El RACC advierte de que el uso
de ‘apps’ al volante, la vejez del parque y la escasa inversión teñirán de rojo
las carreteras en 2017
Las carreteras españolas se
teñirán de rojo, lágrimas y ausencias este año. Por primera vez desde hace casi
15 años, en 2017 el número de muertos será superior que el año precedente por
las distracciones y el alcohol, según el panorama pesimista que dibuja el
estudio EuroRAP 2016, elaborado por el RACC. Este informe destaca que es en las
carreteras convencionales donde se dan el mayor número de accidentes mortales.
Aunque se han reducido en algo
más de un punto con respecto a 2015 y en 7,6 puntos desde 2011, el informe
insiste en que todavía el 13,1% de los kilómetros de la red de carreteras
convencionales presenta un riesgo “elevado o muy elevado" de accidente. El
riesgo en este tipo de vías es 3,5 veces mayor que en las autovías y autopistas
y lo peor de todo es que ha ido creciendo durante los últimos años.
¿Qué es lo qué está pasando?
Se da la paradoja de que “estamos matándonos por el improrrogable mensaje de
vamos para allá", se lamenta Chema Quesada, portavoz de Ponle Freno, una
plataforma para la concienciación y mejora de la seguridad vial. Tal es así que
el 44% de los accidentes que se producen tiene que ver con las distracciones
por el teléfono móvil y, en concreto, por el WhatsApp, puntualiza.
Tras el mal uso de la
tecnología en carretera, el alcohol y las drogas se han convertido en la
segunda causa de muerte en la carretera. El 43,10% de los fallecidos dio
positivo en sustancias psicoadictivas, siendo las copas de más las responsables
de las tres terceras partes.
Quesada, no obstante, da la
voz de alarma ante dos fenómenos que cada vez cobran más peso en los siniestros
mortales: el abuso de la cocaína y de los medicamentos contraindicados para la
conducción. “La gente no es consciente del peligro de estos últimos",
explica. Según sus cálculos, si se modifica esta conducta, los accidentes se
reducirían a la mitad.
Más dinero, más muertes
Lejos de la mejora del empleo,
del incremento del consumo y del Estado de bienestar, la recuperación económica
tiene su contrapartida en las carreteras. “Incide claramente", afirma Luis
Puerto, director técnico del RACC. “Hay más personas que trabajan, aumenta el
número de transportes de mercancías; se viaja más tanto profesionalmente como
por ocio, etc. En definitiva, aumenta la movilidad, lo que se traduce en una
mayor exposición al riesgo".
Cuando el cuerpo es la
carrocería
Después de cinco años, las
motos también vivieron su annus horribilis. Con un alza de las muertes del
13,2%, las motos grandes y en carretera fueron las que más incrementaron su
siniestralidad.
Desde el RACC alertan del
crecimiento del 33% de los accidentes en zonas urbanas por la apuesta clara de
muchos ciudadanos por el ciclomotor como vehículo que favorece la movilidad y
es más económico.
Asimismo, desde las
organizaciones y plataformas se está llamando la atención sobre el notable
aumento de los fallecimientos en el segmento de motoristas periurbanos, que
emplean las dos ruedas principalmente los días laborales para acceder al centro
de la ciudad.
A esta circunstancia se añade
la antigüedad del parque móvil en España. Tal y como ha denunciado en sendas
ocasiones la patronal de fabricantes de coches Anfac, el español es uno de los
parques más antiguos de Europa. La media es de 12 años, según datos de finales
del año pasado, y en torno a 7 millones circulan desde hace 15 o más. “Son
vehículos mucho menos seguros que no disponen de, entre otras medidas, frenada
automática de emergencia", dice Puerto.
Los recortes y la falta de
inversión en la red de carreteras del Estado durante los años de crisis no
está, sin embargo, entre las principales causas de siniestralidad. Pese al
déficit de 6.600 millones de euros en conservación, mantenimiento de pavimentos
y señalización, que se manifiesta en el último informe elaborado por la
Asociación Española de la Carretera (AEC), el 90% de los accidentes se debe al
factor humano, insiste Quesada.
No obstante, “tenemos que
conseguir que cada vez haya más carreteras que perdonen", para lo que,
además de los 65.000 euros de inversión por kilómetro que calcula la AEC, se
necesita reforzar los programas de educación vial desde las edades tempranas,
así como los de mejora de la conducción, los cuales se topan con el muro
presupuestario.
Con el objetivo de debatir
sobre el desarrollo de nuevas medidas que reduzcan la siniestralidad en las
carreteras, la semana pasada se celebró una primera reunión entre Gregorio
Serrano, recién nombrado director general de Tráfico (DGT) y nueve diputados
–de todos los grupos parlamentarios– miembros de la Comisión sobe Seguridad
Vial y Movilidad Sostenible del Congreso de los Diputados.
Entre las sanciones que se
plantearon figuran la retirada definitiva del carné para aquellos conductores
que, habiendo dado positivo por alcoholemia previamente, reincidan.
Si bien esta iniciativa está
siendo aplaudida, el sector del automóvil y la seguridad vial es menos
optimistas en cuanto a la puesta en marcha de otras sanciones que reduzcan los
accidentes por distracciones con el móvil.
El portavoz de Ponle Freno
detalla que, posiblemente, la única solución sea instalar inhibidores para que
en el momento en el que se acceda al vehículo los teléfonos dejen de funcionar.
Algo que se promete complejo en un momento en el que algunos vehículos llevan
wifi incorporado.
Desde el RACC, su director
técnico, Luis Puerto, explica que mejorar la seguridad en este ámbito requiere
que se involucren tanto los grandes operadores (compañías telefónicas,
transportistas…) como la Administración y que se establezcan protocolos de
certificación de seguridad para las aplicaciones móviles.
Si baja el peaje hay más
camiones en autopistas
En tres años, el número de
accidentes con fallecidos en el que estaban implicados camiones o furgonetas se
elevó del 11% al 14%, según el RACC. Junto a la irresponsabilidad de algunos
empresarios que continúan obligando al ejercicio de turnos sin descanso,
llegando incluso a retirar el tacógrafo y compensar la retirada del carné con
un puesto en los almacenes, según denuncia Ponle Freno, circular por vías
convencionales son las principales causas de la siniestralidad del tráfico
pesado.
Si estos vehículos circulasen
por autopistas y autovías paralelas a las convencionales habría 79 muertes
menos al año. Además, desde el RACC concluyen que se ahorrarían 11,5 millones
en combustible y 72 millones en tiempo recorrido.
En cuanto al coste de más que
supone circular por autopista, Luis Puerto, del RACC, se remite a la
experiencia piloto que se llevó a cabo en los 100 km de la autopista que une
Girona con Francia: “Bajó el coste del peaje en un 50% para los vehículos
pesados. Esto supuso un aumento del tráfico que compensó los posibles costes
para la Administración, que no tuvo que poner ni un céntimo”.
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