Citroën cumple 100 años
(1919-2019) como fabricante de automóviles. Desde sus orígenes ha estado a la vanguardia, combinando técnica y confort
como pilares fundamentales de su estrategia.
La actual Berlina C4 Cactus y
el Nuevo SUV C5 Aircross reúnen y mejoran con las actuales tecnologías, la
experiencia adquirida en esta larga andadura, bajo el paraguas del programa
Citroën Advanced Comfort. Destacan por su elevado nivel de confort, con entre otros
su suspensión de Amortiguadores Progresivos Hidráulicos, que permiten un efecto
de «alfombra voladora».
Este programa integral
armoniza la comodidad de la suspensión junto a las funcionalidades que demandan
las personas de : luminosidad, aislamiento acústico y térmico, espacio,
modularidad, ergonomía, personalización, ayudas a la conducción, sistemas de
comunicación y conectividad.
Desde 1919, el confort en
Citroën es un sello de identidad ineludible, hoy el confort no sólo piensa en
quien conduce, sino en todxs y cada unx de lxs pasajeros.
«¿Papá, qué es confort?» La
RAE lo define con un tímido y escueto: «bienestar o comodidad material». Súbete
a un Citroën y adquirirá un significado más amplio. En sus 100 años de
experiencia, Citroën ha ido redefiniendo el concepto de «bienestar» y lo ha
adaptado a las necesidades y a las demandas de las personas de cada época. Para
Citroën, hoy, el automóvil no solo debe garantizar la movilidad de un lugar a
otro y hacerlo con absoluta seguridad. Ahora ha de ser una extensión de nuestro
entorno más cercano: nuestro propio hogar, nuestra oficina, nuestro ámbito
familiar. Un espacio vital en el que entren en juego factores como la
iluminación, la decoración, la temperatura, el aislamiento acústico o el tono
de música adecuado, la comodidad del asiento, el hecho de tener al alcance de
la mano los mandos e instrumentos fundamentales, disponer de lugares donde
colocar cada recuerdo o efecto personal y contar con las máximas ayudas a la
conducción para hacer de ella un experiencia eficiente y segura.
100 años después de que su
fundador André Citroën se volcase en la aventura del automóvil, la berlina C4
Cactus y el nuevo SUV C5 Aircross reúnen todos esos principios bajo un común
denominador: Citroën Advanced Comfort. Súbete a un Citroën 2 CV, trasládate
mentalmente a esa época del automóvil lúdico, de los viajes sin prisa y
entenderás que una elemental banqueta y un techo abierto podían ser la manera
de desplazarse más desenfadada y ágil. O date una vuelta en un Traction Avant y
podrás imaginar cómo aquel médico podía atender en tantos pueblos, tan
distantes, y tener buen ánimo hasta el final del día. Porque, al contrario de
lo que precisa la RAE, el confort va más allá de lo «material», es un
sentimiento tan personal como emocional. Y en Citroën no solo se piensa en la
persona que conduce sino en todxs lxs pasajerxs.
Tampoco las velocidades, ni
los caminos para los que se pensó el 2 CV, eran las autovías o las exigencias
de seguridad de hoy día. Sube ahora a una Berlina C4 Cactus o al SUV C5
Aircross y tendrás el mismo espíritu de libertad y desenfado. Sin embargo, la
ejecución no podría ser más distinta. Grandes asientos, vistosos y acogedores
tapizados han sustituido a esas banquetas de esterillas de los primeros 2 CV. Los
nuevos asientos de la Berlina C4 Cactus y el SUV C5 Aircross esconden una
cuidadosa elección de materiales, espumas de diferentes densidades, incluyendo
una capa viscoelástica para recibir y amoldarse mejor al cuerpo desde el primer
instante. Se necesita así porque hoy hacemos muchos desplazamientos cortos,
vivimos deprisa. Precisamente, esto hace que cada momento en el coche tenga que
ser reconfortante.
Confort también es acomodarse
en la Berlina C4 Cactus y en el SUV C5 Aircross y sentir el aislamiento
acústico frente al ruido exterior gracias al grosor óptimo de los cristales, al
cuidado aislamiento del motor y el bajo ruido de rodadura. No sería confortable
una cápsula oscura, cerrada. Los Citroën del siglo XXI ofrecen un techo de
cristal, que inunda el habitáculo de luz y, dicen lxs psicológxs, de optimismo.
No, el confort no es material, va más allá del significado de la RAE: a bordo
de un Citroën no solo se toca, se
SIENTE, aunque tenga que salirse de lo corriente y de las definiciones al uso.
Citroën Advanced Comfort ha
creado su propio lenguaje: a un interior acogedor, de un ambiente sereno, se
une una utilización conveniente, perfectamente adaptada a todxs lxs ocupantes.
Además, los nuevos Citroën transportan a una sensación de serenidad tanto a la
persona que conduce como a todxs lxs pasajeros. Un relax interior equivalente a
aquellos CX cuando trasladaban a autoridades y eran los reyes de las recién
estrenadas autovías. La búsqueda del confort es una tarea multisensorial, que
involucra a una ventilación de calidad, sin ruidos o chorros desagradables,
pero también al empleo de materiales de colores y brillos agradables tanto a la
vista como al tacto.
Somos multitarea y seguimos
siéndolo incluso cuando estamos ya subidos en el coche y al volante. Los
primeros velocímetros digitales del CX, luego convertidos en pantallas más
complejas en el C6, permitían controlar las funciones básicas del coche. A
quien conduce la Berlina C4 Cactus o del SUV C5 Aircross se le procura una
interacción plena. La comunicación digital conductor-automóvil es clara, sin
abrumar; y su manejo, intuitivo. Por ello se han implantado las aplicaciones
Mirror Link, Android Auto y Apple CarPlay, para no dejar de ser una persona
conectada cuando se entra en un Citroën.
Citroën Advanced Comfort
implica un interior lleno de detalles, simples e ingeniosos, con una
utilización fluida, sin fricciones, y muy prácticos. El espacio ha sido
estudiado milimétricamente para crear un ambiente acogedor y despejado de
elementos y formas innecesarios. El funcionamiento de cada sistema, ya sea, por
ejemplo, la preselección de uno de los modos de conducción como el
accionamiento de la instrumentación del cuadro principal, es fácil e intuitivo.
Hoy, un SUV Citroën C5
Aircross une la versatilidad de un SUV con la practicidad de los monovolúmenes,
con tres asientos individuales en la segunda fila, susceptibles de plegarse y
de deslizarse de acuerdo con las necesidades del momento. El Traction Avant ya
anticipó esta necesidad con un pequeños transportines plegables en la zona
trasera. Una berlina C4 Cactus, por su parte, ofrece espacios inesperados, como
las dos guanteras frente al pasajero, gracias a haber desplazado el airbag del
pasajero al techo.
