• Los efectos del dieselgate y la guerra política abierta desde
que estalló la crisis de las emisiones hacia los vehículos que funcionan con
este tipo de carburante se han trasladado radicalmente al consumo, siendo
España el país que ha sufrido un mayor impacto en las ventas.
Concretamente, la
comercialización de automóviles diésel se ha reducido en nuestro país en diez
puntos porcentuales a lo largo del primer semestre del año, lo que se traduce
en la mayor caída de entre todos los países europeos. Así, los coches que
funcionan con este combustible han pasado de suponer el 48,4% del total de las
matriculaciones al cierre de 2017 a quedarse en un 38,4% de cuota de mercado en
junio de este año.
Por detrás, le siguen de cerca
Bélgica e Irlanda, ambas con un descenso también dramático de 8,9 puntos,
mientras que en el Reino Unido las matriculaciones de diésel se han reducido en
8,5 puntos.
La caída registrada en España
está muy por encima de las estimaciones que había hecho el sector, que a pesar
de prepararse para un escenario negativo, no esperaba un golpe de tal magnitud.
De hecho, el desplome de la demanda, que se sitúa en mínimos de los últimos 20
años, y la dificultad para ajustarse a la nueva normativa europea de
homologación del consumo está generando problemas de adaptación en las plantas
de la mayoría de los fabricantes.
La inestabilidad en las
fábricas implicará el cierre temporal de algunas de ellas para adecuar su
producción
La situación de inestabilidad
que se vive en las fábricas implicará el cierre temporal de algunas de ellas
para adecuar su producción. Volkswagen ha sido la primera en anunciar medidas
drásticas antes esta situación, notificando el parón de ocho días a principios de
septiembre en su planta de Navarra.
Este anuncio es una de las
primeras consecuencias que llegan a raíz de la batalla medioambiental abierta
en Europa y el resurgir de las políticas proteccionistas en Estados Unidos y el
Reino Unido. Además, a ello se suma la postura antidiésel del Gobierno
socialista, que en boca de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera,
aseguró que este combustible "tiene los días contados". "Durará
más o menos, pero sabemos que el impacto de las partículas que emite en lo que
respiramos es suficientemente importante como para ir pensando en un proceso de
salida", apuntó Ribera.
Con estas declaraciones la
ministra dejó en el aire la llegada de futuras penalizaciones, ya sea a través
de la aplicación de nuevos gravámenes a los carburantes o vía fiscalidad en la
compra de estos vehículos. Una situación de incertidumbre que ha hundido la
demanda de coches diésel entre las familias y los particulares, donde ha
supuesto un 20% de las ventas totales tras caer el 40% en julio. Así, el
gasóleo solo consigue mantener el tipo entre los rent a car y las empresas,
canal que incluye las automaticulaciones. "Esta reducción tan drástica
puede tener un severo impacto en la industria y en el sector, además de la
incertidumbre que se está generando en el cliente", explica la Asociación
Española de Fabricantes Anfac.
Así, los fabricantes alertan
de las graves consecuencias e implicaciones que las manifestaciones del nuevo
Gobierno pueden tener de cara al empleo y a la producción de coches en nuestro
país, donde 18 millones de vehículos funcionan con motores diésel y más de
40.000 empleos están directamente vinculados los mismos.
La gasolina sale ganando
La campaña antidiésel tiene un
claro objetivo: el incremento de las ventas de coches eléctricos. Si bien, de
momento, la jugada no está teniendo el resultado esperado, ya que a la acusada
y generalizada caída de las ventas en motores diésel en toda Europa no le está
acompañando un repunte de la comercialización de vehículos menos contaminantes.
Todo lo contrario. La nueva situación se rige por un repunte de la venta de
motores de gasolina.
En el desglose por países, la
mayoría no llega al 2% de eléctricos. Con excepciones, ya que en el caso de
Noruega los eléctricos representan un total del 39,4%. En este país, los
motores diésel comenzaron su caída en 2007 cuando lideraban el mercado del
automóvil con una cuota del 74,4%, sin embargo la caída en las ventas ha
llevado a un incremento del coche eléctrico situándolo por encima de todas las
opciones contaminantes y dejando al diésel con una representación del 23,1%.
Pero el caso noruego no se ha extendido al resto de países. Con los porcentajes
más bajos de representación en el mercado de los eléctricos se encuentran
Italia y Grecia con un 0,2%. Muy de cerca les sigue España, con tan solo el
0,6%. Y es que, la caída del diésel se ha traducido en un aumento de la demanda
de los motores de gasolina y no de vehículos más amables con el medio ambiente.
En Francia y Alemania, a pesar
de contar con más del 1,5% de representación de coches eléctricos, el mercado
de la gasolina es el más importante. En el caso alemán, es el líder en Europa
con una representación del 57,9%, mientras que Francia la gasolina tiene una
cuota del 47,6%.
Desde ACEA, la Asociación de
Constructores Europeos de Automóviles, advierten de que las medidas poco
realistas de la Unión Europea están llevando a una fragmentación en el mapa
europeo, con un claro contraste de las ventas en eléctricos, entre Europa
Central y Oriental y entre las regiones del Norte y del Sur.
Fuente: ElEconomista.es
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