El verano es uno de los
periodos donde más desplazamientos por carretera se realizan -para este año la
DGT prevé más de 89 millones- y, ante tal concentración de vehículos, el riesgo
de sufrir un accidente se incrementa. De hecho, en los últimos diez años de los
que hay datos oficiales (2006-2015) durante los meses de junio, julio, agosto y
septiembre, en los accidentes de tráfico registrados en carreteras y ciudades
fallecieron 9.251 personas, 444.783 resultaron heridas y unas 45.000 quedaron
con secuelas permanentes, de acuerdo con las cifras ofrecidas por la Fundación
Española para la Seguridad Vial (FESVIAL).
Por ello, a fin de minimizar
riesgo durante los viajes, es fundamental conocer y erradicar los malos hábitos
que disparan la mortalidad en carretera, así como tener en cuenta una serie de
12 consejos elaborados por FESVIAL que tienen a pasar desapercibidos. Estos van
más allá del uso del cinturón de seguridad o no beber alcohol antes de
conducir, y se antojan esenciales para reducir el número de fallecidos en
accidentes de tráfico, el cual se incrementó por primera vez en 13 años en
2016.
1.- Viajes en grupo. Es
frecuente en verano salir de viaje con familiares y amigos en varios coches. En
ese caso se suelen disparar algunas conductas de riesgo, entre las que destacan
los adelantamientos precipitados para intentar ir todos juntos. Se puede ir a
un ritmo similar, pero no pretender circular juntos en cada momento.
2.- Horario de ruta. Es un
error grave y frecuente medir el trayecto en tiempo y no en kilómetros, y
ponerse una hora fija de llegada al lugar de destino final, ya que si se ve que
ésta previsión no se cumple, los conductores tienden a incrementar las
conductas de riesgo, en especial la velocidad y los adelantamientos peligrosos.
¿En qué Comunidades Autónomas hay más radares?
3.- Los momentos de mayor
riesgo. Es importante saber que hay más riesgo de accidentes de tráfico en las
salidas vacacionales que en el regreso, debido a la fatiga con que muchas veces
se comienza el viaje. Son especialmente peligrosos los kilómetros finales del
trayecto, cerca del destino. Ello se debe a la acción acumulada de la fatiga y
hechos, poco mencionados, como el aplazamiento de necesidades fisiológicas
hasta llegar al destino. Esto da lugar a un fuerte estrés y precipita las
conductas de riesgo.
4.- Alerta del conductor y
fatiga. En un estudio realizado por FESVIAL con 200 conductores a los que se
les pusieron electrodos para medir su actividad cerebral mientras conducían, se
descubrieron varios detalles como que un conductor fatigado duplica el número
de distracciones, aumenta su tiempo de reacción, comete más errores y mira los
retrovisores y las señales de tráfico cuatro veces menos que un conductor
descansado.
Hay que poner especial
alerta si conduciendo notamos que nos vamos hacia el centro de la carretera,
nos movemos mucho en el asiento, se nos duermen los brazos, cambiamos de
velocidad de manera innecesaria, notamos picor de cabeza o no recordamos lo que
ha pasado en los últimos kilómetros. Son claros síntomas de que estamos bajo
los efectos de la fatiga. Lo siguiente es el accidente.
5.- Las horas de más peligro
de accidente. Hay que evitar conducir entre las dos y las cuatro de la tarde y
durante la noche. Por la noche en mucho mayor la posibilidad de sufrir un
accidente, especialmente entre las dos y las cinco de la madrugada y al
amanecer. Los accidentes nocturnos son mucho más graves que los diurnos, en
parte debido al sueño y en parte a que durante la noche se pierde más de un 70
% de la visión. Además, en caso de siniestro, por la noche el rescate es más
complicado.
6.- Objetos peligrosos en
los asientos. Llevar en el asiento un respaldo con bolitas, un cojín, o una
toalla cuando se viene de la playa, puede ser mortal. Se produce el denominado
efecto submarino: el conductor pierde adherencia con el asiento, se desliza por
debajo del cinturón, se estrella contra el salpicadero o la zona de pedales,
produciéndose graves lesiones de espalda, pelvis, fémur y heridas internas
graves, ocasionando una de las muertes más dolorosas.
Tampoco hay que llevar la
ventanilla del coche medio abierta, en caso de accidente, el cristal puede
convertirse en una guillotina mortal.
7.- Los peligros de los
atascos y las retenciones. Es importante saber y prever que los atascos generan
mucho estrés en los conductores, alteran la atención y se potencia notablemente
la agresividad. En todo caso, el mayor riesgo se produce cuando se acaba la
retención, ya que muchos de los conductores para recuperar el tiempo perdido,
disparan la velocidad y realizan adelantamientos peligrosos.
8.- El riesgo de ponerse el
cinturón en marcha. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), el invento
del cinturón es comparable a la vacuna. Pero este sistema es para manipularlo
con el coche parado. Se ha comprobado que una de las causas frecuentes de
accidentes de tráfico, inexplicables por distracción y pérdida de control del
vehículo, está en ponerse el cinturón en marcha o intentarlo precipitadamente
cuando vemos a la Guardia Civil o a la Policía. No olvidemos lo que significa
una distracción a 120 km por hora: se recorren 33 metros por segundo y es como
caerse desde el piso 16.
9.- Discutir mientras se
conduce. Hay muchos estudios que indican que las situaciones de estrés fuerte
como un divorcio, la pérdida de un ser querido o un despido laboral, pueden
duplicar la posibilidad de un accidente grave. También sabemos que las
discusiones cuando se conduce son un grave riesgo: alteran la atención,
incrementan el estrés y la agresividad, aumenta el tiempo de reacción y puede
disminuir nuestra percepción del entorno en más de un 50%.
10.- Atentos al de delante.
En las grandes salidas vacacionales y el verano, las retenciones son frecuentes
y ello da lugar a alcances en cadena verdaderamente brutales y que pueden ser
muy graves si no se lleva correctamente el reposacabezas. Un golpe a solo 50
Km/h ejerce una fuerza en nuestro cuello de entre 180 y 300 kg.
El efecto mirón ante un
accidente o avería suele ser otro desencadenante de alcances. También cuando el
vehículo que va delante frena bruscamente al ver un radar, fijo o móvil, y
luego al pasarlo aceleran... La única manera de evitar estos accidentes es mantener
la distancia de seguridad.
11.- Carreteras secundarias:
un extra de atención. Con la proliferación de las autopistas y autovías, los
conductores desconocen los secretos y peligros de las carreteras secundarias.
En estas vías los riesgos son muchos e impredecibles y por ello se requiere un
extra de atención y alerta. De todos los peligros de las vías secundarias uno
de los más graves es el del adelantamiento, una maniobra que cada vez se conoce
menos y que es extremadamente peligrosa. En un choque frontal a 80 km/h el
riesgo de muerte es ya de un 70 por 100. Además un dato preocupante: casi un
20% de los conductores reconoce haber acelerado alguna vez cuando se les
adelantaba.
12.- Los conductores
ocasionales, un peligro en verano. Es este un hecho muy importante del que se
habla poco. Hay aproximadamente un 53% de los conductores que utilizan el coche
a diario. Frente a estos hay un 41% que conduce de forma ocasional. Estos
conductores tienen un 40% más de posibilidades de tener un accidente, especialmente
en verano, por la falta de costumbre del uso del vehículo y por su poca
práctica en las situaciones de riesgo habituales del tráfico.
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