Tesla empezó a producir una nueva versión
rediseñada de su popular berlina eléctrica Model S. El superventas de la
compañía californiana experimenta un lavado de cara para acercar su imagen
exterior a la del resto de modelos que conforman su gama. Este es el primer
cambio en el diseño del exitoso modelo desde su lanzamiento en 2012.
El nuevo diseño del Model S elimina la parrilla delantera
que ostentaba hasta ahora el vehículo. Este elemento es una característica
propia de coches con motor convencional, ya que su función es facilitar la
refrigeración del motor; pero puesto que los automóviles de Tesla, 100%
eléctricos, no necesitan dicha refrigeración, la firma que dirige Elon Musk ha
decidido prescindir de esta pieza en el rediseño.
De esta forma, el nuevo diseño acerca al Model S a
otros modelos de la gama como el crossover Model X o el flamante Model 3, que
tampoco tienen parrilla delantera.
Por otro lado, la nueva versión del Model S también
monta faros de LED adaptativos que la anterior no tenía. Y, como no podía ser
de otra forma, seguirá contando con toda la tecnología de la que presumía
Tesla, incluida la función de piloto automático.
Pero además de sufrir esos leves cambios, Tesla Motors
ha aprovechado para acompañar al rediseño con una subida en el precio del Model
S, al que, una vez presentado el deliberadamente más asequible Model 3, quieren
posicionar como un modelo aún más de alta gama. El nuevo precio de partida es
ahora de 71.500 dólares, 1.500 dólares más que la versión anterior.
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