Matthias Zink: “No tiene
sentido tratar de solucionar el problema de las emisiones con una prohibición
de los motores de combustión en 2040”
Para Matthias Zink, hay que
tratar el problema de las emisiones desde un punto de vista holístico,
abordando también la generación, distribución y almacenamiento de la energía.
Zink: “Quizás esa transición
sería técnicamente viable para la industria en 2040. Pero, ¿habrá la
infraestructura necesaria?, ¿tendrán esos coches un coste razonable?, ¿habrá
suficientes baterías de ion litio y con un coste por kilovatio aceptable?; yo
creo que no”.
Matthias Zink es el CEO de la
división Automotive de Schaeffler, y responsable de los sistemas de transmisión,
investigación y desarrollo de Automotive OEM, además del área de negocio
E-Mobility. Desde su posición de responsabilidad en Schaeffler, uno de los
fabricantes de componentes de automoción más importantes del mundo, nos ofrece
su punto de vista acerca del borrador de la Ley de Cambio Climático y
Transición Ecológica que el Gobierno de España ha preparado. Esta propuesta
plantea la prohibición de la venta de cualquier turismo o furgoneta de con
motor de combustión, es decir, propulsados por diésel, gasolina, híbridos o gas
natural; a partir de 2040. Sólo se podrán matricular vehículos eléctricos -de
batería o de hidrógeno-, con el objetivo de que en 2050 este tipo de vehículos
sean los únicos que rueden por las ciudades y carreteras españolas.
Según los estudios elaborados
por Schaeffler, se prevé que en el año 2030 un 30% de los automóviles que se
comercialicen en el mundo serán gasolina o diésel, un 40% híbridos y el 30%
puramente eléctricos, ya sea de baterías o de hidrógeno. De esta forma, en 2030
un 70% de los automóviles va a seguir empleando un motor de combustión, que
todavía tiene un considerable potencial de mejora en sus consumos y emisiones.
En España se habla de prohibir
la venta de coches de gasolina, diésel e híbridos en el año 2040. ¿Qué opina
sobre esta prohibición?
Lo primero que quiero decir
sobre este tema es la manera en la que nosotros tratamos de trabajar en estos
problemas. Participamos en diferentes asociaciones, como VDA o CLEPA, y acabo
de estar la semana pasada en Bruselas, donde se discuten sobre estos aspectos
en el parlamento europeo. Intentamos hacer nuestros deberes como proveedor de
la industria, para intentar prevenir que se hagan cosas irracionales.
Lo que tenemos que hacer es
realizar un trabajo consecuente de ingeniería, controlando todo el proceso no
solo al nivel del automóvil, sino pensando en la extracción de la energía y en
todos los elementos relacionados, es decir, un enfoque “well to wheel” (de la
fuente a la rueda). Tenemos un problema común que hay que resolver, de eso no
hay duda. Pero afirmar que la solución es prohibir todos los motores de
combustión en 2040 es un error teniendo en cuenta la estructura energética
actual. Necesitamos trabajar en la generación de energía con fuentes renovables
y para que los constructores puedan fabricar coches o sistemas de movilidad que
la gente normal pueda pagar. Tratar de solucionar el problema de las emisiones
con una prohibición completa no tiene sentido. Vemos más eficaz tratar de
resolverlo estableciendo objetivos razonables, como en el caso de las emisiones
de CO2; y que haya una competición técnica abierta entre los fabricantes para
alcanzar esos objetivos. Eso es mucho mejor que establecer prohibiciones,
abordando solo una parte del problema, mientras seguimos quemando carbón en las
centrales térmicas para producir electricidad. Además, ese tipo de
prohibiciones guía a la industria hacia una dirección equivocada.
¿Se podría decir que ese tipo
de prohibiciones es como empezar la casa por el tejado?
Sin duda.
¿Sería viable prohibir los
coches con motor de combustión para el 2040?
Quizás esa transición sería
técnicamente viable para la industria. Pero, ¿habrá la infraestructura
necesaria?, ¿tendrán esos coches un coste razonable?, ¿habrá suficientes
baterías de ion litio y con un coste por kilovatio aceptable?; yo creo que no.
Pero entonces, ¿por qué los
políticos empujan en esa dirección?
Un ejemplo que podemos tomar
para aprender son todas las prohibiciones que se están haciendo para los
diésel, que si bien en algunos casos son correctas, en otros no tienen sentido.
Hemos comprobado que estas normas han sido erróneas, ya que han producido un
incremento de las emisiones de CO2. Así que en unos años habrá que volver a
permitirlos y habremos perdido un valioso tiempo y empujado a la industria a
tomar un camino equivocado. Y lo mismo puede suceder con la prohibición de
motores de combustión para 2040. Nosotros tenemos que estudiar y discutir
mucho, ante todo juntos, y tratar de influir en las decisiones políticas desde
un punto de vista técnico y racional, con una visión holística del contexto.
Pero también hay que entender que los políticos están comprensiblemente impulsados
por elecciones, los partidos… Nunca había vivido una situación tan compleja en
mis 25 años de experiencia en la industria, pero no nos vamos a rendir. Tenemos
argumentos y estudios para abordar todos los problemas en su conjunto, en los
automóviles, y también en la generación, distribución y almacenamiento de la
energía.
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