Llega el
verano, ¿cómo me afecta el calor al volante?
Hace unos
años, la Universidad de Wuppertal en Alemania realizó un estudio para
determinar la relación entre la temperatura y la conducción. Los resultados
concluyeron que el calor precipita a los conductores a tomar decisiones
equivocadas, aumenta su tiempo de reacción e incluso su agresividad y son más
propensos a cometer errores al volante.
Las
conclusiones extraídas mostraban una relación directa entre el riesgo de
accidente y la temperatura del habitáculo. Así, el número de accidentes aumenta
un 11% en lugares con 27 ºC, y llega hasta hasta un 22% a 32 ºC.
Con esta
situación de partida, es evidente que el confort en el interior del habitáculo
influye significamente en nuestra seguridad en la carretera. Sin embargo, el
sistema de climatización es uno de los grandes olvidados en las revisiones
periódicas que hacemos de nuestro vehículo.
Al año se
puede perder de manera natural hasta un 10% del gas refrigerante que hay en el
sistema. Con ello se corre el peligro de sufrir daños en el compresor. Lo mismo
ocurre si en el sistema de climatización hay demasiada humedad. Por ello, a los
tres años la potencia de refrigeración puede decaer de manera notable.
Además,
una fuga de gas refrigerante provocada por un aire acondicionado averiado (no
estanco) o con un mantenimiento incorrecto (aumento del consumo de combustible)
supone una carga para el medio ambiente.
La
experiencia ha demostrado que con un mantenimiento preventivo periódico del aire
acondicionado se evitan posibles daños y las consiguientes costosas
reparaciones.
Ahora que
se acercan las vacaciones, pasaremos más tiempo en el coche en largos
desplazamientos, sometidos a las altas temperaturas del verano. Por eso es
conveniente asegurarse de que todo está en orden.
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