CITROËN, ESA ALFOMBRA VOLADORA
Un Citroën no es un espacio
«cocoon» estático, sino especialmente en movimiento. Ese ha sido su ADN durante
cien años, filtrando o adaptando las condiciones del mundo exterior, cambiantes
a lo largo de las décadas, para conseguir mantener ese estado relajado en sus
ocupantes. Históricamente, el diseño óptimo de las suspensiones ha sido el
elemento característico de Citroën para conseguir ese confort de referencia
entre sus rivales coetáneos. Las limitaciones de espacio, de peso y de precio
siempre habían hecho difícil entender a la competencia desde los años 50 cómo
la sofisticada suspensión hidroneumática —y luego hidractiva— de Citroën
quedaba tan lejos de su alcance.
Innovando sin cesar, siempre a
la vanguardia, si alguien pensaba que aquellos sistemas de suspensión no se
podían mejorar es que no conocía el ingenio de Citroën. Su solución para
mejorar el confort, sin perder espacio, sin añadir peso y sin perjudicar
consumos ni emisiones, se llama suspensión de Amortiguadores Progresivos
Hidráulicos.
La berlina C4 Cactus o el SUV
C5 Aircross comparten esta característica técnica, en la que se han depositado
más de veinte nuevas patentes. Su objetivo es seguir haciendo de ese habitáculo
un espacio acogedor, más que en cualquier coche equivalente, especialmente
cuando el estado del firme sobre el que circula deja de ser perfecto y puede
sacar a relucir su característico efecto de «alfombra voladora».
RADIOGRAFÍA DEL FILTRADO
«FIRMA CITROËN»
Al confort de la Berlina C4
Cactus y del SUV C5 Aircross contribuyen esencialmente los Amortiguadores
Progresivos Hidráulicos. Con su diseño interno, son capaces de manejar con
control situaciones cercanas a los límites de la suspensión, esos en que los
amortiguadores convencionales tiran la toalla y cederían el trabajo a unos
simples topes de material elástico.
Los Amortiguadores Progresivos
Hidráulicos de Citroën no abandonan y en los últimos centímetros de recorrido
de suspensión, sea en extensión o en compresión, siguen actuando tal y como es
la esencia de un amortiguador: ajustando con fina precisión el flujo de aceite
por unas válvulas calibradas. De esta manera los amortiguadores aumentan su
rango eficaz de funcionamiento durante toda la oscilación vertical de la rueda.
Como la parte final del recorrido está garantizada, tampoco hay que adoptar
soluciones de compromiso en sacudidas menores, lo que permite mejorar en toda
condición de uso –y simultáneamente- el confort para todxs los ocupantes y la
seguridad en la pisada.
Además, como los
Amortiguadores Progresivos Hidráulicos se acoplan a la carrocería, su
estructura necesita una elevada solidez, razón por la que la Berlina C4 Cactus
ha mejorado un 20 por ciento la rigidez de su anterior generación. También los
asientos que se anclan sobre ella forman parte del confort vibracional del
vehículo, por lo que se han diseñado para participar activamente en el filtrado
de las irregularidades, con una capa de material viscoelástico sobre un
espumado más tradicional. Por supuesto, además del confort vibratorio, se ha
cuidado el postural, así como el táctil o el visual de los tapizados.
Del mismo modo que sus
antecesores, los nuevos modelos construidos bajo el concepto Citroën Advanced
Comfort consiguen esa identidad propia mientras rueda, esa «firma Citroën»
caracterizada por una búsqueda del máximo confort. Naturalmente, las nuevas
exigencias sociales también requieren que la excelencia en el confort se
consiga sin sobrepeso y sin aumentar el consumo. Por eso la última de esas
soluciones rupturistas de Citroën para el confort ha querido ser progresiva,
sin equipos adicionales que roben energía y espacio o que engorden y compliquen
el vehículo. Una solución con ingenio, susceptible de incorporarse a nuevos
modelos de Citroën y bajo cualquiera de las arquitecturas actuales y venideras.
AYER Y HOY: ICONOS DE UNA
MARCA CENTENARIA
1919: nace Citroën y el Tipo
A, el primer coche francés fabricado en serie.
El Citroën 11 Traction de 1934
se convierte en la primera berlina en adoptar la tracción delantera, un
bastidor autoportante y suspensión delantera independiente.
Bajo una apariencia sencilla y
elemental, el 2 CV escondía un utilitario «todo uso» capaz de desenvolverse por
cualquier tipo de terreno de la manera más eficaz y económica posible.
El confort adquirió otra
dimensión con la suspensión hidroneumática: «Tiburón», GS, CX, SM, BX, XM,
Xantia, C5 y C6 llevaron el placer de viajar a cotas superiores. Comodidad y
seguridad comenzaron a integrarse en la era electrónica.
La Berlina del siglo XXI: el
C4 Cactus racionaliza el entorno.
SUV C5 Aircross, un nuevo
concepto de entender el confort y vivir el automóvil como una experiencia vital
más allá de la simple conducción.
LOS ORÍGENES
En 1925 Citroën iluminó la
Torre Eiffel con un rótulo gigantesco y su nombre. Más allá de la repercusión
mediática, era una alegoría en sí misma: el automóvil como faro y guía en la
era moderna, en la época de la industrialización y en el camino hacia una
libertad de movimiento individual, rápido y confortable. De forma imparable, el
automóvil se estaba convirtiendo en eje motor de la sociedad y de su desarrollo
técnico, económico y cultural.
Citroën ya había dado muestras
de su visión de futuro con la puesta en marcha de su primera factoría en París,
en 1919, hace ahora 100 años. Frente a los métodos artesanales, apostó desde el
principio por una fabricación en serie. Siguiendo un método científico, ese
planteamiento empresarial permitía aprovechar al máximo el proceso de
construcción y ensamblaje del automóvil y, como resultado, dirigir recursos y
esfuerzos para hacer de él un modo de locomoción más eficaz, más seguro, más
funcional, más accesible, más confortable y, en definitiva, más agradable.
Seis años antes, en 1913,
André había fundado la empresa «Societé des Engrenages Citroën» para fabricar
engranajes mecánicos con los dientes en forma de doble espiga en V. El
distintivo de doble chevrón acabó convirtiéndose en el emblema de la marca y el
funcionamiento silencioso, suave y efectivo de aquellos mecanismos, el santo y
seña de Citroën.
CITROËN TIPO A: FACILIDAD PARA
TODOS LOS PÚBLICOS
Fiel a esas ideas anteriores,
el Tipo A de 1919 se convirtió en el primer modelo europeo fabricado en serie.
Enseguida la producción alcanzó los 30 vehículos diarios y en apenas dos años
ya salían de sus talleres 20.000 ejemplares anuales. Fue también el primer
vehículo francés en llevar el volante a la izquierda. Pero, sobre todo,
eliminaba la omnipresente figura del chófer. Aislado de la zona señorial, el
conductor y mecánico ejecutaba la doble función en aquellas primitivas carrozas
motorizadas. El automóvil y los viajes eran cosa de la élite. No así después de
que Citroën lanzase el Tipo A.
El Tipo A incorporaba arranque
y alumbrado eléctricos. No necesitaba el concurso del golpe de manivela
habitual para ponerlo en funcionamiento y la conducción nocturna ya no suponía
un suplicio. Era un vehículo concebido para todos los públicos. Citroën lo
comercializa totalmente equipado y disponible en diferentes configuraciones de
carrocería según la exigencia del cliente: berlina y torpedo (descapotable) de
tres y cinco plazas, en terminaciones estándar y lujo, e incluso una versión
deportiva (22 CV y 75 km/h) denominada Torpedo Sport Special.
