salida. Eso es lo que nos gusta".
Después de más de 30 años en el frente, no hay mucho sobre los viejos 911 que pueda desconcertar a Richard y su equipo. Y como él explica, es el coche perfecto para esas condiciones: "El motor está en el lugar correcto, así tienes tracción. Con 3.0 litros también tienes par motor suficiente. Lleva suspensión independiente en las cuatro ruedas y una sólida carrocería monocasco. Y fue construido brillantemente en 1973. Tenemos cinco motores que se están haciendo hoy en día, todos con cigüeñales, cárteres y culatas originales. Incluso en nuestros proyectos de desarrollo, nunca pasamos por alto lo que hizo Porsche en aquellos coches. Hacerlo sería un gran error porque quienes lo desarrollaron tenían razón en todo”.
Si observamos el estado de algunos de los coches que se han presentado en la fría mañana británica, coches que han terminado el rallye, está claro que tanto el diseño original como la experiencia actual están jugando su papel. "Hay una idea equivocada de que los vehículos vuelven destrozados de África", continúa Richard. "Vuelven destrozados si chocas con cosas. No daré nombres, pero algunos de nuestros pilotos golpean todo lo que se puede golpear allí. Pero si conduces correctamente puedes ganar el rallye y tu coche queda como nuevo".
Y es cierto, la mayoría de estos coches ni siquiera tiene un motor reconstruido antes de esta aventura. Una prueba más de la preparación de Tuthill y del diseño original de Porsche. No obstante, es asombroso el trabajo que se hace para que lleguen a la meta, y que alguno lo haga en primer lugar, especialmente si se considera que todo el mantenimiento en Kenia se hace por las tardes, en la oscuridad total.
"Estamos preparados para ello", dice Richard. "Tenemos luces y todo el mundo tiene linternas, pero a veces no sé cómo lo hacen los miembros del equipo. El aspecto humano es lo más importante. Pasan de tres a seis semanas ahí fuera, y al final del rallye no podría estar más impresionado. O agradecido. Son personas extraordinarias y tenemos un excelente ambiente de equipo".
Se detiene un momento mientras inspeccionamos los coches, heridos pero no vencidos, y los ingenieros empiezan a llevarlos hacia los talleres. "Pero es bueno que el rallye sea cada dos años, porque si hoy les pregunto si quieren volver a Kenia, sería difícil de responder. Necesitas al menos de seis meses a un año antes de que pienses que es una buena idea volver".
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