Junto a un peso contenido, su
esquema de suspensiones provisto de ballestas cuarto-elípticas en los dos ejes
elevaba el confort de marcha en relación a los vehículos precedentes. Era fácil
de conducir para una generación que accedía por primera vez a un coche. Ágil,
económico, fiable y cómodo, pronto se convirtió en el vehículo al que pudo
acceder la clase media. Su motor de 18 CV apenas consumía 7,5 l/100 y podía
mantener ritmos de 65 km/h por aquellas polvorientas carreteras.
CITROËN 5 CV: CONFORTABLE,
SEGURO Y PRÁCTICO
La demanda cambiaba de tercio.
El automóvil trataba de abrirse camino en todos los estratos sociales. La
conquista de nuevos horizontes ya no era privilegio de unxs pocxs. El Citroën 5
CV de 1922 ahondaba en el concepto de vehículo utilitario y práctico. Además de
ser el más barato, tenía un tamaño más compacto y su célebre versión «Trèfle»
(trébol) optimizaba el espacio interior con un tercer asiento central en la
popa del coche —por su semejanza con el casco de una embarcación—, que
igualmente podía ejercer de hueco para el equipaje.
En 1924, el B10 introdujo el
concepto «tout acier». Hasta entonces, las carrocerías mezclaban distintas
piezas de madera y chapa. Citroën planteó ese «todo-acero», un armazón formado
por planchas de acero estampadas y soldadas, armazón que al ser más fino
incrementaba la amplitud interior a igualdad de tamaño exterior. Pero ante
todo, ese aumento de la rigidez estructural aportaba una estabilidad
suplementaria, una rodadura más silenciosa y placentera y un extra de seguridad
en caso de accidente. Para evitar llegar a ese último extremo, la serie B14 de
1926 incorporó, por fin, frenos de tambor en las cuatro ruedas.
Poco a poco, las grandes rutas
intercontinentales abrían nuevas y «rápidas» vías de comunicación. Desde el
punto de vista técnico, el desarrollo de los motores fue aumentando la
velocidad de los automóviles, ya con 30 CV. Citroën apostó por lograr el máximo
equilibrio entre prestaciones, seguridad y confort. A principio de los años 30
introducía en los modelos C4F y C6 unos tacos de goma («silent-blocks») como
nexo de unión entre el motor y el chasis a donde va anclado. Nacía así el
«motor flotante». No en vano, la figura que decoraba los radiadores de los
nuevos modelos Citroën no era sino un elegante cisne mecido en el agua: una
imagen totalmente ilustrativa. Con esos topes elásticos se filtraban las
vibraciones mecánicas, redundando en el manejo del volante, la sonoridad y la
calidad de la rodadura. El avance del automóvil iba en volandas.
CITROËN 11 TRACTION AVANT:
SALTO A LA MODERNIDAD
Pero la Historia suele poner
piedras en el camino, que, invirtiendo los términos, permite acelerar el
progreso. La crisis económica de 1929 se había llevado por delante a numerosos
fabricantes europeos todavía artesanales. Los alemanes habían puesto en marcha
un ambicioso plan para construir la primera red de autopistas. La velocidad
adquiría protagonismo. Pero para garantizar el máximo de seguridad, más
potencia mecánica implicaba mejorar otros aspectos. Citroën no busca
explícitamente hacer los coches más veloces, y siguió apostando por tener los
más equilibrados.
Hasta los años treinta, el
esquema dominante en toda la producción automovilística era un vehículo con
chasis de vigas y carrocería independiente, tracción a las ruedas traseras y
ejes rígidos. Aunque otros fabricantes habían ensayado otros planteamientos en
series cortas, Citroën fue el único que puso a funcionar una verdadera cadena
de montaje de un coche de tracción delantera, con bastidor monocasco
autoportante y suspensión delantera independiente: el 11 CV de 1934. De un
plumazo, todo lo anterior y el resto de sus coetáneos quedaban anticuados a su
lado.
El bastidor monocasco del 11
CV Traction Avant permitió hacer una berlina más compacta, ligera, ancha y
baja. Eso aumentaba la rigidez estructural, digería mejor un posible accidente
y la aerodinámica entraba en escena tímidamente. Incluso el maletero posterior
de las versiones alargadas quedaba integrado en la línea de la carrocería. Por
otro lado, agrupando el conjunto motor-cambio-transmisión en el eje delantero,
se eliminaba el túnel central y ganaba habitabilidad interior. Cinco personas
podían viajar con holgura y como opción se podía solicitar una fila adicional
de trasportines o asientos suplementarios.
En un tercer aspecto, la
suspensión independiente reducía el traqueteo en carreteras deterioradas,
aumentaba el aplomo del coche a velocidad alta, cuando la vía lo permitía, y
proporcionaba una limpieza en la conducción hasta entonces desconocida en
modelos de gran serie.
El 11 se convertía así en el
coche más moderno con una estética tradicional —aletas y faros independientes—;
y visto bajo el prisma actual, resulta el coche clásico conceptualmente más
avanzado. Todavía estamos en el período de entreguerras. Demostración de sus
cualidades fue su uso en buen número como taxi en las grandes ciudades
europeas. En España, por ejemplo, en el depauperado parque automovilístico que
sobrevivió tras la guerra civil, muchos eran Citroën 11.
Más de 620.000 ejemplares
fabricados entre 1934 y 1957, con una guerra de por medio, corroboraron su
éxito comercial. El modelo 15 CV con motor de seis cilindros era el hermano
mayor del 11 CV y en 1954 montó la primera suspensión trasera hidroneumática.
CITROËN 2 CV: LA SENCILLEZ MÁS
INGENIOSA
Corría 1948. Posguerra,
recuperación. La red de caminos era mucho más tupida que la red de carreteras.
Citroën lanzó un coche a la medida de las necesidades sociales del momento: el
2 CV. Lo había comenzado a desarrollar con el Traction Avant, en los años 30,
pero encajaba como un guante en aquellos años. Sin pretenderlo, la irónica e
ingeniosa descripción como «paraguas con ruedas», encerraba dentro de su acidez
muchas de las características que hoy entendemos por confort. Un producto
absolutamente conveniente, en el mismo sentido que hoy, porque el ingenio
desplegado en la búsqueda de la sencillez permitía encontrar prácticos huecos
por todo el habitáculo. Su suspensión se ajustaba al concepto del actual
Citroën Advanced Comfort, aunque solo fuera en la suave amortiguación y la alta
elasticidad de la suspensión. De hecho, nació con una ingeniosa solución
denominada “batidores de inercia” que, como un péndulo en contrafase, intentaba
retener las oscilaciones de la carrocería. Una solución sencilla y
revolucionaria para el confort, eficaz cuando la velocidad del coche era
uniforme y las ondulaciones de la carretera también lo eran.
Lamentablemente, las
irregularidades del firme se negaban a ser así de perfectas, salvo aquella
«chapa ondulada» que aún se encontraba en los caminos de tierra apisonada.
Donde sí había chapa ondulada, esta vez de verdad metálica, era en el capó del
2CV y los paneles laterales de las versiones furgoneta que derivaron de él para
aportar rigidez. Esa rigidez que, con el tiempo, se comprendió que era
imprescindible extenderla a toda la estructura de todos los coches para el
óptimo funcionamiento de las suspensiones y, por tanto, para la mejora del
confort. ¿Qué pasó con los batidores de inercia? Lo normal, unos amortiguadores
entraron en juego en su última época para contrarrestar aquellas carreteras,
caminos y pistas irregularmente irregulares y que se oponían a encontrar el
confort.
Bajo el concepto de relax
interior, hoy se contemplan la calidad del aire, de la luz o la sencillez a la
hora de presentar la información. Quizá el 2 CV no cubra las expectativas con
la mirada del siglo XXI. O quizá sí, porque sin un aire acondicionado
—exquisitez impensable entonces incluso en coches de lujo—, bastaba enrollar el
techo para sacar en un instante el aire recalentado de haberlo dejado aparcado
al sol. Y qué más luz que circular a cielo abierto, con unos montantes mínimos
que proporcionaban una gran visibilidad alrededor. La ausencia de reposacabezas
facilitaba ciertamente esta circunstancia. La sencillez de manejo la puso la
aparición de un embrague centrífugo, que eliminaba la necesidad de pisar el
pedal para arrancar o para detenerse, así como una palanca de cambios sobre el
salpicadero, a la altura de la mano como en el 11 Traction. La instrumentación podría
parecer sucinta, pero no hacían falta ni el testigo, ni la aguja de temperatura
de agua imperiosa en la época.
Años 50, cuando no hacían
falta limitaciones de velocidad, porque los coches «no corrían». Años en los
que el viaje de vacaciones era una epopeya por etapas, los coches en verano se
recalentaban al subir un puerto, pero el 2 CV era ajeno a esos problemas, con
su refrigeración por aire. Su simplicidad habría permitido a cualquier mecánico
intervenir si hubiera sido necesario, con todo a la vista y accesible. Una
sencillez mecánica que garantizaba la fiabilidad a toda prueba y la comodidad
de no tener que abrir nunca el capó, salvo para rellenar el depósito del
lavaparabrisas o comprobar el nivel de aceite. Incluso con una batería
desfalleciente se podría arrancar, a mano, moviendo el motor con la misma
manivela con la que podrías cambiar las ruedas. En 1954 el hermano mayor del 2
CV aún sigue vigente: la versión 15H del Citroën Traction Avant introduce la
suspensión hidroneumática. El salto al futuro era un hecho, de ahí vino el
Citroën DS, conocido en España como «Tiburón».
CITROËN GS: LA ALTURA DE LAS
GRANDES BERLINAS
Unos neumáticos apenas más
anchos que los de un 2 CV. Unas llantas enormes para la época, de 15 pulgadas.
Se diría que se hubieran adelantado casi 50 años a la tendencia de los coches
eléctricos actuales. Lo más importante no se veía, un coeficiente aerodinámico
destacable, ese Cx que solo años más tarde empleará Citroën para denominar a
otro de sus vanguardistas modelos. Ambos aspectos desembocaban en un ruido
interior reducido, sin los silbidos propios de aquella época en muchos coches
al rodar por las incipientes autopistas, y también con un bajo rumor procedente
de la rodadura. Quienes se ponían al volante podían disfrutar de los primeros
atisbos de digitalización, con aquel tambor iluminado que reemplazaba la aguja
del velocímetro y que, tras una lupa, presentaba los dígitos de la velocidad,
cuyo fondo cambiaba de color a medida que aumentaba la velocidad y se acercaba
a la cifra máxima de 160 km/h. Hablamos de 60, 65 o incluso 70 caballos en
versiones deportivas, en motores siempre por debajo de 1,3 litros. Incluso el
atípico formato del cuentarrevoluciones tenía ínfulas de aquellos
coches-concepto de los diseñadores italianos.
Un maletero perfectamente
cúbico, con su boca de carga tan baja como la propia carrocería —que se podía
regular manualmente la altura en tres posiciones—, procuraba ese punto de
comodidad que busca hoy un coche. Aún no se había inventado el concepto SUV,
pero el GS entroncaba con la capacidad para desenvolverse en cualquier terreno
del 2 CV. Sus potentes frenos le hacían parar mejor que cualquier otro
vehículo, pero un ligero accidente por alcance podía complicar la funcionalidad
del maletero. Por eso en la evolución del GS, el GSA, se transformó el acceso
al maletero adoptando una quinta puerta, un portón, a la vez que comunicaba el
habitáculo destinado a pasajerxs con el maletero.
De esta suspensión regulable
venía la aportación más importante del GS al confort. Evolución de la
suspensión empleada en el Citroën Traction Avant y luego en el Tiburón, el GS
contaba con la ya experimentada y consolidada suspensión hidroneumática, un hito
para tratarse de un modelo de la categoría media. De hecho, entre sus coetáneos
había que irse a los más altos de gama de Mercedes o Maserati (empresa
adquirida por Citroën) y antes a Rolls-Royce para encontrar otra suspensión de
igual confort… también hidroneumática y bajo licencia de Citroën.
El sistema de frenos del GS se
aprovechaba de la central hidráulica de alta presión de la suspensión y, por
ello, el pedal de freno se mostraba hiperasistido, sin apenas desplazamiento.
Con ello garantizaba un tacto inmediato y una potente deceleración para la
época. Con cuatros discos de freno (tampoco habitual por entonces), los
delanteros no estaban en las ruedas, sino que se llevaron al otro extremo de
cada semieje, a la salida del diferencial, para reducir las masas no
suspendidas y mejorar aún más el confort. Fácil de conducir una vez
acostumbrado a ese freno que no obligaba a esfuerzos, con un manejo de cambio
preciso y suave por no necesitar reenvíos, hiperestable en la conducción
(inmune a frenar en curva o a los cambios de carga), el GS fue un clásico
publicitario y en competición por su capacidad para rodar incluso con solo tres
ruedas. ¿Acaso podía sentirse más seguridad, confort, serenidad y quietud, que
a bordo de un coche como el GS? Así consiguió hacerse con el trofeo al mejor
Coche del Año en Europa en 1971.
CITROËN CX: GRAN LUJO EN LA
ERA DIGITAL
Un GS a mayor escala y a todos
los niveles. De nuevo Coche del Año en 1975. Nacido antes de la crisis del
petróleo, se concibió cuando no había aún preocupación por los consumos, por
eso se dimensionó como coche de gran lujo, mientras que el deportivo Citroën SM
con motor Maserati cesaba su producción. La red de autopistas iba creciendo en
Europa. En España las carreteras ya habían establecido esas geometrías y
trazados que hoy conocemos. Bastaba unir la mejora de la vía, más los
conocimientos adquiridos con los desarrollos de GS y SM, para que el CX se
convirtiera en el soberano de la carretera. Nada le plantaba cara por sus
características de confort y de prestación. El abandono del motor con
refrigeración por aire de su hermano pequeño, el GS, permitió hacer del CX un
coche más silencioso en el apartado mecánico.
Colateralmente, este cambio
beneficiaba a un mejor control de la temperatura de la calefacción. El aire
acondicionado hacía su aparición. El cuidado de los mullidos y de los
tapizados, junto con la posibilidad de ajustar la altura de la carrocería para
facilitar la entrada y la salida del coche, lo hacían un coche señorial. La
aerodinámica carrocería —aunque su coeficiente Cx no consiguiera igualar al GS,
por sus ruedas de mayor anchura— evitaba los ruidos del aire, la suspensión
hidroneumática del CX lo aislaba de la carretera y así sus pasajerxs se
encontraban en una nueva dimensión a la hora de desplazase.
La persona al volante recibía
gran cantidad de información. A aquel velocímetro «digital» del Citroën GS se
añadía un segundo tambor para mostrar las revoluciones del motor. Desaparecían
las palancas de mando junto al volante, ahora con accionamientos basculantes en
la punta de los dedos. Si los conceptualistas diseñadores estaban en lo cierto
sobre facilidad de uso, el CX estaba con ellos a la vanguardia. Inusual, sí,
innovador, también.
Al volante, lo primero que
llamaba la atención era la presencia de una dirección asistida, algo nada
común. El sistema DIRAVI no tenía retorno automático del volante a su posición
central, como el SM. Con ello desaparecía también la necesidad de un periodo de
adaptación a su conducción. Se hacía mucho más fácil, porque conservaba otra
característica inusual, la asistencia en función de la velocidad. Hoy puede
parecernos corriente, pero en la época era confort sobre más confort, gracias a
la sensación de control que proporcionaba a alta velocidad. Y a diferencia de
los anteriores Citroën, que llevaban el freno de mano en el salpicadero, el CX
lo tenía entre los dos asientos. Sí conservaba el volante monobrazo, no hacía
falta más para mantener la rigidez del aro, era bueno que cediera cuando no
existían aún los airbags y permitía ver la instrumentación casi sin
interrupciones.
CITROËN BX: VANGUARDIA AL
ALCANCE DE TODXS
La herencia de la suspensión
hidroneumática garantizaba la comodidad en la rodadura del sustituto del GS.
Aun así, el concepto de confort se iba ampliando. Los asientos del BX recibían
un revestimiento de terciopelo mucho más denso. Su forma se hizo más ergonómica
y se facilitó el acoplamiento al cuerpo de lxs ocupantes, desplazando los
reglajes del asiento a la parte delantera de la banqueta, para evitar
contorsionismos.
La carrocería del sustituto
del GS la había realizado el mítico diseñador Marcello Gandini (creador de los
Lamborghini más emblemáticos). Las pautas de Citroën exigían seguir con el
portón posterior que ya mostró el GSA, que hacía más natural la carga y
permitía sobrepasar la línea de los asientos, pudiendo llenarlo hasta la
luneta. Resultaba poco frecuente que un fabricante optase por este práctico
formato de carrocería para una berlina del segmento medio, y quienes lo hacían
lo planteaban como una tímida variante adicional al clásico «tres volúmenes».
Abundando en el aspecto práctico-espacial, el BX ofrecía unos respaldos
abatibles asimétricamente, para poder ampliar el maletero.
En los 80 Citroën decidió que
proporcionar más componentes y controles eléctricos en el equipamiento de serie
era la manera de aportar confort y vanguardia en el segmento medio. El BX se
cubrió de botones y pulsadores. Las cuatro puertas recibían elevalunas
eléctricos (y de un solo toque), llegaba el cierre centralizado, eléctricos
también eran los reglajes de los retrovisores exteriores. Un ordenador de
abordo más un «check-control» daban la tranquilidad de espíritu de tener todo
en orden, aunque los testigos de éste último solo se encargaran de confirmar que
todas las puertas estaban correctamente cerradas. Fieles a las ventajas del
volante monobrazo, su brazo fue engrosando, tanto que en su sucesor Citroën
Xantia ya desaparecería con la llegada de los airbags. La fuerza del mercado
forzó a adoptar a lo largo de la vida del BX una instrumentación y mandos más
convencionales, como también había sucedido con el GS. Eso sí, múltiples
relojes informaban fácil y en abundancia a la persona que conducía. Por
supuesto, no se resistieron a buscar espacios útiles, como la doble guantera
con tapa, aprovechamiento espacial que aún hoy se puede encontrar en el C4
Cactus.
CITROËN XANTIA: CONFORT ACTIVO
Y con él, llegó la
electrónica. La suspensión hidroneumática de los Citroën tenía una elevadísima
fiabilidad, algo que podría entender cualquier persona que conociera de
accionamientos hidráulicos. Sin embargo, funcionar con diversas alturas de
carrocería y hacerlo preservando siempre la seguridad, no permitía explotar
plenamente las posibilidades de esta suspensión puramente mecánica. De nuevo,
como sucedió con el CX —que «bebía» del SM— y como más tarde ocurriría con el
C5 «inspirándose» en el C6, la berlina media de Citroën podía heredar los
conocimientos adquiridos durante el desarrollo de la berlina de lujo coetánea,
incluso algunos de los propios elementos técnicos. En esta ocasión, el XM dio
lugar a Hidractiva II, la principal aportación como mejora del confort del
Xantia. Se basaba en la clásica suspensión hidroneumática, con una esfera
neumática por cada rueda, pero con Hidractiva II se aportó a cada eje una
esfera adicional. De este modo, se disponía de tres elementos rellenos de gas
en cada eje, lo que confería mayor elasticidad y suavidad a la suspensión. ¿Y
qué sucedía si se necesitaba que la suspensión fuese más firme y rígida? Se
aislaba mediante válvulas esa esfera y solo trabajaba el gas presente en la
esfera de cada rueda, lo que volvía instantáneamente más rígida la suspensión
en ese tren. Alternando automáticamente una u otra configuración con rapidez se
conseguía un gran confort, con la garantía máxima de seguridad. Voluntariamente
se podía preseleccionar con un accionador deslizante sobre la consola el modo
Sport, que mantenía la suspensión en un modo siempre firme.
Cuando parecía difícil mejorar
algo así, Citroën inventó la versión en automóvil del tren «Talgo pendular». La
carrocería del Xantia Activa, como se denominaba esta versión, permanecía
prácticamente plana en las curvas, no permitiendo más de 0,5 grados de
inclinación. Los ingenieros civiles peraltan las curvas para reducir la fuerza
centrífuga, lo que permite circular por ellas a mayor velocidad o mejorar el
confort a bordo, porque lxs ocupantes se ven menos empujados hacia el exterior.
El Xantia Activa se encargó, con su efecto antibalanceo, de crear sus propios
peraltes virtuales para conseguir efectos similares. De nuevo dos esferas
adicionales sobre la suspensión hidroneumática conformaban la parte técnica,
con dos gatos hidráulicos que «retorcían» cuando era necesario las barras
estabilizadoras y se encargaban de llevar el confort de viaje a niveles aún
solo encontrados por algunos coches de superlujo.
CITROËN C6: HACIA UNA ERA
DIGITAL
Si con el XM la berlina de
lujo de Citroën se asomó a la regulación electrónica, con su sucesor, el C6,
entró de lleno en ella. Cada una de sus ruedas disponía de un captador de
altura, para saber exactamente «cómo pisaba». Lo mejor es que su amortiguación
podía responder a ese conocimiento y tenía capacidad para regular de forma casi
instantánea el tarado en cada una de las ruedas independientemente. Podía
elegir entre dieciséis leyes de retención y el tren delantero podía actuar de
sensor de lo que ocurría con el asfalto y las ruedas traseras se anticipaban a
lo que iba a venir. El tren delantero iba más a ciegas, pero al ser más pesado
se resistía más a las irregularidades, y había tiempo para que el ordenador del
coche eligiese los tarados más apropiados en cada instante. Se trataba de crear
un efecto de alfombra voladora, una lógica «sky-hook» como denominan los
técnicos de suspensiones, como si circularas sujeto por una cuerda desde el
cielo.
El confort absoluto de
suspensión, con un balanceo muy reducido, se podía incrementar mediante un
botón sport, que aceleraba la velocidad de reacción de este sistema de
variación de la amortiguación, aunque en las series finales realmente respondía
más a esa denominación, priorizando un rodar más firme. Aquellas soluciones
imposibles de Magès, el padre de la suspensión neumática, estaban ya rozando de
verdad lo imposible, gracias a la electrónica.
En todos los demás aspectos
relacionados con el confort, también el C6 subió el listón a lo más alto. El
tacto de los materiales, la calidez visual de los colores, la limpieza del
diseño del salpicadero, el espacio envolvente que integraba a lxs ocupantes en
el coche, todo contribuía en el C6 para conformar un habitáculo acogedor y
sereno. Espacioso sobre todo, con la distancia entre ejes —2,90 metros— mayor
de su categoría, los asientos posteriores individuales presumían, con sus
reglajes eléctricos, de ser verdaderos sillones estilo «TGV», el tren de alta
velocidad francés. El maletero era capaz para una bolsa de golf, el estándar de
aquellos tiempos. Más allá del cuero de los asientos o unos paneles deslizantes
de ebanistería para los huecos de las puertas, se lo dotó de un confort de
clase ejecutiva. El parabrisas era del tipo atérmico y para la ventilación se
diseñó un sistema de difusión suave, para rodear a lxs ocupantes, sin chorros
que les pudieran molestar.
Facilidad y confort también
llegaban a la persona al volante. El C6 incorporaba medidas de seguridad que
contribuían a su vez a la facilidad de conducción. Hoy esto es reconocido,
todos los Citroën lo incorporan, pero elementos como la pantalla digital para
la instrumentación, el aviso para el mantenimiento de carril o los sensores de
lluvia, ya constituían elementos estándar en el C6.
BERLINA C4 CACTUS: ULTRACONFORTABLE
Durante años, el ADN de
Citroën ha revelado especial clarividencia para leer los cambios del entorno en
el que se mueven los automóviles. Un entorno entendido como el estado de la red
viaria, su topología, las velocidades en el tráfico o el tipo de
desplazamientos realizado. Al hilo de la evolución de los últimos 100 años,
también han cambiado las expectativas del usuario hacia el automóvil y con
ello, el tipo de vehículo que debe concebir.
La Berlina C4 Cactus incorpora
por eso 12 ayudas a la conducción y 3 tecnologías de conectividad útiles para
hacer la vida más cómoda a sus ocupantes.
Por ejemplo, las asistencias a la seguridad ADAS, no solo proporcionan
un elevado grado de control. Sistemas como la vigilancia de ángulo muerto, la
alerta de cambio involuntario de carril, el sistema de reconocimiento de
señales de limitación y recomendación de velocidad, el Active Safety Brake de
frenada automática de emergencia, etc, descargan de tensión a la persona que
conduce. Otras tecnologías innovadoras aumentan directamente el confort y un
uso fluido de la Berlina C4 Cactus, como el acceso y el arranque manos libres,
el eficaz asistente automático de aparcamiento, junto con la cámara de visión
trasera. Funcionalidades en la iluminación como el Cornering Light, o el Hill
Assist para el arranque en pendiente de la Berlina C4 Cactus facilitan la tarea
de conducir, mientras que el Grip Control hace la dinámica de conducción mucho
más sencilla, incluso sobre terrenos de adherencia complicada.
La conectividad de la Berlina
C4 Cactus integra aquello que el usuario está acostumbrado a manejar en su vida
digital. La pantalla central se maneja de forma táctil y con el sistema de
navegación Citroën Connect Nav puede tener información actualizada, en tiempo
real, de atascos, situaciones de peligro o condiciones climáticas adversas. Por
supuesto, el uso del teléfono se hace desde el propio coche, gracias a la
compatibilidad con Mirror Link, Android Auto y Apple Carplay.
Junto con la suspensión de
Amortiguadores Progresivos Hidraúlicos, un C4 Cactus ofrece asientos Advanced
Comfort, dotados de espumado adicional viscoelástico y agradables
revestimientos, que completan un gran confort postural y dinámico, más allá del
confort visual y de acogida al sentarnos. La Berlina C4 Cactus ofrece un
interior espacioso, modulable, pero también múltiples huecos para objetos y una
gran facilidad de uso. Se ha cuidado la acústica, recubriendo los bajos,
encapsulando el motor y con unos cristales gruesos para evitar la entrada de ruidos
indeseados. En resumen, una manera moderna de procurar confort, un confort
global y holístico.
NUEVO SUV C5 AIRCROSS: EL CONFORT CLASS SUV
El concepto de confort
avanzado encuentra en el SUV C5 Aircross su máxima expresión. Además de
introducir una nueva y moderna generación de SUV, su diseño y su alta
tecnología le convierten en el más modulable y más confortable del segmento. De
serie, y con independencia del motor o acabado elegidos, cuenta con el programa
denominado Citroën Advanced Comfort. La estrella de este sistema la encontramos
en su suspensión de Amortiguadores Progresivos Hidráulicos, una efectiva
tecnología que dota al C5 Aircross de ese nivel de confort exquisito, seña de
identidad de Citroën desde hace cien años. Un ingenio que se basa en unos topes
hidráulicos de cuidada calibración dentro del propio amortiguador.
Los asientos elevan de nuevo
el grado de comodidad. Se encuentran dentro del luminoso habitáculo que ofrece
el techo panorámico de cristal; y dispone de una cortina retráctil, de
accionamiento eléctrico para los días de mucho sol.
En un mundo en el que al alta
tecnología está al alcance de la mano, el C5 Aircross ofrece su cuadro de
relojes completamente digital, de 12,3 pulgadas, configurable en tres estilos
distintos a gusto de la persona que conduce, tanto en cantidad como en diseño.
Todo se maneja desde los ergonómicos botones del volante multifunción. La
pantalla táctil central es de 8 pulgadas y en ella está el sistema de
navegación en 3D.
A través de ella se pueden
controlar igualmente cada una de las 20 funciones de ayuda a la conducción de
que dispone el C5 Aircross. Entre ellas, destaca el nuevo Highway Driver Assist
—dispositivo de conducción autónoma de nivel 2 que combina el sistema de aviso
de cambio involuntario de carril a partir de 30 km/h con el control de
velocidad de crucero adaptativo— o el Grip Control con Hill Assist Descent.
Una cámara tras el retrovisor
del C5 Aircross auxilia a la persona que conduce al reconocer las señales de
tráfico y visualizarlas en el cuadro, y mide la distancia con el vehículo que
nos precede. En caso de riesgo de colisión, avisa al conductor y prepara todos
los sistemas. Bajo el retrovisor se encuentra la Connected-Cam, que permite
grabar vídeos cortos de nuestro viaje o hacer fotos, para luego descargarlas en
nuestro teléfono.
Su conectividad, con 6
funciones específicas, resulta fluida con la mayoría de teléfonos del mercado,
pues es compatible con los sistemas Android Auto y Apple CarPlay. Se pueden
leer los mensajes y admite su dictado. Además, es posible establecer una red
wifi para lxs pasajerxs. La pantalla táctil central de 8 pulgadas muestra el
sistema de navegación en 3D. Cuenta con cargador inalámbrico para dispositivos
móviles.
Las variantes de
personalización interior ofrecen hasta cinco ambientes de interior. La cuidada
selección de materiales en volante, cambio y tiradores proporcionan un
agradable tacto y sensación de bienestar. Con los asientos independientes para
cada ocupante, el SUV C5 Aircross goza de toda la funcionalidad de un
monovolumen. Incluso más que algunos, porque los tres asientos —iguales e
independientes— de la segunda fila admiten una regulación longitudinal. Se
pueden escamotear, abatir o avanzar por separado logrando una gran modularidad.
Los tres tienen la misma anchura y los respaldos se inclinan en cinco
posiciones.
La practicidad se extiende más
allá del interior del SUV C5 Aircross. El sistema de manos libres para el
arranque y la apertura de puertas, también da un paso más, con un portón
eléctrico que se puede abrir sin manos. Da acceso a un espacioso maletero que
va de 580 litros a 1.630 litros con los asientos abatidos: capacidad de primer
nivel.
FICHAS TÉCNICAS
CITROËN 11 CV TRACTION | |
Motor | Delantero longitudinal |
Cilindros | 4 en línea refrigerados por agua |
Bloques / culata | Hierro / hierro |
Diámetro x carrera (mm) | 78 x 100 |
Cilindrada (cc) | 1.911 |
Distribución | Árbol de levas en el bloque, movido por cadena, y 2 válvulas por cilindro |
Alimentación | Carburador Solex 32 PIBC |
Potencia máxima CEE (CV/rpm) | 57 a 4.000 |
Tracción | Delantera |
Caja de cambios | Manual de 3 relaciones |
Bastidor | Monocasco autoportante |
Suspensión delantera | Independiente, con paralelogramos deformables, barras de torsión y amortiguadores hidráulicos telescópicos |
Suspensión trasera | Eje tubular cruciforme, brazos longitudinales, barras de torsión y amortiguadores hidráulicos telescópicos |
Frenos (del./tras.) | Tambor / tambor |
Dirección | Cremallera |
Neumáticos | 165 x 400 |
Llantas (pulgadas) | |
Batalla - vías (mm) | 3.060 |
Largo / ancho / alto (mm) | 4.620 / 1.710 / 1.490 |
Vías del./tras. (mm) | 1.490 / 1.470 |
Peso DIN (kg) | 1.120 |
Velocidad máx. (km/h) | 120 |
Fabricación | 1935-1957 |
CITROËN 2 CV | |
Motor | Delantero longitudinal |
Cilindros | 2 bóxer, refrigerados por aire |
Bloques / culata | Aleación / aleación |
Diámetro x carrera (mm) | 66 x 62 |
Cilindrada (cc) | 425 |
Distribución | Árbol de levas central, mandado por piñones, 2 válvulas por cilindro |
Alimentación | Carburador Solex 28 BCI |
Potencia máxima CEE (CV/rpm) | 13,4 a 4.000 |
Tracción | Delantera |
Caja de cambios | Manual de 4 relaciones |
Bastidor | Chasis-plataforma y carrocería atornillada |
Suspensión delantera | Independiente, con brazos oscilantes longitudinales, muelles helicoidales, batidores de inercia y amortiguadores de fricción |
Suspensión trasera | Independiente, con brazos oscilantes longitudinales, muelles helicoidales, batidores de inercia y amortiguadores de fricción |
Frenos (del./tras.) | Tambor / tambor |
Dirección | Cremallera |
Neumáticos | 125 x 380 |
Llantas (pulgadas) | 15 x 4 |
Batalla - vías (mm) | 2.400 |
Largo / ancho / alto (mm) | 3.780 / 1.480 /1.600 |
Vías del./tras. (mm) | 1.260 /1.260 |
Peso DIN (kg) | 540 |
Velocidad máx. (km/h) | 85 |
Fabricación | 1948-1990 |
CITROËN GS | |
Motor | Delantero longitudinal |
Cilindros | 4 bóxer, refrigerados por aire |
Bloques / culata | Aleación / aleación |
Diámetro x carrera (mm) | 77 x 65,6 |
Cilindrada (cc) | 1.222 |
Distribución | 2 árboles de levas, uno en cada culata, movidos por correa, y 2 válvulas por cilindro |
Alimentación | Carburador Weber 30 DGS |
Potencia máxima CEE (CV/rpm) | 60 a 5.750 |
Tracción | Delantera |
Caja de cambios | Manual de 4 relaciones |
Bastidor | Monocasco autoportante |
Suspensión delantera | Independiente, con triángulo inferior y brazo superior y conjunto hidroneumático |
Suspensión trasera | Independiente, con ruedas tiradas por brazo longitudinal y conjunto hidroneumático |
Frenos (del./tras.) | Discos / discos |
Dirección | Cremallera |
Neumáticos | 145 SR 15 |
Llantas (pulgadas) | 15 x 4,5 |
Batalla - vías (mm) | 2.550 |
Largo / ancho / alto (mm) | 4.120 / 1.610 / 1.350 |
Vías del./tras. (mm) | 1.380 / 1.350 |
Peso DIN (kg) | 900 |
Velocidad máx. (km/h) | 150 |
Fabricación | 1970-1986 |
CITROËN CX 25 TRD TURBO | |
Motor | Delantero transversal |
Cilindros | 4 en línea, refrigerados por agua |
Bloques / culata | Hierro / aleación |
Diámetro x carrera (mm) | 93 x 92 |
Cilindrada (cc) | 2.482 |
Distribución | Árbol de levas en el bloque, movido por correa, y 2 válvulas por cilindro |
Alimentación | Bomba de inyección mecánica y turbocompresor |
Potencia máxima CEE (CV/rpm) | 95 a 3.700 |
Tracción | Delantera |
Caja de cambios | Manual de 5 relaciones |
Bastidor | Monocasco autoportante |
Suspensión delantera | Independiente, con brazos transversales, conjunto hidroneumático y barra estabilizadora |
Suspensión trasera | Brazos longitudinales, conjunto hidroneumático y barra estabilizadora |
Frenos (del./tras.) | Discos ventilados / discos |
Dirección | Cremallera |
Neumáticos | 190/65 HR |
Llantas (pulgadas) | 14 x 5,5 |
Batalla (mm) | 2.850 |
Largo / ancho / alto (mm) | 4.660 / 1.770 / 1.360 |
Vías del./tras. (mm) | 1.522 / 1.368 |
Peso DIN (kg) | 1.405 |
Velocidad máx. (km/h) | 175 |
Fabricación | 1974 – 1989 |
CITROËN BX 19 TRD | |
Motor | Delantero transversal |
Cilindros | 4 en línea, refrigerado por agua |
Bloques / culata | Hierro / aleación |
Diámetro x carrera (mm) | 83 x 88 |
Cilindrada (cc) | 1.905 |
Distribución | Árbol de levas en culata, mandado por correa, y 2 válvulas por cilindro |
Alimentación | Bomba de inyección mecánica |
Potencia máxima CEE (CV/rpm) | 71 a 4.600 |
Tracción | Delantera |
Caja de cambios | Manual de 5 relaciones |
Bastidor | Monocasco autoportante |
Suspensión delantera | Independiente tipo McPherson, conjunto hidroneumático y barra estabilizadora |
Suspensión trasera | Brazos longitudinales, conjunto hidroneumático y barra estabilizadora |
Frenos (del./tras.) | Discos / discos |
Dirección | Cremallera servoasistida |
Neumáticos | 165/70 R14 |
Llantas (pulgadas) | 14 x 5,5 |
Batalla (mm) | 2.650 |
Largo / ancho / alto (mm) | 4.230 / 1.660 / 1.360 |
Vías del./tras. (mm) | 1.420 / 1.360 |
Peso DIN (kg) | 1.028 |
Velocidad máx. (km/h) | 161 |
Fabricación | 1982 – 1994 |
CITROËN XANTIA ACTIVA | |
Motor | Delantero transversal |
Cilindros | 4 en línea, refrigerado por agua |
Bloques / culata | Hierro / aleación |
Diámetro x carrera (mm) | 86 x 86 |
Cilindrada (cc) | 1.998 |
Distribución | 2 árboles de levas en culata, mandados por correa, y 4 válvulas por cilindro |
Alimentación | Inyección multipunto secuencial |
Potencia máxima CEE (CV/rpm) | 150 a 6.500 |
Tracción | Delantera |
Caja de cambios | Manual de 5 relaciones |
Bastidor | Monocasco autoportante |
Suspensión delantera | Independiente tipo McPherson, conjunto hidroneumático y barra estabilizadora con control activo electrónico antibalanceo |
Suspensión trasera | Ruedas tiradas, conjunto hidroneumático y barra estabilizadora con control activo electrónico antibalanceo |
Frenos (del./tras.) | Discos ventilados / discos |
Dirección | Cremallera servoasistida |
Neumáticos | 205/55 VR15 |
Llantas (pulgadas) | 15 x 6 |
Batalla (mm) | 2.740 |
Largo / ancho / alto (mm) | 4.445 / 1.755 / 1.387 |
Vías del./tras. (mm) | 1.488 / 1.454 |
Peso DIN (kg) | 1.342 |
Velocidad máx. (km/h) | 213 |
Fabricación | 1993 - 2000 |
CITROËN C6 2.7 HDI | |
Motor | Delantero transversal |
Cilindros | V6, refrigerado por agua |
Bloques / culata | Aleación / aleación |
Diámetro x carrera (mm) | 81 x 88 |
Cilindrada (cc) | 2.720 |
Distribución | 2 árboles de levas en cada culata, movidos por correa/cadena, y 4 válvulas por cilindro |
Alimentación | Inyección directa, admisión variable, turbo e intercooler |
Potencia máxima CEE (CV/rpm) | 204 a 4.000 |
Tracción | Delantera |
Caja de cambios | Automático de 6 relaciones |
Bastidor | Monocasco autoportante |
Suspensión delantera | Independiente, con paralelogramo deformable y conjunto neumático |
Suspensión trasera | Independiente, con paralelogramo deformable y conjunto neumático |
Frenos (del./tras.) | Discos ventilados / discos ventilados |
Dirección | Cremallera y servoasistencia |
Neumáticos | 245/45 R18 |
Llantas (pulgadas) | 18 x 8 |
Batalla (mm) | 2.900 |
Largo / ancho / alto (mm) | 4.908 / 1.860 / 1.464 |
Vías del./tras. (mm) | 1.580 / 1.553 |
Peso DIN (kg) | 1.946 |
Velocidad máx. (km/h) | 230 |
Fabricación | 2005 - 2012 |
CITROËN C4 CACTUS PURE TECH 130 | |
Motor | Delantero transversal |
Cilindros | 3 en línea, refrigerado por agua |
Bloques / culata | Hierro / aleación |
Diámetro x carrera (mm) | 75 x 90,5 |
Cilindrada (cc) | 1.199 |
Distribución | 2 árboles de levas en culata, mandados por correa, y 4 válvulas por cilindro |
Alimentación | Inyección directa, turbo de geometría variable e intercooler |
Potencia máxima CEE (CV/rpm) | 131 a 5.500 |
Tracción | Delantera |
Caja de cambios | Manual de 6 relaciones |
Bastidor | Monocasco autoportante |
Suspensión delantera | Independiente, tipo McPherson, muelles helicoidales y barra estabilizadora |
Suspensión trasera | Ruedas tiradas con elemento torsional, muelles helicoidales y barra estabilizadora |
Frenos (del./tras.) | Discos ventilados / discos |
Dirección | Cremallera servoeléctrica |
Neumáticos | 205/50 R17 |
Llantas (pulgadas) | 17 |
Batalla - vías (mm) | 2.595 |
Largo / ancho / alto (mm) | 4.170 / 1.729 / 1.480 |
Vías del./tras. (mm) | 1.479 / 1.477 |
Peso DIN (kg) | 1.160 |
Velocidad máx. (km/h) | 208 |
Fabricación | 2018 - |
CITROËN C5 AIRCROSS BLUE HDI | |
Motor | Delantero transversal |
Cilindros | 4 en línea, refrigerados por agua |
Bloques / culata | Hierro / aleación |
Diámetro x carrera (mm) | 85 x 88 |
Cilindrada (cc) | 1.997 |
Distribución | 2 árboles de levas en culata y 4 válvulas por cilindro |
Alimentación | Inyección directa, turbo de geometría variable e intercooler |
Potencia máxima CEE (CV/rpm) | 177 a 3.750 |
Tracción | Delantera |
Caja de cambios | Automática, de 8 relaciones |
Bastidor | Monocasco autoportante |
Suspensión delantera | Independiente, con McPherson, muelles helicoidales y barra estabilizadora |
Suspensión trasera | Ruedas tiradas con elemento torsional y muelles helicoidales |
Frenos (del./tras.) | Discos ventilados / discos |
Dirección | Cremallera electroasistida |
Neumáticos | 205/55 R19 |
Llantas (pulgadas) | 19 |
Batalla (mm) | 2.730 |
Largo / ancho / alto (mm) | 4.500 / 1.840 /1.654 |
Vías del./tras. (mm) | 1.601 / 1.630 |
Peso DIN (kg) | 1.615 |
Velocidad máx. (km/h) | 211 |
Fabricación | 2017- |
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